10 INCONGRUENCIAS DOCENTES

lunes, 30 de mayo de 2016
Eso que viene a llamarse la democratización (inexistente) de la aulas, enfrentada a una malentendida jerarquía del profesor, es más que patente en las incongruencias, que podríamos también llamar prerrogativas o privilegios, de las que disfrutamos los docentes.

Tan sólo hace falta ver la cantidad de situaciones que diariamente se dan en un centro educativo donde el profesorado no tiene que dar explicación alguna a sus alumnos mientras si que puede exigir justo lo contrario de lo que predica. Por no hablar de las circunstancias donde el confort del docente está por encima del de sus alumnos por algún tipo de disfunción social heredada y de la que no protestamos.


El listado de incongruencias que cometemos -sin duda me incluyo- como docentes podría ser muy largo, pero me quedo con aquellas más palmarias que como alumno o profesor he atestiguado:

  • Demandar trabajo en equipo, coordinación y transparencia para acabar actuando como el profesor llanero solitario de la escuela. 
  • Exigir una fecha de entrega en los trabajos a los alumnos y no respetar unos tiempos mínimos de corrección o dignarse a rectificar un fallo en la calificación o una errata en el enunciado de los exámenes.
  • Poder criticar libre y abiertamente el trabajo y el comportamiento de un alumno y no poder resistir ningún comentario -de cualquier tipo- sobre tu práctica docente por parte de alumnos, compañeros o equipo directivo.
  • Disfrutar de un servicio de comedor con platos a elegir (helado inclusive) mientras los alumnos deben terminarse el menú único del día, a la vez que tenemos la silla más cómoda del aula o trabajamos con el ordenador de clase más potente o una sala exclusiva (casi VIP) con aire acondicionado. 
  • Llegar tarde o faltar a clase sin necesidad de ofrecer ninguna disculpa o justificación a tus alumnos o a los responsables del centro educativo habiendo incluso olvidado los materiales o donde nos quedamos en la sesión anterior. 
  • Poder soltar algún improperio a discreción y no permitir un lenguaje coloquial o el tuteo de los alumnos; requisar móviles a mansalva para después hacer uso (¿educativo?) del mismo en cualquier reunión o sesión formativa para profesores.
  • Quejarse del trabajo "extra" que hay que realizar en casa y mandar deberes a los alumnos o poner exámenes para justo después de un puente festivo o unas vacaciones.
  • Exigir respuestas exactas y concisas en los exámenes y luego corregirlos con un solucionario delante sin dejar pasar ni un punto ni una coma al alumno redactor.
  • No aceptar el corto y pego en los trabajos entregados para luego calcar las programaciones de las editoriales de los libros de texto año tras año, o utilizar powerpoints insufribles con los párrafos fusilados de algún manual o, peor aún, de otro docente y sin mencionar su autoría. 
  • Reivindicar equidad y respeto al alumnado (¿valores universales?) para acabar prestando atención sólo a los "buenos" alumnos que no crean problemas sin empatizar o atender las situaciones personales, además de etiquetar y valorar alegremente las competencias de cualquier estudiante. 
En los tiempo que vivimos ya no tiene sentido la llamada "obediencia ciega" ni una jerarquía donde un supuesto superior lleva las riendas del aula de un modo autosuficente. Está más que demostrado que un buen clima en el aula, una participación activa del alumno y un trato de tú a tú con el profesor/a de turno, es beneficioso para el aprendizaje y es una forma de prevenir problemas de comportamiento en clase. No podemos confundir el respeto al que todos nos debemos con las incongruencias que, día a día soportan y por temor callan, nuestros alumnos. Más que nada porque a todos nos gustan los helados...

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EL COMMUNITY MANAGER EDUCADO Y EDUCATIVO

viernes, 20 de mayo de 2016
¿Cuáles son las funciones de un Community Manager (CM)? La siguiente definición, extraída del blog de Claudio Russo, es perfectamente trasladable a cualquier organismo público o centro educativo: "Un CM es un profesional especializado en herramientas 2.0, encargado de gestionar las redes sociales y la comunicación de una marca en Internet, o sea, la voz de la empresa antes sus consumidores y la voz de esos ante la empresa".

Lo que me sorprende, no sé si por falta de profesionalidad o descortesía, es la escasa interacción de muchas instituciones públicas - escuelas y colegios inclusive- presentes en las redes sociales (Twitter, Facebook, Instagram, etc.) No entiendo aquellos perfiles profesionales que sólo retuitean o marcan como favorito los halagos que se hacen a la entidad que gestionan dejando sin respuesta cualquier críticas, comentarios o consultas que puedan recibir. El buen talante y consideración en el trato son actitudes mínimamente exigibles a cualquier Community Manager.

COMMUNITY MANAGER EDUCACIÓN CENTROS EDUCATIVOSNo es difícil ver casos  por las redes que destilan falta de tacto a la hora de dar una respuesta públicamente sin tener en cuenta unas normas mínimas de educación: responde si te interpelan, saluda en cualquier comunicación y trata todos los asuntos personales de forma privada y no públicamente. No podemos perder de vista que detrás de cada cuenta hay una persona, madre, padre, alumno... que desea ser tenido en cuenta, que le escuchen o que le den una respuesta por mínima que sea.

Por otro lado, los centros educativos, así como  las instituciones públicas y sus dirigentes, pueden hacer un uso de las redes más allá de la mera difusión de las bondades de sus actos. Además de fotos o vídeos más o menos resultones, las redes sociales nos dan la posibilidad de argumentar públicamente una línea de trabajo o las decisiones que afectan a usuarios y ciudadanos. Quedarnos en los "likes" sin aportar valor resulta cansino hasta para los seguidores más forofos. Los centros educativos podemos aprender mucho de la gestión de algunas empresas: Leer post: "5 casos de éxito en Twitter".

Entiendo que es difícil, sobre todo en los centros educativos, disponer de un responsable cualificado y con tiempo disponible para interactuar en las redes y generar contenidos a la vez que detecta y difunde información relevante para su centro y el profesorado. Aún así, además de ciertos conocimientos técnicos, es exigible un mínimo de amabilidad, empatía y sentido común. El Communty Manager es una figura más relevante de lo que pensamos ya que está representando a la empresa o institución para la que trabaja; debe cuidar al máximo cualquier opinión, mensaje o imagen que se difunda. Ser atrevido/a no tiene que ir reñido con mostrar atención al mensaje que trasladamos a nuestros receptores.

Independientemente de ello, las redes también pueden servirnos para que nuestros alumnos o usuarios participen en ellas, creen contenidos, se responsabilicen de lo que publican y aprendan a cuidar su identidad digital. En la actualidad no tiene sentido un enfoque unidireccional de las redes como mero tablón de anuncios o estrategia de marketing. Por suerte, pese a las críticas que se puedan recibir, disponemos de un espacio que sirve de debate, autocrítica y contacto directo con alumnos, familias y otros docentes. Las redes, gracias a su diversidad, son una herramienta idónea para educar en la convivencia y el respeto virtual o real. Profundizar en ellas, compartir recursos, valorar lo que nos aportan y no centrarse en lo superficial también es tarea del community manager y de cualquier docente que haga uso de Internet y de las redes sociales.

photo credit: diálogo en pandilla via photopin (license)

EDUCAR CON PERISCOPE

lunes, 16 de mayo de 2016
Los más viejunos aún recordamos como era chatear con aplicaciones IRC o vía Telnet en pantallas negras con caracteres blancos o verdes. Unos chats muchas veces anónimos que te conectaban con los todavía escasos usuarios de lugares remotos con acceso a Internet y que se ubicaban normalmente en universidades; nada espectacular hoy en día pero muy curioso para una generación que no disponía de teléfonos móviles.

PERISCOPE AULA CENTROS EDUCATIVOSEn la actualidad, pese a estar ya curados de espanto, las redes sociales y las formas de comunicación a través de Internet siguen avanzando y añadiendo nuevas posibilidades. Unas posibilidades que, al igual que la dinamita, tienen aplicaciones muy diferentes. Y eso me parece que ofrece Periscope: una aplicación de fácil uso para comunicar y retransmitir vídeo en directo -streaming-  desde un teléfono móvil en cualquier lugar.

Así contado todo parecen ventajas, pero sólo hace falta bajarse la aplicación en el móvil, comenzar a indagar en ella y toparse con multitud de retransmisiones online de jóvenes y adolescentes desde su casa, en la calle o incluso durante los descansos de la escuela. A su vez, puedes leer las interacciones de los usuarios que en ese momento se dedican a saludar o a lanzar improperios al protagonista de la retransmisión. Estamos ante una suerte de gran hermano televisivo donde cualquiera dispone de una cámara para emitir su vida en directo a cualquier lugar del mundo y donde todos pueden meter baza.

El problema radica, aunque que las grabaciones suelen almacenarse un máximo de 24 horas, en los peligros para la identidad digital de aquellos que graban sus vídeos y los emiten en directo o en diferido, así como el rastro que dejan los usuarios que participan en vídeos de cualquier tipo que puedes entrar a visionar a propósito o accidentalmente. No es complicado para cualquier usuario avezado descargarse y guardar uno de estos vídeos ya retransmitido.

Entiendo que no tiene ningún sentido prohibir el uso de este tipo de aplicaciones que, al igual que Whatsapp, Twitter, Instagram, Snapchat o Facebook, son utilizadas principalmente como medios de comunicación, relaciones sociales y entretenimiento. Lo que si urge es educar en el uso de estas aplicaciones. Para ello, como docentes, ya que seguramente no lo harán sus padres, debemos estar al tanto del funcionamiento de las nuevas herramientas que van surgiendo y sensibilizar hacia un uso responsable.

Podemos comenzar poniendo ejemplos de malos usos en la red; no etiquetar imágenes o vídeos con el nombre de otros usuarios, utilizar nicks o apodos en lugar del nombre y apellidos reales, dar a conocer las normas de uso para mayores y menores de edad y, sobre todo, incidir en el necesario respeto a los demás y a uno mismo. Y, de paso, dar a conocer otros usos educativos o profesionales que este tipo de aplicaciones nos permiten: ver guía básica de uso de Periscope y algunas aplicaciones comerciales de Javier Manzaneque.

Incluso, en los centros educativos, podríamos utilizar Periscope para:

  • Transmitir cualquier acto público de la escuela y difundirlo por las redes sociales.
  • Organizar algún evento en directo donde alumnos u otros usuarios puedan interpelar a un invitado.
  • Retransmitir alguna clase magistral o sesión especial.
  • Emitir clases para educación a distancia, online o semipresencia o retransmitir clases para alumnos que por cuestiones de salud o distancia no puedan desplazarse al centro.
  • Organizar alguna sesión de consultas para nuestros alumnos sobre la materia programada.
  • Permitir que los alumnos muestren su trabajo en tiempo real en el aula a un público cerrado (por ejemplo, sólo a familiares) o en abierto. 

Insistir en la identidad digital de los más jóvenes debe ser uno de los objetivos principales de los educadores. Cada día es más fácil ir dejando huella en la red; una huella que puede ser imborrable y capaz de alterar tanto negativa como positivamente el futuro de nuestros jóvenes alumnos. Ahora, ya sabes, pégate una vuelta por Periscope y luego me cuentas...

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EDUCACIÓN EUROPEÍSTA, ERASMUS Y AQUELLOS MARAVILLOSOS AÑOS

lunes, 9 de mayo de 2016
A finales de los años ochenta del siglo pasado, cuando muchos de nuestros alumnos aún no habían todavía nacido, se gestó desde la Unión Europea y con mucho acierto el programa Erasmus. Un plan que facilitaba entonces únicamente la movilidad de los estudiantes universitarios de los estados miembros.

Personalmente pude disfrutar de una de esas deseadas becas Erasmus, que aún no estaban tan de moda a principios de los noventa y que tampoco requerían muchas exigencias académicas, tan sólo desear irse a algún punto de la geografía europea si la puntuación personal no daba para mucho. Eran años donde se estudiaba y veía con interés el proceso de unión política y monetaria de la antigua Comunidad Económica Europea. Una etapa que a los jóvenes españoles nos acercaba e igualaba a otros jóvenes europeos permitiéndonos conocer la realidad académica y cultural de otros países.

ERASMUS DÍADEUROPA EDUCACIÓN FPGracias a esta movilidad pudimos ampliar las perspectivas y, a los que teníamos poca vocación por los estudios universitarios que cursábamos, nos acercaba a otra forma de aprender y evaluar que incluso nos parecía demasiado fácil para unos estudiantes españoles acostumbrados a empollar manuales de un grosor relevante. Pasamos de sólo hincar codos durante noches, a saber trabajar con otros jóvenes europeos, realizar presentaciones, colaborar en pequeños grupos y utilizar el ordenador en unos años que se usaba para poco más que la consulta de la base de datos de la biblioteca.

Los meses que duraba la beca Erasmus, mucho más exigua que actualmente, disfrutamos de ese espíritu europeísta y de convivencia que nos hacía mirar con ilusión la posibilidad de poder trabajar en un país extranjero sin trabas y sin ningún tipo de discriminación. Incluso veíamos como una panacea la posibilidad de la moneda única, que se antojaba la única diferencia real entre los jóvenes de la UE.

Y, ¿dónde ha quedado ese espíritu europeísta? Hoy en día se multiplican las ayuda a la movilidad de estudiantes y profesores, el actual programa Erasmus+ está dotado de un presupuesto millonario y cada vez mayor, pero mi sensación es que los jóvenes sienten desapego hacia las instituciones europeas y hacia ese proyecto en común que es la Unión Europea. No sé si se debe a falta de educación al respecto, donde sólo se suele trabajar el aburrido tema de los organismos de la UE, o por la indiferencia que provocan unas políticas europeas donde los ciudadanos parecemos no contar para nada. Por no hablar de la falta de solidaridad y valores comunes a los que nos hemos acostumbrado con el tema de los refugiados, los inmigrantes o la crisis económica de los llamados países del Sur (esos que algunos llaman PIGS).

Percibo también falta de ilusión por estudiar en otro país, o incluso como se denigra la posibilidad de trabajar y formarte profesionalmente en el extranjero como si fuera una obligación y no una posibilidad más que nos permite la ciudadanía europea. Creo que nos sigue faltando educación, dirigida a los más jóvenes, donde se fomente la necesidad de conocer otras culturas, idiomas y formas de trabajar, más aún en unos años donde nuestros alumnos tienen menores responsabilidades familiares y personales y pueden permitirse más fácilmente un cambio de residencia. Afortunadamente, hoy día existen programas que abarcan todas las etapas educativas, para docentes y alumnos en edad escolar, Formación Profesional, Adultos, universitarios... Tan sólo hace falta una buena orientación y mucha educación para que nuestros jóvenes perciban Erasmus como una enorme posibilidad que mejorará su empleabilidad y supondrá un crecimiento personal.

Porque estudiar o trabajar en otro país aporta mucho personalmente y supone un aprendizaje vital difícilmente alcanzable en cualquier programa académico. Sigamos insistiendo a nuestros alumnos, y no sólo el en #DíadeEuropa, en las posibilidades de programas como el Erasmus que ayudan a su vez a construir un proyecto europeo en horas bajas.

photo credit: Galway City, Galway, Ireland via photopin (license)

¿QUÉ SIGNIFICA INNOVAR EN EDUCACIÓN?

¿Qué significado le estamos dando en educación al término innovar? ¿se nos está yendo de las manos tanto curso, feria o concurso educativo presuntamente innovador? ¿tiene sentido que haya tantas definiciones de innovación como centros educativos o docentes? ¿estamos pecando de escaparatismo y superficialidad en el aprendizaje o hemos caído en las garras de un malentendido marketing? ¿sólo con la voluntad es posible alcanzar una innovación valiosa?

Me da la sensación que los estamos en este barco llamado enseñanza navegamos con frecuencia a golpe de timón. Seguimos sin rumbo fijo o al menos perdemos de vista lo realmente importante: lograr una educación que inspire. Muchos estamos de acuerdo en que la educación debe evolucionar más rápido y no sólo a nivel de uso de herramientas tecnológicas; sin embargo se sigue insistiendo en la innovación como un ranking de mayor o menor utilización de dispositivos o aplicaciones TIC sin tomar en cuenta aspectos más importantes como la formación del profesorado o la definición de un proyecto de centro que permita el trabajo codo con codo de sus profesores.

innovar educación FP Innovación

Entiendo igualmente que la mayor innovación está en la mejora de mi trabajo como docente. Renovarme como profesional exige un autocuestionamiento permanente de la práctica educativa. Innovar para mi supone rectificar, eliminar o añadir aquello que hago curso tras curso. Innovar me supone darme cuenta de donde meto la pata, donde debo indagar más para conectar con los alumnos y profundizar en mi materia.

El profesor innnovador es al fin y al cabo un tipo implicado que no rehuye al alumnado, lo busca. Es fácil innovar si conocemos nuestras fortalezas personales y las aplicamos en el aula; cada uno de nosotros somos buenos para algo, pero tal y como nos enseñaron, solemos acabar inmersos en la mediocridad de unos contenidos o en el tedio de unas jornadas escolares repetitivas. Descubrir esas fortalezas o potenciarlas, ayudarnos o servirnos de los compañeros y sentirse parte de un proyecto común, son las mayores innovaciones que disfrutarán nuestros alumnos. Porque no olvidemos que lo normal sigue siendo lo de siempre: evaluación basada en exámenes finales, calificaciones numéricas (con decimales, por supuesto) desde bien pequeños, cientos de horas en un aula, deberes repetitivos, escasa conexión entre las materias y profesorado, personalización insignificante del aprendizaje...

No se trata de intensificar el uso de las TIC o volver a la clase magistral. La disyuntiva no es esa. Actualizarse o morir tampoco es la cuestión principal. Creo en la innovación como un proceso personal donde te das cuenta de las prioridades, donde eres capaz de ver tus propios fallos y seleccionar lo que realmente importa para tus alumnos. Los años de ejercicio profesional sólo aportan innovación si se trabaja con los ojos abiertos en el aula, en los pasillos de la escuela, en los blogs educativos y mirando siempre con ganas de mejora, sin autosuficiencia. ¡Y siempre hay recorrido en la mejora personal!

Tengo realmente claro que mis blogs, aplicaciones, dispositivos no innovan absolutamente nada si no tocan la fibra de los alumnos, si no despiertan un mínimo deseo por aquello que les interesa o al menos sienten que son buenos en algo concreto. Y ahí creo está la mayor dificultad: transmitir y hacer sentir a un mismo tiempo con la ayuda de las herramientas que tenemos al alcance. El resto puede esperar.

photo credit: Intelllectual Property Innovation via photopin (license)

¿HAY UN MODELO DE FP?

miércoles, 4 de mayo de 2016
Parece evidente que la educación y la Formación Profesional va a seguir dependiendo de los vaivenes políticos, elecciones y las distintas ideologías que gobiernan ahora y en un futuro nuestro país y sus comunidades autónomas. Da la sensación que la FP se ha convertido en una frase más del argumentario político y no se quiere apostar verdaderamente por un modelo consensuado, realista y atrevido. Porque la realidad nos da a entender justo lo contrario de lo que se pregona, pero a su vez no costaría tanto lograr esa mejora deseada.

Es triste que los centros educativos no puedan realizar planes a medio o largo plazo porque dependen de la estabilidad de unas plantillas con demasiados interinos en los centros públicos o de la falta de flexibilidad de los centros concertados que no pueden ofertar títulos nuevos ante las incertidumbres que destilan las administraciones públicas.

No sería tan complicado apoyar a los centros de Formación Profesional dando un soporte, no sólo económico, sino a través de estímulos que favorezcan la flexibilidad en las titulaciones, cierta libertad en los módulos a impartir, propuestas metodológicas actuales, un mayor contacto del profesorado con el mundo productivo y empresarial, así como una formación dual real a través de becas o salarios para los alumnos. Un apoyo que tenga como base un modelo definido y consensuado entre los diferentes sistemas de FP que funcionan en cada comunidad autónoma.

Seguir priorizando la necesidad de unas competencias lingüísticas del profesorado, a través un nivel de inglés y una supuesta capacitación sobre todas las demás cuestiones, me parece un error de base. Encuentro mucho más relevante que el profesorado pueda seguir actualizando su formación técnica y pedagógica o su experiencia profesional, sin menospreciar la necesidad de que nuestros alumnos adquieran un buen nivel de inglés técnico sin necesidad de trabajar la gramática básica.

También sugeriría incentivar la relación entre centros de formación profesional, a nivel público y concertado, espacios donde compartir buenas prácticas e instrumentos que doten a la FP de centros de referencia donde todos podamos aprender unos de otros. Es evidente que la existencia de centros concertados es una necesidad, no tan sólo para evitar el asfixie económico y  mantener la oferta formativa de dichos centros, sino también para evitar la pérdida de unos conocimientos y formas de trabajar que se han ido gestando a lo largo de muchas décadas.

No podemos perder más tiempo en enfrentamientos entre una y otra red, pública y concertada, sino más bien debiéramos fijar la atención en un modelo claro de Formación Profesional, exigente con todo el profesorado pero con estabilidad en las plantillas docentes a la vez que con una mayor flexibilidad en los currículos de cada ciclo formativo. Se necesitan centros con recursos que puedan aportar un aprendizaje actual y diferenciado a cada alumno; unos alumnos que necesitan estar a la última tecnológica y técnicamente con la ayuda de un profesorado motivado, implicado y con una misión clara que le traslade su centro educativo y las administraciones públicas. Se precisan centros con recursos y sin constantes cambios de rumbo, a causa de la política educativa, que no hacen más que perjudicar la docencia del profesorado.

Si no tenemos claro hacia donde vamos, considerando a todos los sectores implicados -centros educativos, docentes, empresas, administración- difícilmente podremos establecer un modelo de Formación Profesional avanzado que pueda asumir los cambios actuales y las necesidades que demandan los sectores productivos de cada región.

Más artículos personales sobre FP en este blog.


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