LOS NUEVOS MÓDULOS DE LA PRÓXIMA FP

miércoles, 7 de junio de 2023

NUEVOS MÓDULOS NUEVA FP

El borrador por el que se desarrolla la ordenación del Sistema de Formación Profesional, de modificación de determinados Reales Decretos por los que se establecen títulos de Formación Profesional de grado superior, apunta ya a un cambio significativo en las enseñanzas mínimas de los ciclos formativos de grado superior a implantar a partir del curso 2024-2025.

Los cambios principales implican la eliminación de los siguientes módulos profesionales:

Formación y orientación laboral (FOL)

Empresa e iniciativa emprendedora (EIE)

Formación en centros de trabajo (FCT)

Inglés


Además, el módulo de “Proyecto”, se pasará a denominar como “Proyecto intermodular”. Mientras que, por otro lado, aparecen nuevos módulos profesionales:

Inglés Profesional

Itinerario personal para la empleabilidad I

Itinerario personal para la empleabilidad II

Digitalización aplicada a los sectores productivos

Sostenibilidad aplicada al sistema productivo

Módulo profesional optativo (podrá cursarse durante uno o dos cursos)



A primera vista podemos prever ciertos inconvenientes con el nuevo módulo de Inglés Profesional; un módulo que choca con el esfuerzo (poco acertado a mi parecer) del multilingüismo en los ciclos formativos. Son muchos los centros educativos que ya imparten módulos profesionales en lengua inglesa, por lo que muchos resultados de aprendizaje y criterios de evaluación se ven solapados con ese nuevo módulo. Por no mencionar la poca carga horaria que significan las 50 horas estipuladas.

Respecto a los nuevos módulos de Itinerario personal para la empleabilidad, se ha querido sintetizar el módulo de FOL y EIE en dos módulos con también escasa carga lectiva.

En relación al módulo de Digitalización aplicada a los sectores productivos, con tan solo 30 horas de carga horaria, en mi opinión los resultados de aprendizaje deseados son demasiado genéricos (similar a las informáticas de antaño) y la mayor dificultad la encuentro en la obtención de materiales específicos sobre la digitalización de cada sector.

Con el módulo de Sostenibilidad aplicada al sistema productivo también, de nuevo, vemos que dispone de escasa carga horaria. Habitualmente, los módulos con pocas horas semanales tienen la dificultad de desarrollar los propios resultados de aprendizaje. La fragmentación del currículo en mayor número de módulos no ayuda a ese trabajo transversal o por proyectos que requieren los ciclos. A nivel pedagógico me parece una solución poco acertada. Además, se pierde la especialización del profesorado, siendo posible la docencia de los módulos de digitalización y sostenibilidad por cualquier especialidad docente. ¿Estamos todos preparados para dar esa formación digital o medioambiental?

 

Me parece bien la introducción de la digitalización, y que de paso se apueste por un inglés técnico o profesional en lugar de ese inglés con calzador que hemos metido en muchos módulos con la consecuente pérdida de competencias por el camino. Tampoco, ese café para todos, donde la sostenibilidad, la digitalización y el emprendimiento, aparecen fragmentados, creo que sea una buena idea por los inconvenientes que conlleva el desarrollo de la programación de módulos con escasa carga horaria semanal. 

 

También echo de menos ciertas competencias digitales, más allá de los consabidos big data, cloud o inteligencia artificial. El famoso pensamiento crítico, la desinformación, los derechos y valores universales, han sido de nuevo relegados. Lo de buenos ciudadanos, a la vez que excelentes profesionales, parece que se ha ignorado. 


Veremos cómo queda todo y qué ocurre también con los ciclos formativos de grado medio y la FP Básica.

 

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RECETAS PARA LA FORMACIÓN DEL PROFESORADO

lunes, 5 de junio de 2023

 


 

La formación del profesorado es a menudo entendida como una píldora analgésica que deseamos que tenga un efecto inmediato para sobrellevar el trastorno momentáneo. Hay quien incluso no cree en sus propiedades calmantes, los negacionistas de siempre, o aquellos que prefieren el remedio natural de la inacción. Hasta hay quienes consideran que, gracias a sus excepcionales condiciones personales, no requieren de tratamiento alguno. 

 

Los docentes, adalides del estudio diario y de los exámenes finales, podemos pretender incluso que, con unas horas de formación presencial, online o a distancia, vamos a progresar de un modo relevante. Podemos pecar de ingenuidad o tal vez de hastío. Quizás nos hemos acostumbrados a pasar una jornada mal escuchando a un ponente al que fácilmente olvidamos cuando se despide. Las lecturas previas o posteriores suelen quedar para esos pocos frikis que se flagelan con la actualización que requiere su profesión. Eso de estudiar y debatir quedó para el pasado. Los factos, como dirían nuestros estudiantes, tienen poca relevancia frente a las creencias que arrastramos. 


Solo nos faltaba adicionar mitos educativos y ocurrencias para que algunos acabaran de aborrecer la formación. Con no poca razón. Hemos sufrido píldoras formativas de dudoso origen y con los efectos secundarios que ocasiona la pérdida de tiempo. La homeopatía educativa es otra de las razones de ese cuestionamiento permanente de la formación continua. Advenedizos, distractores de lo importante, que han hecho buenos a otros chamanes de la pseudoeducación. Títulos, certificados, badges o insignias, gomets... todo ha valido para captar nuestra atención y obtener un resguardo en entredicho. Y los remedios milagrosos no existen. Lo que cuenta es ese mismo interés y curiosidad que demandamos a los discentes.


Ahora, incluso, surgen voces contra la pedagogía en favor de una enseñanza tradicional como si los pedagogos fueran una invención de hace cuatro días. Y docentes, pedagogos y formadores, hay mejores y peores, como en cualquier ramo. Más elementos para digerir con aprensión cualquier oferta formativa destinada al profesorado. Solo cabe la zanahoria del sexenio o la imposición directiva. Paradójicamente, hace falta mucha pedagogía para inculcar una necesidad de formación de calidad que mejore nuestras competencias técnicas y aptitudes pedagógicas. No hay alcance sin cierta profundidad. 


La botica de la oferta formativa abunda en competencias digitales y emocionales; pero el poso de la prescripción suele resultar escaso si no hay un seguimiento o una profundización personal. No está mal ser un contestario educativo; pero sin horas de dedicación, estudio o reflexión, los argumentos te invalidan. La autocrítica del qué poco sé es la mejor receta para afrontar cualquier jornada formativa diseñada desde el conocimiento. Y mira que hacen falta buenos farmacólogos que acierten en la composición de la oferta formativa docente que nos formulan cada curso.


Foto de lilartsy en Unsplash

OJALÁ NO ME JUBILARA COMO DOCENTE

domingo, 4 de junio de 2023

 

OJALÁ NO ME JUBILARA COMO DOCENTE

Estamos acostumbramos a oír a compañeros ansiosos por llegar a esa fecha que calcula el INSS sujeta a los vaivenes de nuestros políticos. Colegas deseosos de llegar a ese día señalado tras el cual no volverán a pisar un aula. Docentes, con distinto grado de agotamiento o ánimo, que llevan mejor o peor el intenso trabajo que supone ocuparse de decenas de chavales a los que al menos triplicas la edad. 

 

Porque la docencia, aún siendo elegida por vocación, agota cuando curso tras curso, un año detrás de otro, supone lidiar con novedades de todo tipo, y con esos alumnos que merecen un trato singular con vistas a que su aprendizaje y sus oportunidades académicas y profesionales no se vean comprometidos. Y cuando se acerca la hora del júbilo, algunos tienden a ver el presente y futuro de los educandos cada vez más negro, mientras otros mantienen la esperanza en una juventud que siempre ha sido distinta a la de sus predecesores. Cuestión de carácter, supongo. 

 

Dejar alguna huella, en esos miles de alumnos que han pasado por tu pizarra, no es tarea fácil. Damos lecciones a largo plazo y solo en ocasiones sabemos de la repercusión de las mismas. Con los años te das cuenta de lo que realmente importa; de que detrás de cada chico o chica hay una persona con sus preocupaciones, desequilibrios, posibles y distintos grados de madurez. Que está muy bien eso de llegar a la excelencia, pero que muchos necesitan de ese impulso que les ayude a caer del árbol de las inseguridades. 

 

Y la docencia, pese a que no hay máster alguno ni marco de competencia que lo certifique, es una labor para optimistas. La enseñanza necesita entusiasmo y una mirada ilusionante. Bastante fatalismo y crispación supuran las redes sociales, los medios de comunicación o la política, para pisar el aula con esa misma amargura.  Como diría Karl Popper, es obligatorio ser un docente optimista. O como explica Juan Luis Arsuaga, sobre este mismo filósofo: "no tenemos derecho a decir a nuestros hijos que han nacido en un mundo horrible cuando hay tanta gente que merece y podría ser ayudada". Y los alumnos merecen de nuestro optimismo al menos hasta el día que nos toque ser pensionistas. 

 

Otro tema, no menos importante, es si tenemos las fuerzas suficientes para llevar a cabo esta profesión a una edad avanzada. Ocupar veinticinco horas lectivas semanales a cierta edad con la energía requerida no es una tarea siempre asequible. El retraso creciente de la edad de la jubilación debiera contemplarse con alternativas a lo que supone la intensidad del aula: labores de acompañamiento a docentes noveles, tutorización de alumnos, formación del profesorado, orientación, etc. La antigüedad puede aportar activos muy valiosos en los centros educativos.


En cualquier caso, y volviendo al tramposo título de esta entrada, ojalá no me jubile todavía. Esperamos con ansia un día lejano, que se acerca inexorablemente, pero no disfrutamos de lo que nos ofrece una profesión compleja a la par que rejuvenecedora. Tener cada año a un montón de jóvenes dispuestos a escucharte es también un privilegio. Mantener sus oídos abiertos es nuestra misión. Ahora mismo, solo pienso que, cuanto más lejos tenga la jubilación, supuestamente más años de vida y profesión me quedan por delante. Disfrutémoslos. Sigamos dando buenas lecciones. Ya llegará el merecido descanso.


Foto de Giorgio Trovato en Unsplash

LA INCLUSIÓN EDUCATIVA ES RENTABLE

martes, 30 de mayo de 2023

 

LA INCLUSIÓN EDUCATIVA ES RENTABLE

Cuando hablamos de incluir al alumno supuestamente debiéramos referirnos al significado que la RAE otorga al término: Poner a alguien dentro de un conjunto, o dentro de sus límites. Ese alguien que engloba a todos y cada uno de los alumnos que tenemos en clase, nuestro conjunto, y dentro de esos límites que marcan una ratio, una forma de acceso, una etapa educativa, una localidad o una edad determinada.

 

Y la inclusión nunca ha sido una moda. Todos conocemos escuelas que invitaban (e invitan) a sus jóvenes estudiantes a darse de baja de colegios o institutos por falta de nivel o a causa de un comportamiento inadecuado. Ahora, al igual que está pasando con el feminismo, hemos llegado a caricaturizar un término, la inclusión, que simplemente nos recuerda que la escuela no debe dejar nadie atrás. El buenismo sin herramientas específicas, los mensajes simplistas, la polarización en todos los ámbitos o la adoración del pasado, pueden haber influido en una malentendida inclusión. El esfuerzo por incluir siempre ha sido una opción necesaria y adoptada por educadores y docentes aún cuando no figuraba en las leyes educativas. 


Evidentemente, requerimos recursos específicos para atender muchas de esas necesidades especiales que conlleva una aula diversa donde cuando no fallan las capacidades cognitivas de uno, la salud mental de otros se desmorona, o la inmadurez de otra se refleja en comportamientos disruptivos. Y la mayoría hacemos lo que podemos, mejor o peor, a pesar de esos medios escasos o inexistentes. Sin embargo, la intención cuenta, y, a pesar de la ineficacia e ineficiencias del sistema educativo, la mirada que ponemos sobre cada uno de nuestros alumnos es vital. Lo que no quita que sigamos demandando servicios de orientación profesionales, atención psicológica y formación pedagógica para abordar determinadas problemáticas. 


Es fácil hablar de incluir cuando no tienes a un chaval incapaz de sentarse durante más de treinta minutos a una silla; o mientras no tienes a una chica totalmente abstraída a causa de problemas personales; o si no sufres una mayoría que solo piensa en terminar la jornada escolar, salir al patio y buscar el móvil para desconectar de la rutina escolar. Lo de (casi)siempre. Y la dureza de la docencia no está en reproducir nuestros conocimientos, sino en ser capaces de transmitirlos a todos y cada uno de los alumnos, sin perder la paciencia, desde el respeto y sin cejar en el empeño; pese a los fracasos, desagradecimientos, abandonos y conflictos que surgen. Empatía y profesionalidad deben ir de la mano. 


Pese a que hablar de inclusión rentable parezca un oxímoron, no podemos dejar de recordar todos esos chicos y chicas que, tras una trayectoria escolar complicada, consiguieron, gracias al acompañamiento de sus docentes, finalizar unos estudios y emplearse dignamente. Por no hablar de aquellos que encontraron motivos para seguir estudiando y regenerar sus expectativas personales y profesionales. No hay mayor rentabilidad que lograr, como decía Philippe Meirieu en "Carta a un joven profesor", convencer a nuestros alumnos contra toda fatalidad y subvertir su propia historia.


Foto de Justice Amoh en Unsplash

LOS BLOGS HACEN LOS LABIOS

martes, 23 de mayo de 2023
LOS BLOGS HACEN LOS LABIOS

 

Como diría Lola Flores, si me dieran un euro por cada visitante a este blog, podría alcanzar la jubilación antes de hora. Bromas aparte, ya son diez años pensando en voz alta desde este espacio, blogger mediante, que comenzó como un medio de reflejar preocupaciones, lecturas, opiniones, y forma de ver la educación y esa Formación Profesional que nos ocupa a muchos docentes.

 

Han pasado por aquí unos dos millones de visitantes, meras estadísticas, entre los que seguro habrá muchos bots, turistas pasajeros de ida y vuelta o simples curiosos despistados por Google... más algún que otro u otra interesados en una simple reflexión personal o en un recurso recomendado. Gracias a este blog he podido encontrar y conocer a gente diversa y espléndida; he ampliado mi formación profesional, y, sobre todo, sigue siendo un estímulo personal y terapia para canalizar ese vapor que exhala la sustanciosa olla a presión del día a día en la escuela.

 

Los tiempos cambian y los formatos de consumo digital o analógico también lo hacen. Aún así, estoy convencido de que la lectura y la escritura, pese a la desafiante inteligencia artificial, continuará siendo una alternativa interesante para aprender, comunicar, colaborar, indignarse, reclamar, criticar, trascender, crecer, o, simplemente, disfrutar. El blog es una opción más respecto a otros medios que crecen, con mayor o menor relevancia y poso: podcasts, redes sociales, canales de vídeo... En definitiva, el blog es un buen modo para seguir creciendo a pesar de la omnicanalidad actual. Parafraseando a Irene Vallejo en El infinito en un junco: "Los habitantes del mundo antiguo estaban convencidos de que no se puede pensar bien sin hablar bien: 'los libros hacen los labios', decía un refrán romano." Lo de siempre: escribir, leer. Supongo que ser bloguero volverá dentro de un tiempo a ser algo retro y se tornará moda en un mundo digital donde los autómatas se habrán merendado la originalidad y las imperfecciones personales.

 

No pierdo la ilusión y el convencimiento de que nuestra tarea de enseñantes continua transformando vidas; de que es vital hacer pensar, leer o escribir sin importar la herramienta utilizada. Y los blogs son una más. Un artefacto que podemos usar como docentes, como alumnos, como lectores, como comunidad educativa. Quizás, el reto, ahora que aumentan los índices de lectura entre los más jóvenes, esté en fomentar y crear blogs destinados a ese público. Aunque sea a contracorriente o con ayuda de otras plataformas y a pesar de que los señores de Google siguen sin estar por la labor de modernizar blogger. Cuestión de prioridades, supongo.

 

Mientras tanto, espero seguir por aquí muchos más años y sentir ese aliento digital que, con cuentagotas, anima a escribir con cierta asiduidad. Mil gracias por pasarte por estas líneas. Nos leemos.


 

P.D. Aún más agradecido estaré si recomiendas, abres o retomas un blog y dejas un comentario por aquí. :)



Foto de FotoFlo en Unsplash

¿LOS JÓVENES NO SALEN DE CASA?

viernes, 19 de mayo de 2023

 

LOS JÓVENES NO SALEN DE CASA

La efectos secundarios de la postpandemia o la creciente atracción por la vida hogareña pueden ser alguna de las causas del inmovilismo que atenaza a muchos jóvenes. El confort digital que conlleva que prácticamente todos los hogares con hijos tengan acceso a Internet puede ser otro motivo para atrincherarse en un dormitorio que necesita no mucho más que un ordenador personal. Empezamos a correr el riesgo de importar una especie de hikikomori donde jóvenes y no tan jóvenes opten por una vida envasada al vacío. 

 

Como docentes, y como escuela, tenemos mucho que decir al respecto. Animarles a perder el miedo a lo ignorado o a vencer la falsa comodidad de su cuarto o entorno inmediato puede no entrar dentro del currículo pero es seguro una buena enseñanza. Los tiempos en los que solo queríamos huir de casa han pasado a mejor vida. La conectividad disponible 24/7 no invita a salir ni obliga a desconectarse de una familia que solía ser vista como desfasada. Ya hemos normalizado que cada uno de los habitantes de una casa disponga de varios dispositivos de uso privativo en su dormitorio. Las casas se parcelan alrededor de puntos de conexión. ¿Para qué salir del cuarto si nadie me incordia ni agobia?


Como enseñantes o profesores tutores tenemos cierta obligación moral para que aprendan a abrir los ojos. El arte, la música, la literatura o el cine son buenas aliadas para encontrar una ocasión donde hablar de otras culturas, otros países,  gente aventurera, nuevos paisajes, etc. Son muchas las novelas que podemos recomendar para que sientan esa curiosidad necesaria para lanzarse a conocer otras realidades. Por no mencionar películas fascinantes o incluso cuentas en las redes sociales o canales en YouTube que incitan a explorar otras geografías: chavales como YoSoyPlex o las clásicas guías de Lonely Planet  y las expediciones de National Geographic. Afortunadamente, siempre les queda la opción de solicitar una plaza con un programa Erasmus+ o un voluntariado europeo para abrir la mente con nuevos proyectos fuera del domicilio habitual. Aunque no hace falta comenzar como un Shackleton...


La sensación de peligro permanente, en una sociedad no más insegura que hace décadas, también hace mella en unas familias que sobreprotegen con todos los medios a su alcance; de nuevo la hiperconexión nos limita los movimientos con geolocalizadores y aplicaciones para comunicar cualquier contratiempo insignificante. Un whatsapp sin responder puede ser un drama hoy en día. La tecnología nos ha facilitado infinidad de trámites que antes eran tediosos, así como nos permite organizar cualquier ruta dejando todo bien atado de antemano; la comodidad nos impide aventurarnos y la incertidumbre no se tolera como antaño. Cuestión aparte son las dificultades económicas propias de la edad que se solían suplir con menores miramientos hacia las incomodidades de salir de casa con un presupuesto ajustado.

Además, nuestra capacidad de asombro se ha ido reduciendo. ¡Qué importante es conocer las odiseas que han sufrido otros jóvenes viajeros o personajes históricos y contemporáneos! A la vuelta de cada andadura nos damos cuenta de que casi todo permanece como lo dejamos. Nos perdemos mucha vida anhelando continuidad.


El confort que nos ofrece lo conocido es una traba habitual para no plantearse los enredos que ocasionan viajes y nuevas aventuras personales. Es necesario darles un empujón, si las circunstancias lo permiten, para emprender esas andanzas de las que seguro no se arrepentirán. La juventud y el atrevimiento deben seguir yendo de la mano. Todo no pueden ser peripecias virtuales o en realidad aumentada y bajo techo. Las experiencias vitales que reciben estudiando o trabajando en el extranjero son tan valiosas como cualquier acción formativa. Sigamos animándoles a conectar con lecturas, aventureros, migrantes y planes que les aporten mundología.


Foto de Mantas Hesthaven en Unsplash
Con la tecnología de Blogger.

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