LA FP QUE VACILA

miércoles, 26 de junio de 2024


 

El nuevo sistema de Formación Profesional es muy ambicioso. Tanto es así que, sin unos recursos y una organización académica suficientes, pueden resultar estériles los esfuerzos en su puesta en marcha. Nos podemos llenar la boca con la digitalización o el emprendimiento, o con esa necesaria evaluación formativa a través también de un trabajo intermodular mediante retos y proyectos. Pero, sin los materiales y la formación adecuada, me temo que el viaje hacia el cambio puede ser fugaz. 

 

No tiene sentido que hayan todavía centros de FP sin una conectividad a Internet suficiente, o que sean escasos los dispositivos utilizables por los alumnos, o que no se contemple una formación pedagógica dirigida a todo el profesorado con el fin de incorporar mejoras en la enseñanza. Me temo igualmente que, se trabaja de forma demasiado aislada, tanto a nivel de centro como junto a otros centros educativos; se ha avanzado al respecto pero sigo detectando un trabajo solitario donde cada uno termina haciendo lo que mejor sabe o puede. Luego vemos publicadas buenas prácticas o premios educativos que debieran ser inspiradores para otros docentes; pero sospecho también que son estrellas fugaces de un espacio inmenso. A pesar del enorme trabajo y el voluntarismo del cuerpo docente en progresar de algún modo. Un cuerpo que no quiere perder la motivación pero que solo encuentra baches en la desinformación o el desconocimiento que surgen con tantos cambios.  


Que si ahora hay que programar de un modo, que si la ley dice una cosa o la contraria, que si ahora necesitamos este u otro certificado académico, que si las competencias o los contenidos, evaluar como siempre o como nunca, que si la IA o manuscribir, etc. Parece que nos tiramos piedras contra nuestro propio tejado mientras sobrevienen los cambios. Unos cuantos leemos la nueva normativa impacientemente, mientras que otros (creo que la mayoría) solo esperan verla venir como esa invitada inoportuna a la que recibimos por cortesía. Ya se acabará marchando, piensan algunos. Yo, a lo mío. 


Con imaginación y buen criterio se puede avanzar mucho, pero luego, en el aula, sin esos recursos antes mencionados (técnicos, organizativos y pedagógicos) terminamos buscando la opción más práctica o ese cómodo espacio donde nadie pueda interpelarme por mi trabajo. A estas alturas del curso, con las vacaciones casi en ciernes, solo nos queda cerrar los ojos como si anduviéramos subidos a una montaña rusa sobre la que buscamos no marearnos. Ya llegará el vagón. Aunque sea vacilando. Cerraremos los libros, plegaremos las nubes y las reuniones engrosarán nuestra desmemoria. Pasará el verano y, de nuevo, casi todo dependerá de esa actitud, aspiraciones y esfuerzo (sobre los que tanto sermoneamos al alumnado) de cada uno de nosotros. Con suerte, la red wifi habrá mejorado o nuestra aula tendrá dispositivos renovados; mientras, los nuevos estudiantes, no tendrán ni idea de leyes actuales o del incordio que nos provoca una deficiente aplicación de la ley. 


Foto de Elle Edwards en Unsplash

EVALUACIÓN FORMATIVA Y... JUSTA

sábado, 22 de junio de 2024

 

evaluación formativa y justa

¿Los alumnos aprenden a pesar nuestro? Entiendo que sí. Lo que no quita importancia a la labor del profesorado a la hora de estimular el aprendizaje o facilitar la comprensión de la materia abordada. Luego viene nuestra tarea evaluadora donde, supuestamente, con los instrumentos de evaluación seleccionados nos centraremos en medir de un modo objetivo el aprendizaje alentando el progreso personal del estudiante. La confusión viene cuando centramos nuestros esfuerzos en el cálculo de esa calificación final que conlleva una evaluación sumativa al uso y nos dejamos en el camino esa competencia de ser curioso y buscar el aprendizaje a lo largo de la vida. Quizás sea esta última la competencia clave en el desarrollo personal y profesional de cualquier alumno. 


Los imponderables que brotan como setas a lo largo de un curso son numerosos. Y, el propósito de objetividad y aliento antes aludidos, no siempre encuentra su horma en la práctica docente. Podemos programar e incluir decenas de instrumentos evaluadores, o diseñar extensas interminables hojas de cálculo, pero, de nuevo, todo ello no garantiza el aprendizaje de los estudiantes. Incluso, a menudo, obstaculizan nuestra práctica docente con innumerables cálculos de escasa utilidad y nula trascendencia en el comportamiento del estudiante. Ese desglose pormenorizado de criterios de evaluación, con decenas de subapartados y porcentajes, poco significan para un alumno que, al fin y al cabo, suele acabar fijándose únicamente en su calificación final. La fuerza de la costumbre de nuestro sistema escolar. ¿La alternativa? Diseñar menor numero de actividades de aprendizaje pero con una mayor profundidad y ofreciendo siempre la oportunidad de revisión y reentrega por parte del alumnado. Hablamos de la famosa y discreta evaluación formativa que sigue lidiando en las aulas para hacerse un hueco en ellas: checklists, rúbricas, revisiones entre pares, buenas preguntas en clase, feedback efectivo, etc. 

 

Luego, en cada etapa educativa, la evaluación de las competencias a las que aluden las distintas normativas la lleva a cabo el profesorado decidiendo si se han logrado los objetivos y en qué grado se han adquirido. El problema o el error vienen cuando confundimos evaluación con calificación; siendo esta solo una parte y centramos nuestras prácticas en la nota final (muy típico en el Bachillerato). Además, podemos incurrir en prácticas injustas cuando planteamos nuestra evaluación basada en unas pruebas finales que, si luego son superadas con éxito, tenemos la obligación de reflejar la nota obtenida en el boletín correspondiente. Incluso, en lugar de ser objetivos con los logros alcanzados, minoramos esa calificación en función al esfuerzo que atribuimos al estudiante o nos atrevemos a valorar su actitud a lo largo del curso como parte de esa calificación "objetiva". Por no mencionar las minoraciones de las calificaciones por cuestiones formales, ortográficas o gramaticales (eso debiera evaluarse aparte y nunca de modo que reste en la puntuación final) o esos exámenes que se archivan sin haber sido corregidos y revisados junto a los alumnos (¡qué oportunidad perdida!). Incluso damos importancia a cuándo se han adquirido las competencias, parece que importa más el momento que el cómo y en qué grado, y nos atrevemos a minorar la nota obtenida hasta el suficiente si se realizan las pruebas durante las convocatorias extraordinarias. 


Por tanto, para ser justos y no caer en esas valoraciones subjetivas y sin fundamento pedagógico, los distintos tipos de pruebas escritas u orales así como las actividades de enseñanza-aprendizaje, deben diseñarse para reflejar el grado de adquisición de las competencias perseguidas. Si basamos la evaluación (y la calificación) en una única prueba escrita, luego no podemos aducir ningún otro motivo para no aplicar la nota obtenida en el expediente del alumno. Como antes mencionaba, quizás el problema sea que no vemos la evaluación como un proceso de mejora continua, y tenemos solo como referente esa imagen ideal del estudiante que trabaja desde el primer día, no molesta en el aula y resuelve bien sus exámenes. Nada nuevo bajo el sol. Los impertinentes, inquietos, despistados, impacientes, nerviosos... son presa fácil de nuestro afán devaluador, a pesar de que sean buenos resolviendo exámenes. Y así ocurre al contrario, dentro de nuestro conductismo heredado, con los sosegados, dóciles, silenciosos o reservados; son víctimas de nuestra complacencia calificadora mientras no molesten. 


Concluyendo, entiendo que el complejo proceso evaluador debiera ir diseñado desde el primer día hacia la autonomía del estudiante y la valoración objetiva de la adquisición de las competencias descritas; más allá de una serie de notas finales obtenidas principalmente de la mano de pruebas escritas o de esas incidencias donde solemos únicamente reflejar problemas de comportamiento para justificar una reducción de la calificación final. En las etapas diferentes al Bachillerato, como en la FP o en la ESO, las notas no suelen tener tanta trascendencia; es por ello que no tiene sentido incidir y hacer el eje de nuestra docencia desde el principio en unos múltiples porcentajes para su cálculo. Centrar nuestros esfuerzos en un aprendizaje significativo y conectado con el estudiante, además de la empatía que se nos supone según la edad del alumno o alumna, son la mayor garantía de unos buenos resultados académicos. 


Foto de Ashkan Forouzani en Unsplash

DOS LIBROS EDUCATIVOS RECOMENDADOS PARA APRENDER

miércoles, 19 de junio de 2024

 


 

Si la implantación del nuevo sistema de FP lo permite, en nada arrancamos el periodo estival donde solemos disponer de mayor tiempo para esas lecturas pendientes más allá de normativas o las dichosas programaciones de aula. En este artículo paso a recomendaros dos libros que he leído este año relacionados con la educación, pero de temática bien diferente. Me gusta recomendar lecturas de ensayos porque son una de las principales herramientas que tenemos, como docentes, para basar y justificar parte de nuestros comportamientos de nuestra enseñanza. Apelar a la experiencia es un argumento de peso, pero no lo entiendo como suficiente para tomar ciertas decisiones sobre las que a menudo caemos en la ocurrencia y el gato al agua se lo lleva el opinante más persuasivo (y no el que lleva la razón). 

 

Indudablemente, la lectura de mayor o menor cantidad de literatura sobre la educación no es sinónimo de acierto en las medidas tomadas; pero, el conocimiento de otros profesionales y la evidencia educativa, son siempre buenos aliados a la hora de introducir cambios o enfrentarse a la complejidad del alumnado. Podemos hacer probaturas o alternar con las modas educativas del momento, sin desdeñar la ciencia y la sabiduría acumulada. Aún más ahora cuando tenemos la tentación de interpelar a esa IA presuntamente magnificiente ante cualquier desvarío o duda profesional. No es todo oro el algoritmo. Y, por supuesto, teniendo clara cuál es la misión de la educación (aquí que cada cual complete su espacio en blanco) y las prioridades de la etapa educativa correspondiente. 

 

Voy al grano. El primer libro que recomiendo es de la autora Fátima García Doval (la podéis seguir en "X" como @mininacheshire): "La educación es otra historia". Su ensayo me ha recordado al afamado ensayo de Irene Vallejo sobre la historia del libro; pero en este caso acerca de la historia de la educación. Su libro, "La educación es otra historia", es un magnífico relato donde se rastrea el origen de la escuela desde el Antiguo Egipto hasta la actualidad. Quizás su valor, en mi opinión, no está en el formidable documento histórico que muestra, sino en la teoría que subyace en el ensayo a partir de la segunda parte del libro: la escuela actual es fruto de una evolución constante, gracias principalmente a su profesorado, y así debemos seguir contemplándola; mirando de reojo al pasado sin caer en la complacencia ni en los mantras que predican que cualquier tiempo pasado fue mejor. Perdonad la brevedad de la síntesis.

 

Lo mismo ocurre con todo aquello que afecta a los métodos y recursos educativos. No son independientes de las circunstancias vitales en las que actúan enseñantes y aprendices. Aquello que funcionó en el pasado tal vez no sea útil hoy en día en el mismo entorno, aunque puede que sí en otro diferente o en un momento posterior. Todo esto es verdad también para los miedos y temores que retornan periódicamente a las aulas, en ocasiones con trajes nuevos, pero con el mismo cuerpo interior. Es lo que ocurre en la actualidad con el miedo a lo que puede suponer la Inteligencia Artificial en la educación. En el fondo, no es más que un trasunto del recelo que ha mostrado la educación a la práctica totalidad de las tecnologías que han ido surgiendo a lo largo de los siglos.

 

En definitiva, un buen libro para echar la vista atrás y plantearse la educación sin ese prisma actual que tiende a denostar prácticas actuales, únicamente por parecer modernas, sin saber de su larga tradición pedagógica o de su valor aplicadas a la escuela contemporánea.  


El otro libro que sugiero, escrito por Juan G. Fernández, se titula: "En blanco: Cómo focalizar la atención, la memoria y la motivación para aprender." Un nuevo ensayo de este autor (con un blog muy recomendable) que, de un modo sencillo nos introduce en los distintos estudios que evidencian la necesidad de focalizar la atención, aprovechar la capacidad de la memoria para un estudio más eficiente, la importancia para el estudiante de los distintos tipos de motivación, o aprender a autorregularse con el fin de tener un mayor éxito académico. Fernández, al igual que en otros libros anteriores suyos, maneja una extensa bibliografía que acerca recomendaciones provechosas en asuntos donde a menudo solo tenemos en cuenta la intuición. 

 

En definitiva, el procesamiento profundo implica entender un nuevo concepto en términos de conceptos ya conocidos y de conexiones entre ellos. Por eso, una buena forma de empezar a trabajar sobre cualquier idea es sacar una hoja en blanco y preguntarnos: ¿qué cosas conozco ya sobre esta idea? ¿Cómo se relaciona esta nueva idea con lo que ya conocía? De esta manera las ideas relacionadas se procesarán en la memoria de trabajo y estarán listas para conectar con lo nuevo que se vaya a aprender.

 

Habría mucho más que reseñar sobre estos dos libros. Os animo en cualquier caso a su lectura completa si la nueva normativa y la gestión académica lo consienten... Siempre nos quedará un rato, junto a la orilla o en el monte, para libros tan sugerentes y con tanto conocimiento detrás.


Foto de Rhema Kallianpur en Unsplash

EL PROPÓSITO DEL VIAJE HACIA LA NUEVA FP

sábado, 15 de junio de 2024

 


Vienen curvas. Y la velocidad que nos obliga a tomarlas no parece la más adecuada: perderemos algunos puntos del carnet antes de llegar al consabido destino. Sin embargo, más nos valdría tomar las precauciones debidas, organizar bien el viaje y conducirnos con atención durante este cambiante viaje hacia un nuevo sistema de Formación Profesional.

 

Poco podemos hacer respecto a los baches, las cuestas empinadas o los viajeros molestos que puedan hacer poco placentero esta travesía. A pesar de que arranquemos esta odisea con poco convencimiento o sin el acompañamiento ideal, no es menos cierto que el destino merece cierto optimismo (que no buenismo). Probablemente, una gran mayoría del profesorado de FP aprecia con cierta ojeriza la imposición de la dualidad a nuestros ciclos; por no hablar de cierta antipatía ante los nuevos módulos o el desasosiego que conllevará la reorganización académica. Sin obviar las dificultades que supondrán las nuevas programaciones, el replanteamiento de los resultados de aprendizaje o el sinfín de certificaciones y acreditaciones que deberemos contemplar durante la migración hacia el nuevo sistema.


Ahora, con los ánimos caldeados, y en busca del pragmatismo docente, podemos caer en la misma trampa que suelen perpetrar legisladores y responsables de la política educativa: la toma de atajos. Ante la escasez de información y tiempo, junto al recelo hacia una normativa que desmonta un sistema que casi rodaba solo, no debiéramos maquillar nuestras acciones para quedarnos igual que estábamos. No nos arrojemos al simulacro. En mi opinión, no debiéramos ahora perder la oportunidad de transformar aquellas rutinas que impedían el progreso del actual sistema de Formación Profesional. ¿A qué rutinas o prácticas me refiero? Estoy hablando de programaciones ficticias, exiguo trabajo del equipo docente, insuficiente actualización técnica o escaso contacto con las empresas, insignificante uso de la investigación educativa, formación del profesorado estéril o no estratégica, organización académica bajo criterios no pedagógicos, incompetencia digital relacionada con el sector o la ciudadanía, evaluaciones intrascendentes, falta de reflexión metodológica y con bases teóricas fundamentadas, etc. Todas estas áreas, en mayor o menor medida, según centros educativos o en función de cada docente, tienen un gran recorrido de mejora y pueden suponer un avance en la formación profesional que ofrecemos. Mirando de reojo, eso sí, las lecciones del pasado en la Formación Profesional.


Las deficiencias de una normativa, que sigue sin desarrollarse en ciertas regiones, no puede ser la excusa para seguir caminando a cámara lenta hacia un mercado laboral que precisa unos titulados realmente preparados con las competencias que se requieren y, sobre todo, mentalizados en la necesidad de seguir aprendiendo durante toda la vida. Hasta ahora se han avanzado en muchos aspectos, pero ello no es óbice para desechar malas prácticas o buscar la sustitución de aquellos cometidos efectuados de cara a la galería y que poco o nada aportan. Entiendo que el espíritu del nuevo sistema anda por esos derroteros: flexibilizar la FP para salvar las excusas de los inmovilistas. Cuando finalmente esté todo bien atado a nivel normativo, y pese a esas indeseadas y desiguales versiones autonómicas que deforman ese espíritu en aras de un pragmatismo mal entendido, deberemos replantearnos todas esas áreas (in)conscientes donde reconocemos carencias. El DAFO lo solemos tener claro. Y, evidentemente, todo es a costa de discusiones, trabajo en equipo, tiempo empleado, lecturas y mucha mano izquierda. 

 

La mayoría, podemos coincidir en la búsqueda de una FP que ofrezca oportunidades a todos con los recursos necesarios para su implementación, con una organización académica donde prime el aprendizaje del alumnado, con espacios y tiempos para el profesorado que nos permitan ser congruentes con esas soft skills que pregonamos, y donde se faciliten herramientas pedagógicas contrastadas para afrontar la enseñanza con las mejores garantías ante la diversidad creciente de los estudiantes. Para ello hace falta que todos adoptemos el papel de maquinista en algún momento y no solo rodar por la FP como interventores en un convoy fiable que también requiere mejoras, tecnológicas y personales, para atender como corresponde a los viajeros camino a una educación deseable. El viaje va a ser muy largo.


Foto de Ronaldo de Oliveira en Unsplash

APRENDER A CRITICAR EN EL ENTORNO DIGITAL

miércoles, 12 de junio de 2024

 


 

En la escuela solemos llegar tarde a los problemas que nos plantea la sociedad moderna. Aunque el adjetivo moderno pueda resultar algo vago en el mundillo educativo. En cuanto a las cuestiones tecnológicas, pese a los vertiginosos avances de las últimos lustros, no hay duda de que la escuela, con mayor o menor acierto, se sumado al carro de los dispositivos digitales y el uso de Internet es extenso. Sin embargo, andamos ahora en un momento de cuestionamiento de la introducción de la tecnología digital en las aulas. Paradojas del mundo contemporáneo. 

 

Las contradicciones al respecto del uso de pantallas contemplan una amplia gama de contrastes. Las diferencias no solo vienen avaladas o desautorizadas por estudios científicos sino que también hay factores (sociales, económicos, culturales...) que favorecen esa apuesta por el despantallamiento digital. Aunque siempre debiéramos tener en cuenta que: "La ausencia de evidencia no significa que se haya hecho la prueba de la ausencia de riesgos".¹ Sin duda, también es relevante considerar la edad y la etapa educativa de los estudiantes, y no caer en ese maremágnum que a menudo inunda los titulares en las redes o en los medios de comunicación. Nada tiene que ver un alumno de educación infantil con un estudiante de Formación Profesional. A pesar de que todos, incluidos los adultos, sufrimos las contingencias sobrevenidas por el apabullante mundo digital que todo lo absorbe. 

 

Como educadores, además de docentes, independientemente de nuestras opiniones; mayor o menor permisividad con el uso de las pantallas e Internet; o el distinto nivel de tecnofobia que arrastremos; deberíamos considerar los impactos que la digitalización ocasionan en la enseñanza. No es deseable que, por inercia o por la moda del momento (ahora vende la prohibición), diseñemos nuestras políticas educativas a nivel de centro o en clave legislativa. Evidentemente, una de las prácticas más oportunas y me temo que no demasiado extendidas, vendría de la mano de la medición del alcance de la introducción de la tecnología en la enseñanza: ¿mejora el aprendizaje? ¿resulta motivadora para el estudiante? ¿las herramientas utilizadas son realmente educativas? ¿estamos dejando de lado otras competencias básicas? ²

 

Sin embargo, y de nuevo paradójicamente, los datos de PISA (2018) confirman que solo alrededor del 10% de los alumnos de 15 años de más de 50 sistemas educativos participantes utilizaron dispositivos digitales una media de más de una hora a la semana en las clases de matemáticas y ciencias. ¿No estaban todo el día los estudiantes empantallados? ¿o será que el empantallamiento ocurre en mayor medida en el hogar? Todavía no es raro encontrar centros educativos (habitualmente públicos) con escasez de dispositivos o deficiencias en su conectividad a Internet. A pesar de que ahora, la inmensa mayoría de hogares, disponen de conexión en sus casas (96,4% según el INE) o la posesión de dispositivos móviles con datos es muy elevada entre los más jóvenes.

 

Por otro lado, ahora, tras años insistiendo en la necesidad de ser competentes digitalmente, parecemos haber caído del guindo en cuanto a la desinformación que acampa por Internet y, principalmente, en las redes sociales. Al igual que ocurre con las prohibiciones antitabaco, parece no haber más remedio que legislar al respecto, como así pretende el Anteproyecto de Ley Orgánica para la protección de las personas menores de edad en los entornos digitales donde se reconoce, entre otros asuntos: "el papel fundamental del profesorado en el proceso de adquisición de las competencias digitales por parte del alumnado y en la detección de riesgos, y por ello se dispone que la planificación de la formación continua del profesorado incorpore actividades formativas que faciliten a los docentes estrategias para el tratamiento, entre otros aspectos, de la seguridad y de los elementos relacionados con la ciudadanía digital, la privacidad y la propiedad intelectual, tomando para ello como referencia las áreas y competencias establecidas en el Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente y la regulación existente en materia de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia, protección de datos personales y
garantía de los derechos digitales." Ya vamos tarde. 


Las mentiras, los disparates, los bulos malintencionados, el oportunismo... son ingredientes habituales del menú digital de nuestros dispositivos. No es extraño que abunden teorías conspirativas, creencias sin fundamento, o pensamientos esotéricos donde cualquier dato científico u oficial se cuestiona sin una argumentación racional. Somos carne de influencers que a mayor número de seguidores mayor es su autoridad. Y actualmente, por miedo a no ser acusados de adoctrinamiento, dejamos pasar la oportunidad de educar al respecto en las aulas. Por no mencionar la validez que atribuimos a los contenidos generados por la Inteligencia Artificial donde las fuentes suelen brillar por su ausencia. Luego no nos quejemos de si la juventud o aquellos que están en plena madurez andan con falta de atención, despistados o son crédulos ante cualquier enredo difundido a través de sus pequeñas pero desmesuradas pantallas. 

 

No estaría mal, como docentes, replantearnos la programación del aula e incluir actividades, prácticas, contenidos o esas famosas situaciones de aprendizaje, donde trabajemos las competencias necesarias para ser críticos con ese entorno digital donde habitamos una gran parte de nuestro tiempo.



¹ María Angustias Salmerón-Ruiz, Irene Montiel, Catherine L’Ecuyer,
Llamada a la prudencia en el uso de las pantallas: ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia,
Anales de Pediatría, 2024, ISSN 1695-4033, https://doi.org/10.1016/j.anpedi.2024.03.009.
(https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1695403324000742)

 ² UNESCO. 2023. Global Education Monitoring Report 2023: Technology in education – A tool on whose terms?  https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000385723/PDF/385723eng.pdf.multi
 

MI FORTUNA PERSONAL

lunes, 10 de junio de 2024

 


 

La educación se forja con el ejemplo. Tanto para bien como para mal todos somos fruto de la educación que recibimos; a pesar de las miserias o virtudes innatas que no hemos merecido pero que nos han sido concedidas. Evidentemente, desde casa vamos recibiendo varias capas de pintura que luego mediatizarán nuestro trato con los demás e incluso nuestra inserción en un empleo. Sin embargo, algunos necesitan recibir ese color desde la escuela cuando en casa no sobran pinceles o tintura; pese a que todos también resultamos salpicados por el conocimiento y los valores que nos transmiten docentes y compañeros de pupitre. Y aquí el destino también entra en juego. A pesar también de la erosión de toda una vida.


Mi fortuna personal, hasta ahora, ha sido ese ejemplo recibido que incluso me empequeñece cuando razono sobre mis carencias en comparación a la entrega de mis padres. Desgraciadamente, mi padre nos ha dejado hace poco tiempo. Los creemos eternos, pero hay que pensarlos cada día. Aún así, puedo dar gracias por haberlo disfrutado casi ochenta años. Me quedo con ese tiempo ganado y con ese ejemplo y desprendimiento generoso recibido como hijo. No soy dado a publicar nada acerca de mi vida personal ni detallar aventuras o desventuras familiares. Ni en ese espacio ni en otras redes sociales. El pudor también lo he heredado y validado como una virtud en un mundo donde la ostentación de experiencias, amores o labores, parece de obligado cumplimiento. Pero hago aquí la excepción por que la ocasión lo merece. Un modesto homenaje a la figura de mi padre así lo requiere.


Con el tiempo, los desengaños vitales suelen ir in crescendo. No ocurre tanto con la figura paterna o materna que comienzas a entender y valorar en su justa medida. Cuando eres padre cambias el filtro de tu perspectiva. Si además eres profesora o maestro, aún te das más cuenta de la diversidad que puebla este mundo donde no todos partimos con las mismas cartas ni los mismos afectos. Sin embargo, el paso del tiempo también nos hace olvidar esa fortuna o infortunio padecido, o aquellos valores e ideales que nos movían cuando todavía estábamos creciendo. Para bien y para mal.

 

Mi fortuna inmaterial, aunque también la tangible, viene de él. Probablemente no encuentre a nadie tan íntegro y preocupado por el bienestar de su familia; pese a que ello le conllevara una ocupación excesiva y un desgaste personal. El cuidado y la atención, el esfuerzo por ser justo y prudente para evitar riesgos, o esa necesidad de no perder el control también han sido una enseñanza en cuanto a no ser un insensato despreocupado por los demás o carecer de escrúpulos con tal de medrar. Ayudar sin buscar el reconocimiento o dar sin esperar rendimientos. Su ética seguro que nos ha marcado a todos sus hijos, familia e incluso a aquellos amigos que le querían. A pesar de los errores y fallos que contemplan toda una vida. De eso no hay quien se libre. 

 

Por fortuna, ahora la vida no se contempla alrededor de un empleo que todo lo monopoliza. Los más jóvenes, no tanto los que merodean mi generación de boomers, han sido más inteligentes a la hora de buscar ese disfrute. Aún así, ese legado de esfuerzo, implicación, autonomía y perseverancia, siguen siendo valores que te diferenciaban antes y que ahora lo continúan haciendo en cualquier contexto. El ejemplo educa y te da esa capa necesaria para aguantar las inclemencias e impactos no previstos. La cultura del esfuerzo parece hoy día un constructo, pero no es más que un eslogan para vendernos que, si no eres un desahogado rentista, te toca pencar inevitablemente. Y eso, si tienes suerte, también lo comienzas a intuir en casa. No hace falta marketing. Aunque demasiados factores incontrolables sobrepasen esa cultura y ese esfuerzo a los menos afortunados. 

 

La buena ventura también me ha permitido estar junto a él hasta su último suspiro. La entereza y el buen ánimo espero que también se hereden. Al igual que el deseo de ser ecuánime y pedir disculpas por esos errores que a todos nos pesan. Has cumplido hasta el fínal. ¡Qué suerte la mía! Yo no seré capaz de igualarlo, aunque el modelo lo tengo claro, ya que la mejora a veces nos viene grande pese a las buenas intenciones. Mi queridísimo padre, Juan Boluda, me deja un vacío que solo podré llenar con anhelos hacia mis propios hijos. Incluso con esa ética que, sin quererlo o poderlo evitar, también acabas trasladando al aula. Hay vidas que no se entienden sin ese desprendimiento y amor por los demás. Y mi sino me concedió una de ellas. Ahora, sin consuelo ante la ausencia, me toca a mí hacer los deberes: cuidar de los otros como conmigo lo hicieron. Gracias por leer hasta el final y perdonad la desnudez sentimental.

DIGITALIZACIÓN ¿APLICADA? AL SISTEMA PRODUCTIVO

viernes, 7 de junio de 2024

 

digitalización aplicada al sistema productivo FP

Con el nuevo sistema de FP se introduce un nuevo módulo obligatorio y transversal a todos los ciclos formativos que, tal y como señala el artículo 100 del Real Decreto 659/2023:

tendrá como finalidad el desarrollo de conocimiento y competencias básicas en digitalización y las condiciones en que esta induce modificaciones en los procesos productivos del sector correspondiente

Este RD fija una duración básica de 30 horas, pero, como es habitual en nuestro sistema educativo, las comunidades autónomas han fijado distintas cargas horarias, así como su inclusión en primero o en segundo curso; siguiendo criterios que en algunos casos tienen un sentido pedagógico y formativo; mientras que en otros, parecen apuntar a un mero encaje de bolillos de los nuevos módulos, optativas y duales que se avecinan. Una diversidad regional mal entendida que merecería mayor profundidad, viendo las distintas velocidades o capacidad de adaptación e información al nuevo sistema de FP que, pese a sus bondades, se está organizando e implantando en el tiempo de descuento. Y aquí no hay VAR que valga. Tal vez se ha perdido la ocasión de armonizar el sentido de esta Ley Orgánica de FP en todas y cada una de las comunidades autónomas, para así aprovechar las sinergias y el conocimiento que profesionales con años en las aulas y otros expertos en FP podrían haber aportado para el interés general. De nuevo, una batalla perdida que generará diferencias según la autoridad de turno y que dificultará la emisión y convalidación de las acreditación o certificaciones obtenidas.

 

En cualquier caso, y refiriéndome de nuevo al módulo de "Digitalización aplicada al sistema productivo", en mi opinión el currículo básico incluye unos resultados de aprendizaje (RA) poco realistas o con escasa aplicación práctica para un estudiante de un grado medio o superior. Sin desmerecer los contenidos tecnológicos a los que alude este currículo. El RD antes mencionado señala los siguientes seis RA del módulo en un ciclo formativos de grado superior:

 

  • Analiza el concepto de digitalización y su repercusión en los sectores productivos teniendo en cuenta la actividad de la empresa e identificando entornos IT (Information Technology: tecnología de la información) y OT (Operation Technology: tecnología de operación) característicos.
  • Caracteriza las tecnologías habilitadoras digitales necesarias para la adecuación/transformación de las empresas a entornos digitales describiendo sus características y aplicaciones.
  • Identifica sistemas basados en cloud/nube y su influencia en el desarrollo de los sistemas digitales.  
  • Identifica aplicaciones de la IA (inteligencia artificial) en entornos del sector donde está enmarcado el título describiendo las mejoras implícitas en su implementación.
  • Evalúa la importancia de los datos, así como su protección en una economía digital globalizada, definiendo sistemas de seguridad y ciberseguridad tanto a nivel de equipo/sistema, como globales.
  • Desarrolla un proyecto de transformación digital de una empresa de un sector relacionado con el título, teniendo en cuenta los cambios que se deben producir en función de los objetivos de la empresa. 


O los siguientes cinco RA para los ciclos formativos de grado medio:

  • Establece las diferencias entre la Economía Lineal (EL) y la Economía Circular (EC), identificando las ventajas de la EC en relación con el medioambiente y el desarrollo sostenible.
  • Caracteriza los principales aspectos de la 4.ª Revolución Industrial indicando los cambios y las ventajas que se producen tanto desde el punto de vista de los clientes como de las empresas.
  • Identifica la estructura de los sistemas basados en cloud/nube describiendo su tipología y campo de aplicación.  
  • Compara los sistemas de producción/prestación de servicios digitalizados con los sistemas clásicos identificando las mejoras introducidas.
  • Elabora un plan de transformación de una empresa clásica del sector en el que se enmarca el título, basada en una EL, al concepto 4.0, determinando los cambios a introducir en las principales fases del sistema e indicando como afectaría a los recursos humanos.


En definitiva, a mi parecer, se corre el riesgo de teorizar demasiado sobre una serie de conceptos relacionados con la digitalización que, con una solo hora semanal, pueden acabar convirtiéndose en la "maría" de cada título. Solo hace falta echar un vistazo a los libros de texto editados para este módulo, o los desarrollos que cada comunidad autónoma han realizado; siguiendo, como no podía ser de otra manera, el currículo básico arriba mencionado con demasiadas cuestiones conceptuales con escasa aplicación en el día a día de las empresas. Además, debiera contemplarse, como así parece se va a hacer desde algunas CCAA, su programación coordinada junto al resto de módulos transversales (sostenibilidad y el proyecto intermodular) para dotar de mayor sentido a las competencias que se quieren trabajar en el aula; al igual que la suma de los módulos permite una carga lectiva superior que ayudaría al desempeño de la docencia y el aprendizaje.

 

Me temo que, si no aterrizamos los RA a cuestiones más prácticas y relacionadas directamente con los sectores productivos o de servicios de cada titulación, este módulo pasará a ser visto como una imposición o un requisito insalvable. Entendiendo que cualquier docente especialista (sin contar con el profesorado de FOL según parece) va a ser el responsable de su impartición, me surgen igualmente muchas dudas acerca de la suficiente preparación del profesorado (con la excepción de especialidades como la Informática) en esta materia. Además, son reducidos los materiales disponibles y adaptados a la FP con una relación directa con los efectos o procesos de digitalización aplicados a las distintas familias profesionales. Es probable que nos encontremos con muchos docentes sin las competencias digitales avanzadas necesarias para un módulo de estas características. ¿No se podrían articular planes de formación al respecto o materiales de acceso libre y específicos de cada sector para el profesorado? Incluso ahora, hacer un uso efectivo de la herramienta SELFIE podría ser adecuado para detectar estas carencias o limitaciones.


Luego, si nos centramos en los contenidos que servirán de base para desarrollar los RA señalados, considero que sería necesario una mayor flexibilidad, a la que alude la nueva FP constantemente, y trabajar otras competencias que, sin duda alguna, van a necesitar en cualquier sector profesional; o incidir en aquellas que, de un modo específico, precisarán para desenvolverse en su sistema productivo o de servicios. Entiendo que podrían ser relevantes los resultados del Observatorio de las Ocupaciones del SEPE donde se señalan las necesidades formativas de diferentes ocupaciones. Asimismo, desde los portales de empleo (tipo Infojobs, Indeed, Monster...) o en redes como LinkedIn, podemos extraer mucha información de interés relacionada con las competencias digitales necesarias para ciertos puestos de trabajo. Pero es necesaria mucha investigación especializada.


De hecho, si preguntamos al omnipresente ChatGPT 4 sobre las competencias digitales que precisan nuestros estudiantes de FP,  la Inteligencia Artificial (IA) señala competencias bien distintas y de índole más práctico y fácil de trabajar en el aula. Son interesantes sus aportaciones, que van en sintonía con el famoso Marco de Competencias Digitales (DIGCOMP) tanto a nivel docente docente como para los ciudadanos:


Alfabetización Digital
- Uso básico de dispositivos digitales y software.
- Navegación y búsqueda de información en internet.
- Evaluación crítica de la información digital.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes podrán utilizar dispositivos digitales (ordenadores, tabletas, smartphones) de manera efectiva para realizar tareas académicas y profesionales.
- Serán capaces de buscar, evaluar y seleccionar información relevante y fiable en internet.
- Desarrollarán habilidades para gestionar su identidad digital y proteger su privacidad en línea.


Comunicación y Colaboración Digital
- Uso de herramientas de comunicación digital (correo electrónico, mensajería instantánea, videoconferencias).
- Colaboración en línea mediante plataformas y herramientas colaborativas (Google Workspace, Microsoft Teams).
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes podrán comunicarse eficazmente utilizando diferentes medios digitales.
- Serán capaces de trabajar en equipo de manera virtual, utilizando herramientas colaborativas para gestionar proyectos y tareas.


Creación de Contenidos Digitales
- Uso de software para la creación de documentos, hojas de cálculo, presentaciones y gráficos.
- Producción de contenido multimedia (imágenes, videos, audio).
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes podrán crear documentos profesionales utilizando software de procesamiento de textos, hojas de cálculo y presentaciones.
- Desarrollarán habilidades para producir y editar contenido multimedia utilizando herramientas digitales.


Seguridad Digital
- Conocimiento y aplicación de medidas de seguridad informática.
- Protección de datos personales y sensibles.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes comprenderán los principios básicos de la seguridad informática y serán capaces de aplicar medidas para proteger sus dispositivos y datos.
- Serán conscientes de la importancia de la protección de datos personales y sensibles en el entorno digital.


Resolución de Problemas Técnicos
- Identificación y resolución de problemas técnicos comunes en dispositivos y software.
- Uso de recursos en línea para solucionar problemas técnicos.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes serán capaces de identificar y solucionar problemas técnicos básicos en dispositivos digitales y software.
- Serán competentes en buscar y utilizar recursos en línea (foros, tutoriales, soporte técnico) para resolver problemas más complejos.


Pensamiento Computacional
- Comprensión básica de la lógica de programación.
- Uso de herramientas y lenguajes de programación básicos.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes desarrollarán habilidades básicas en lógica de programación y serán capaces de escribir programas simples.
- Aprenderán a utilizar herramientas y lenguajes de programación básicos para resolver problemas específicos.


Uso Ético y Responsable de la Tecnología
- Comprensión de las implicaciones éticas del uso de tecnologías digitales.
- Fomento del uso responsable y respetuoso de las tecnologías.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes serán conscientes de las implicaciones éticas del uso de tecnologías digitales, incluyendo temas como el ciberacoso, la privacidad y la propiedad intelectual.
- Promoverán prácticas responsables y respetuosas en el uso de tecnologías digitales tanto en el ámbito personal como profesional.


Adaptabilidad e Innovación
- Capacidad para adaptarse a nuevas tecnologías y herramientas digitales.
- Fomento del pensamiento innovador en el uso de tecnologías.
Resultados de Aprendizaje:
- Los estudiantes serán capaces de adaptarse rápidamente a nuevas tecnologías y herramientas digitales que surjan en el mercado laboral.
- Desarrollarán un enfoque innovador hacia el uso y aplicación de tecnologías digitales en su campo profesional.

 

O, si le pedimos a la IA información más detallada sobre las necesidades digitales de algunos sectores, esta apunta hacia cuestiones que algo se asemejan a las señaladas en el currículo básico del módulo:

Sector de la Salud
- Uso de sistemas de gestión hospitalaria.
- Manejo de registros electrónicos de salud (EHR).
- Telemedicina y consultas virtuales.

Sector Industrial y Mantenimiento
- Uso de sistemas de automatización industrial (PLC, SCADA).
- Diagnóstico y mantenimiento predictivo mediante tecnologías IoT.
- Impresión 3D y fabricación digital.

Sector de la Construcción
- Uso de software de diseño asistido por computadora (CAD).
- Gestión de proyectos con herramientas BIM (Building Information Modeling).
- Drones para inspección y mapeo de construcciones.

Sector del Turismo y Hostelería
- Gestión de reservas y atención al cliente mediante sistemas CRM.
- Marketing digital y gestión de redes sociales.
- Análisis de datos para la toma de decisiones estratégicas.

Sector del Comercio y Marketing
- Comercio electrónico y gestión de tiendas online.
- Análisis de datos y comportamiento del consumidor.
- Publicidad digital y campañas SEM/SEO.

Sector Financiero
- Uso de software de contabilidad y gestión financiera.
- Análisis financiero mediante herramientas digitales.
- Blockchain y criptomonedas.


También puede ser muy útil y revelador el documento de trabajo realizado por la CEOE, "El marco de competencias digitales de la UE en el mercado laboral: una selección de casos prácticos", del que podemos extraer competencias fácilmente trasladables a las aulas de FP y con una relación directa con el desempeño profesional de la mayoría de puestos de trabajo; pero que pone el énfasis en aquellas competencias más relevantes para ciertas profesiones. En definitiva, y abundando de nuevo en el reto que se nos plantea con este nuevo módulo, así como con el de "Sostenibilidad aplicada al sistema productivo" (de interés los materiales creados en los MOOC de CaixaBank Dualiza), sería muy beneficioso un enfoque más práctico y adecuado a los puestos de trabajo de los futuros técnicos y técnicas de FP; así como la creación de materiales libres y específicos para cada familia profesional o ciclo formativo. Aún estamos a tiempo. 


Foto de Milad Fakurian en Unsplash

SER NORMALES CON LOS ALUMNOS

miércoles, 29 de mayo de 2024

 



Más allá de las competencias digitales o de la cacareada necesidad del conocimiento de metodologías activas, hay actitudes llenas de sentido común o comportamientos presumiblemente normales que, incluso en un tiempo donde nos llenamos la boca con terminología inclusiva, parecen brillar por su ausencia. Me refiero al trato hacia el alumnado. Observo con cierta pena la mirada despectiva hacia chicos o chicas que, por el hecho de ser personas inmaduras o con poco interés para ciertos adultos, no son tenidos en cuenta o tratados con el aprecio debido.


Todo esto viene a colación de un comentario de una alumna; así como a ciertas opiniones escuchadas en conversaciones domésticas. Nada científico, desde luego. Leo con simpatía las siguiente líneas de una alumna valorando el curso actual: "(...) es genial tanto dentro del aula como fuera cuando deja la bici". La anécdota, obviando la dudosa genialidad de un servidor, viene de la importancia que le da el estudiante a ser saludado o iniciar una conversación informal fuera del aula. Puede parecer (o tal vez lo sea) una idiotez esta anécdota, pero si la encajamos con otras situaciones donde el alumno se nos torna invisible en cuanto cruza la puerta de su clase, o donde normalizamos los comentarios despectivos o desafortunados hacia estudiantes con problemáticas o comportamientos complejos, tal vez no sea para ellos tan irrelevante una actitud amable y considerada en público o en privado. Por mucho que sea el incordio, la falta de educación o la paciencia infinita a la que nos obliga a menudo la enseñanza.


En los estudios postobligatorios, como es en la Formación Profesional (a excepción de la FP Básica), damos por supuesto una voluntariedad en la asistencia y unas ganas por aprender por parte del estudiante. Sin embargo, bien sabemos que la realidad es bien diferente; en las aulas nos encontramos personas más o menos maduras, con distintas edades o recursos personales, con motivaciones y capacidades diversas. Lidiar con esa marabunta es complejo y difícil de llevar si no empatizas con esas mentes dispersas con prioridades habitualmente ajenas a nuestra realidad familiar o profesional. Y no hablo de permisividad ni dejadez de funciones, ni mucho menos. Me quedo con intentar recordar esa misma simpleza que nosotros un día traspirábamos cuando no éramos tan serios ni responsables como ahora. Además, ese incordio martilleante no quita de ningún modo un buen trato.


Hay docentes que, sin conocer cómo son dentro del aula, puedes casi asegurar, por su trato o comentarios, qué tipo de profesionales son; sin entrar a valorar sus competencias técnicas ni esas titulaciones que engordan nuestros currículums y alimentan egos. En un mundo laboral donde la tendencia es acreditar todo tipo de competencias y resultados de aprendizaje, tal vez no sea tan difícil remarcar la necesidad de tratar con normalidad a los demás, sin suficiencia y con un lenguaje afectuoso, desde la exigencia pero con el respeto debido. Y si metemos la pata, como suele ser también normal, disculparnos sin problema alguno. No importan los certificados, las canas ni el linaje. Ser normales con los demás, aunque pueda sonar políticamente incorrecto, es hoy día un valor añadido. Por suerte, he tenido, y tengo cerca, buenos modelos de esa normalidad. 

 

Foto de Ihor Malytskyi en Unsplash

CONVENCER A LAS EMPRESAS SOBRE LA DUALIZACIÓN DE LA NUEVA FP

lunes, 27 de mayo de 2024

 

FP DUAL NUEVA FORMACIÓN PROFESIONAL

La incertidumbre a la hora de implementar el nuevo sistema de FP en los centros educativos, tanto a nivel organizativo, curricular, metodológico o en relación a la evaluación, quedará clarificado más tarde o temprano con la normativa que se publique. El profesorado está mal acostumbrado a sufrir cambios de última hora o no disponer del tiempo necesario para (re)programar los módulos en función de las modificaciones normativas. Sin embargo, no parece tarea fácil vender las bondades de este nuevo sistema (que dualiza obligatoriamente los grados C y D) a los responsables de las empresas que firman o tutorizan los convenios de participación en un proyecto de FP Dual junto a un centro educativo. 

 

La autonomía de los centros, o más bien un trabajo voluntarioso no demasiado coordinado con otros centros educativos de FP, provoca que se aborden este tipo de convenios de colaboración (al igual que las FCT que pronto pasarán a mejor vida) del mejor modo posible y con escasa información oficial, además de la normativa pertinente publicada. En mi opinión, la labor informativa y de sensibilización de las empresas de cada sector profesional, debiera afrontarse desde un mayor conocimiento de lo que significa esta dualización, así como sobre las bondades y retos que suponen para la empresa, los estudiantes y los centros de FP. Es necesaria una labor pedagógica para entender que este nuevo sistema pretende, desde casi el minuto uno, introducir al alumnado en un entorno profesional real con el consiguiente esfuerzo de todos los actores; pese a las trabas, costumbres o la habitual falta de recursos personales. Indudablemente, la flexibilidad y el sentido común van a hacer mucha falta en los próximos cursos. 

 

Por todo ello, desde las administraciones educativas, además de la publicación de una normativa clara y de acuerdo al espíritu de la nueva Ley de FP, se pueden articular iniciativas que promuevan el conocimiento y convencimiento de las empresas por un sistema que viene a dualizar por completo la oferta de ciclos formativos de grado medio y superior. Tal y como señala el documento resumen del primer encuentro estatal de prospectores de FP dual celebrado en Toledo el 21 de febrero de 2024, los principales retos pasan por:

 

  • Convencer a las empresas de que van a participar en un proceso formativo, y no en unas prácticas como hasta la actualidad. Los alumnos llegarán menos formados a las empresas, y ahí está la oportunidad para las empresas, pues podrán contribuir en su formación más que en el anterior modelo.
  • Hacer pedagogía con las empresas y ahuyentar posibles miedos que puedan surgir (también con las gestorías en las que se apoyan por los trámites burocráticos): uno de los principales argumentos para convencer a las empresas es la idea de la curva de aprendizaje. Si las empresas tardan X tiempo en adaptar un trabajador al puesto de trabajo, ello se puede hacer mejor mediante la FP dual. El periodo de adaptación del nuevo empleado es mucho más corto si antes ha cursado la FP dual.
  • Dificultades para encontrar empresas colaboradoras en algunos sectores, pese a la buena coyuntura del mercado laboral. 

 

Desde este grupo de trabajo también se señala la idoneidad de jornadas de difusión de la FP Dual entre las empresas, el incentivo de la modalidad intensiva, la formación de los tutores de empresa a gran escala, las estancias del profesorado en la empresa, el reconocimiento público de las empresas más pequeñas, la redacción de un plan de acogida y documentos de colaboración estandarizados, etc.

 

Igualmente interesante este manual del tutor de empresa de FP Dual, también editado por la Fundación Bertelsmann, que recoge propuestas, motivos e informaciones de interés para los tutores de empresa responsables del plan de formación dual junto al tutor/a del centro educativo. Es vital conocer previamente las funciones del tutor/a de empresa: planificar la formación, seleccionar al alumnado, plan de acogida, formar y evaluar. Así como comprender las competencias más útiles para llevar a cabo estas funciones como tutor/a de empresa: motivación, comunicación y feedback, organización y adaptabilidad, o gestión de conflictos. 

 

También pueden ser muy útiles los distintos manuales de acogida de estudiantes de FP Dual que, con caracter sectorial (actualmente para los sectores de la construcción, industria agroalimentaria, agrario, hostelería) publica CaixaBank Dualiza junto a otras entidades con el fin de aclarar los pasos a las empresas para participar en un proyecto de FP Dual. A remarcar los beneficios de la dualización para las empresas del sector: 

 

  • Transferencia de conocimiento bidireccional.
  • Transformación digital
  • Mejora de los procesos de selección de personal
  • Formación a medida de la empresa
  • Sensibilización en sostenibilidad y cambio climático
  • Mejora de la imagen de la empresa
  • Mayor productividad
  • Cualificación profesional
  • Mejora del sector

 

Por todo ello, me parece básico, antes de comenzar a organizar y gestionar los planes de formación del próximo curso, un proceso de reflexión y estudio de las ventajas de un nuevo sistema que, a pesar de su imposición acelerada, puede y debe suponer un cambio real y transformador de la FP actual. Y así poder abordar con buenos motivos a las actuales o futuras empresas colaboradoras de nuestros proyectos de FP Dual. 

DUDAS Y RETOS EN LA NUEVA FP

jueves, 23 de mayo de 2024

 A lo largo de la presentación realizada en el Congreso Innovaprofes III Edición, dirigido a docentes de Formación Profesional de toda España, he podido compartir las dudas que a estas alturas de año nos asaltan a la mayoría del profesorado en relación a la implantación del nuevo sistema de FP que arrancará el próximo mes de septiembre de este mismo año.Tras las intervenciones de la Secretaría general de Formación Profesional del Ministerio de Educación, FP y Deportes, Clara Sanz, así como la del Viceconsejero de FP del Gobierno Vasco, Jorge Arévalo, pude mostrar mi parecer en torno a los cambios que debiera significar la aplicación de la nueva Ley Orgánica 3/2022 de FP y el RD 659/2023 que ordena todo el sistema; pese a seguir a la espera, en algunas comunidades autónomas, de la ordenación específica en sus territorios. 


Conocemos bien los retos y condicionantes de este nuevo sistema en cuanto a las dificultades organizativas que suponen en los horarios docentes, así como el trabajo extraordinario que supondrá la prospección en un sistema totalmente dualizado, con nuevos módulos, programaciones y distintas formas de evaluar y aprender en un marco competencial. Un esfuerzo adicional para transformar la FP que requiere mayor información y formación para los docentes y las empresas, recursos materiales y un horario que permita un trabajo coordinado a nivel intermodular; así como la necesaria actualización técnica y pedagógica de la docencia que ofrecemos. 


Por suerte, partimos de una FP con mucha historia detrás, con grandes profesionales que han ayudado a alcanzar el éxito actual de la misma, y unas metodologías y formas de trabajo que van haciendo mella lentamente en un sistema que requiere cambios adaptados a las nuevas tecnologías digitales y a los sectores profesionales que nacen o se transforman. Aún así, es necesario compartir mucho más los recursos disponibles, disponer de modelos para programar actividades de aprendizaje, plantear una formación docente rigurosa y basada en evidencias, y establecer planes estratégicos a nivel de centro con la autonomía y flexibilidad que la normativa permite. No se trata de hacer lo mismo que hasta ahora, añadiendo más horas lectivas o formación en los centros de trabajo. 


Por ello son también necesarios este tipo de encuentros y congresos para reflexionar y compartir éxitos y fracasos que se llevan a cabo en otros centros de Formación Profesional a lo largo del país. Experiencias como las del País Vasco, Galicia, Castilla La Mancha, Valencia, etc. que se han mostrado de la mano de docentes inquietos de FP que entienden la educación como una mejora continua de la enseñanza y los aprendizajes.  


Indudablemente, el centro de atención de este nuevo sistema de FP sigue siendo el alumnado. Además del profesorado, que somos los que realmente tenemos la opción de seguir transformando la vida de las personas, son los estudiantes los que deben ganar con estos cambios sin necesidad de asfixiar al profesorado. Una dualización sensata y una programación actualizada, junto a buenos recursos materiales, deberían con el tiempo dar los frutos deseados. Ahora solo falta que las administraciones nos acompañen y apoyen con la inversión y visión suficientes para transformar un sistema que funciona siendo mejorable. 


Os dejo a continuación con la presentación realizada junto al vídeo con la ponencia incluida:

 

 
 
 

 

MATERIALES Y FORMACIÓN PARA EL PROFESORADO DE FP

miércoles, 15 de mayo de 2024

 


No hay manera. Puede haber avanzado mucho la Inteligencia Artificial, las comunicaciones digitales o tener redes sociales hasta para aburrir o presumir de ellas; pero seguimos viéndonoslas cada vez que aparecen contenidos y competencias nuevas en los módulos actuales o futuros que están por venir. Al final, parece que debemos confiar en la labor editorial donde otros docentes y profesionales reflejan lo que ese currículo inabarcable nos demanda para nuestras programaciones. Porque montar materiales nuevos o actualizar los presentes, junto a formarse en habilidades que tengan sentido para el estudiante, requiere de un tiempo que el curso académico no suele dispensar. 

 

Podemos despotricar de esas resultados de aprendizaje que la ley nos exige, pero, a fin de cuentas, ahí seguimos tratando de aterrizar unos criterios que son difíciles de plasmar en un aula repleta de jóvenes bulliciosos con intereses diversos. Lo que no me explico es la falta de colaboración entre centros educativos y profesores de las mismas especialidades a la hora de diseñar esos materiales que también podrían ser elaborados y retribuidos a sus autores desde la propia administración educativa. Estoy convencido de la valía que muchos docentes de FP experimentados atesoran para llevar a cabo esta labor. Lamentablemente, parece que el nuevo sistema de Formación Profesional no contempla este asunto y seguiremos buscándonos la vida como hasta ahora.


Cuestión aparte es la oferta formativa para el profesorado. El número de cursos ofertados es ingente, pero los filtros son escasos. Acostumbramos a recibir multitud de comunicaciones sobre formación docente de todo tipo. Y la moda educativa manda. Igual unos años toca coaching que ahora estamos con la IA. Disparamos a todo lo que se mueve con poca reflexión sobre formadores u objetivos del curso. Y así es difícil acertar. Evidentemente cada profesor tiene sus carencias y necesidades formativas, pero son necesarias unas líneas estratégicas, criterios y selección rigurosa para no perder tiempo en recursos intrascendentes o incluso contraproducentes para el aprendizaje. 

 

En mi opinión, y a nivel transversal para el profesorado de FP, deberíamos incidir en aquellos recursos que faciliten el aprendizaje del alumnado contando con la investigación educativa; también son necesarios más espacios y tiempos para un trabajo en equipo sistematizado de los docentes de cada ciclo formativo, contando con las bondades que nos ofrecen las distintas metodologías y herramientas a nivel organizativo; las competencias digitales también son valiosas si realmente sirven para mejorar nuestra productividad o facilitar competencias útiles para nuestros alumnos (el currículo del futuro módulo de digitalización me parece poco práctico y realista para FP); así como son necesarios más debates o encuentros educativos que nos inspiren en un momento donde la complejidad de los estudiantes y del entorno no facilitan esa motivación que requiere cualquier trabajo. Y el nuestro no es uno cualquiera. 

 

Ahora llega un junio más apretado que nunca para la FP. Seguramente comenzaremos un nuevo curso con todo cogido con pinzas y despotricando de los cambios que nos han venido de sopetón. Quizás sea un momento perfecto para compartir esos materiales que nos toca diseñar y que luego se apolillan en nuestras taquillas digitales. A pesar de los aprovechados o faltos de atención a la hora de mencionar su autoría. Tal vez, con las facilidades tecnológicas que ahora disponemos, podamos publicar esos portafolios digitales, páginas web, repositorios o incluso blogs personales donde mezclar reflexiones, malas o buenas experiencias educativas. Sin pudor ni sin ese síndrome del impostor que suele extenderse entre los más preparados. Ojalá.

AMENAZAS U OPORTUNIDADES DE LA NUEVA FP

miércoles, 24 de abril de 2024

 

amenazas u oportunidades de la nueva FP
 

Pensamiento crítico, salir de la zona de confort, resiliencia, reinventarse, soft skills, competencias, upskilling o reskilling... todos estos términos tan manidos parece que van a ser puestos a prueba con el nuevo sistema de Formación Profesional que pronto se nos viene encima. Sin contar con el verano de por medio, en poco más de dos meses, deberemos haber comenzado a adoptar una serie de cambios que pretenden flexibilizar la FP y dualizarla completamente; incrementar su internacionalización, extender una innovación aplicada, acercarla al mundo laboral, fortalecer la orientación o actualizar la enseñanza y los aprendizaje; mientras además se reorganizan académicamente los centros educativos con un nuevo sistema de grados y diferentes módulos. 

 

Lamentablemente, los cambios que vienen con la nueva normativa (ver artículos en Caixabank dualiza sobre la nueva Ley) causan más temor que ilusión entre gran parte del profesorado. Tendemos a querer conservar el statu quo y vemos como una amenaza cualquier cambio que nos venga impuesto desde arriba. Sin embargo, la nueva FP, que ha sido poco o mal vendida entre el profesorado de gran parte del país, debiera ser una oportunidad para reconvertir muchas de las carencias e imperfecciones que llevamos cursos arrastrando y que paralizan la formación que ofrecemos. Entonces, ¿dónde está el problema? La normativa estatal, con sus más y sus menos, nos concede una flexibilidad que hasta ahora no teníamos y que nos impedía avanzar; ahora nos muestra unos ejes básicos que debieran facilitar una nueva Formación Profesional más avanzada y competitiva. 

 

No obstante, son las comunidades autónomas las que tienen ahora la pelota sobre su tejado. Saber aprovechar sus competencias y trasladar la visión de este modelo de FP que apuesta por la innovación, la internacionalización, la orientación, la digitalización, la dualización y el emprendimiento, no es tarea fácil y va a depender muchos de sus responsables educativos. Seguramente veremos demasiadas diferencias entre unas regiones y otras, así como la desigualdad en los recursos disponibles continuará siendo ilógica. Lo que no cabe duda es que todos estos cambios deben ser afrontados contando con los centros y su profesorado, dentro de una estrategia que incluya una formación y actualización integral de las plantillas en sus líneas públicas y privadas concertadas. 

 

Solo nos queda esperar el mejor desarrollo autonómico y un cambio de cultura a la hora de diseñar la ordenación y organización académica de los ciclos formativos y el resto de grados de FP. Ahora todo son conjeturas. Ojalá nos tomemos la implantación de la nueva FP con la tranquilidad que Jorge Arévalo, viceconsejero de Formación Profesional del País Vasco, nos anima a tener a la hora de introducir cambios o desandar el camino cuando sea necesario (excelente su entrevista al respecto de la nueva ley de FP en el programa radiofónico "FP Visible, FP de Calidad"). Una cosa es cumplir con la ley y otra es no entender que su aplicación, con el tiempo que vamos a disponer, va a complicar su ejecución completa y adecuada. Paciencia e ilusión a partes iguales van a ser muy necesarias. 


Confiemos en que no cunda el desencanto ni un desfallecimiento prematuro antes de comenzar esta nueva andadura de la FP que pronostica un par de cursos inciales complicados. No perdamos la ilusión por transformar esta etapa, contando con el profesorado como eje principal de su desarrollo, y buscando la reorganización y transformación más allá de unos cambios superficiales sujetos a otros intereses. Y, de paso, busquemos modelos de referencia y adaptemos las condiciones de los distintos sistemas de FP de cada comunidad autónoma española, en aras de una equidad en la oferta formativa que recibe nuestro alumnado a lo largo y ancho del país. No nos quedemos en la mera redacción y lectura del boletín oficial respectivo. Es amplio el margen de mejora en la FP.

CÓMO HACERSE RICO EN FP

domingo, 21 de abril de 2024

 

CÓMO HACERSE RICO EN FP

Hacerse rico es una vieja y eterna aspiración del ser humano. Probablemente, al igual que sucede con el bestseller de dudosa eficacia "Padre rico, padre pobre", si publicásemos un manual dirigido a jóvenes estudiantes de FP que desean hacerse millonarios, el éxito de ventas sería inmediato. Quizás tampoco sería mala idea editar un libro para docentes de Formación Profesional que buscan fortuna más allá de sus módulos... El maldito dinero. Pero esto no va de criptomonedas ni de influencers que emprenden. 


En cualquier caso, pese a la galopante pérdida de poder adquisitivo, podemos estar agradecidos de disfrutar de una profesión rodeada de jóvenes que nunca envejecen y que cada curso tienen algo nuevo que aportarnos a una vida que nos pisa los talones. Aunque luego, a la hora de pagar recibos, olvidamos las ventajas que nos ofrece esta ocupación. Porque, más allá de las envidiadas vacaciones o de la autonomía que disfrutamos a la hora de enseñar, la docencia ofrece satisfacciones personales que se materializan en el éxito de muchos de esos alumnos que pasan por nuestras aulas. Estudiantes que, probablemente, tampoco se forrarán en sus futuros empleos pero tendrán mejores herramientas para afrontar un mercado laboral exigente que no suele regalar oportunidades a los menos preparados. O simplemente descubrirán la valía que acaparan. 


Una cualidad de la FP es tener los pies en el suelo. Prometer fortunas o sueños fantásticos no es algo inherente a estos estudios. No hace falta que nos digan que salgamos de la zona de confort si queremos destacar profesionalmente, ni es necesario tampoco perseguir sueños con la cantinela de si quieres tú puedes. Los estudiantes deben ser conscientes del esfuerzo que implica, para los comunes mortales, obtener algún logro y la perseverancia que suponen ciertas metas sin garantía de éxito. A pesar de las ventajas o desventajas que unos u otros acumulan en la casilla de salida. Luego, si hay suerte, puede que te toque la lotería; ya sea en forma de un trabajo estable, bien remunerado y condiciones dignas; o con unos buenos compañeros y ejerciendo una labor que te apasiona o, al menos, te resulta gratificante. ¡Qué importante una buena orientación académica que les descubra ocupaciones profesionales satisfactorias!

 

Ser rico también significa ejercer una profesión donde te sientes valorado. Es evidente que del salario emocional no se vive y menos aún de esas modas conjugadas en inglés que solo esconden precariedad para sus followers. El engaño de la apariencia es un atractivo potente para jóvenes ansiosos de euros o de los likes que nos regalan para nutrir el ego. No hemos sabido vender la cultura ni la defensa de unos derechos laborales donde importe tanto ser exigente con uno mismo como con las condiciones que otros deben disfrutan. No me extrañan ciertas ansiedades. 

 

Ni esos improbables millones de euros ni los miles de contactos por las redes van a cimentar una vida personal y profesional; una existencia prevista de altibajos que será más llevadera si hemos aprendido a buscar y conservar esos asideros que no se compran ni se venden. Nuestros estudiantes serán más ricos cuando comprendan el valor de las personas que nos acompañan gratuitamente o sepan dedicar su tiempo a actividades relacionadas con la cultura en un sentido humanista. Eso es diferenciación real. Luego no quedará otra que seguir trabajando y agradecer lo recibido por quienes nos acompañan. 

 

Foto de Travis Essinger en Unsplash

LA NUEVA FP: LECCIONES DEL PASADO

martes, 19 de marzo de 2024

 


 

La FP tiene una larga historia. Podríamos remontarnos a los neandertales con su enseñanza especializada en el proceso de tallado de piedras; o a esos primeros proyectos (progetti) del siglo XVI donde el alumnado diseñaba planos y calculaba costes de posibles construcciones:

Así que al cuerpo docente se le ocurrió proponer una tarea compleja que permitiese al alumnado mantenerse vinculado con el currículo. Esta tarea debía ser tan real como fuese posible, pero con el grado de reto necesario para fomentar/exigir el estudio y la superación constantes.

                                                                                "La educación es otra historia" Fátima Mª García Doval.


Sin embargo, la FP es una etapa educativa poco mitificada que ha avanzado enormemente y en un escaso periodo de tiempo: tasa de matriculaciones creciente, variedad en la oferta de titulaciones, recursos disponibles (becas, tecnologías, digitalización), nuevos centros de FP, etc. En los últimos años, hemos pasado de una FP destinada básicamente a estudiantes abocados al fracaso escolar, a ser una opción donde caben todo tipo de perfiles que buscan una vía de acceso al mercado laboral o para aquellos que no encuentran el estímulo personal suficiente en otras etapas más académicas. Afortunadamente, ya no miramos con añoranza esas otras épocas donde la FP se dirigía casi únicamente a un tipo de alumno con unas circunstancias personales o sociales vulnerables. 


Lejos quedan los años 70 del siglo pasado, donde la FP1 y la FP2 nacieron como el primer intento de conectar formalmente la FP con el sistema educativo. Tanto entonces, como después con la LOGSE en los años 90 del siglo XX, se consiguió aumentar el número de estudiantes que optaban por la FP al finalizar la educación obligatoria. Todo ello, a pesar de los cambios que supusieron pasar de una FP más academicista y poco vinculada a las necesidades del sistema productivo a otra de carácter modular donde la formación en las empresas ha sido un factor determinante. La creación de los ciclos formativos con la LOGSE y la LOE trajo muchas necesidades de adaptación tanto del profesorado (ahora más especialista) como de la forma de trabajar en el aula a través de contenidos y competencias diferentes (desaparecieron las asignaturas tipo matemáticas, física y química, lengua española, educación física, etc.) Sin contar con las mil y una modificaciones en cuanto al acceso o promoción a otras etapas educativas o entre los distintos ciclos de grado básico, medio o superior. Las facilidades para promocionar o transitar entre etapas era más restrictiva.

 

De cualquier modo, todavía continúan ciertas reticencias en las familias para optar por la FP en lugar de por otros estudios (bachillerato o universidad), pero, sin duda, nada que ver con el escenario que hace poco más de veinte años afrontaban los jóvenes. No podemos negar que la FP ya no es solo una moda y que el esfuerzo inversor ha dado su resultados tanto a nivel de promoción como con la creación de nuevas plazas. A pesar de que seguimos 10 puntos por debajo de la media de la UE en estudiantes matriculados en FP. La oferta de plazas acabará reordenándose por una simple cuestión de eficiencia económica; ya sea por el aumento de la oferta privada como por la ausencia de estudiantes en determinados perfiles técnicos muy demandados por las empresas. Una eficiencia que debe mirar siempre de reojo el contexto de cada territorio y cada centro educativo. 


Ahora, con la nueva FP a las puertas, y con la consiguiente preocupación que conllevan los cambios sustanciales que nos depara, deberíamos mirar con cierta perspectiva esa FP de la que venimos. Tal vez sería necesario hacer un ejercicio realista de recuerdo; buscar el testimonio de esos pocos profesores que aún quedan y que anduvieron dando clase en esa FP1 y FP2 y que transitaron hacia los ciclos LOGSE o los actuales LOE con mucho esfuerzo. Quizás su memoria, junto a los datos que tenemos de cómo han evolucionado nuestros estudios y la inserción sociolaboral que ahora ofrecen, nos ayudarían a plantear con más optimismo una nuevo sistema de FP que debiera acercar aún más el mundo profesional a la escuela. Todo un desafío con la dualización integral que se asoma a la vuelta de la esquina.

Lo genuino no es agachar las rodillas para reverenciar y añorar imperios extintos o conceptos inamovibles, sino usarlas para caminar y avanzar. 

                                                                                                     Irene Vallejo. El País.10 de marzo de 2024

 

Parece que acabaremos añorando ese confort del que nos pedían repetidamente salir. La clave: seguir trabajando por el bien del alumnado. 


Foto de Meizhi Lang en Unsplash

INFOGRAFÍA: LA NUEVA FP

sábado, 9 de marzo de 2024

A raíz del artículo en este blog sobre los nuevos currículos y módulos de la nueva FP que llegará a nuestras aulas a partir del curso próximo 2024-2025, os dejo aquí con la siguiente infografía donde se resumen brevemente los cambios más sustanciales que se prevén. A falta de la ordenación que está por publicar y concretar desde cada una de las comunidades autónomas.

 

Lo que el nuevo sistema de Formación Profesional nos anticipa son muchos cambios a nivel organizativo, horarios lectivos, mayor flexiblidad y, esperemos, más recursos para preparar y actualizar los módulos.

 

LA NUEVA LEY DE FP


DOCENTES DE FP VETERANOS: VENTAJAS DE SU CONTRATACIÓN

miércoles, 6 de marzo de 2024

 

El mercado laboral ha cambiado mucho en veinte años. Los otrora contratos de relevo que se crearon con el objetivo de fomentar la incorporación de los jóvenes a un empleo estable, permitiendo además una transición más confortable hasta llegar a la jubilación total a aquellos que aún no habían cumplido los 65 años, tienen cada vez unos requisitos más desfavorables para el trabajador/a que desea ser relevado. Con suerte, a los 63 años, si has cotizado 36 años y 6 meses, tendrás derecho a una reducción máxima de la jornada del 50% a partir del año 2027. Pero este no es el asunto del artículo que aquí nos ocupa. Ni tampoco tiene nada que ver mi sobrevenida madurez...

 

En mi caso, como señalaba en un artículo anterior, las personas de mi generación (nacidos en las décadas de años 60 y 70 del pasado siglo) nos agarrábamos a un clavo ardiendo cuando había una oportunidad de empleo; no importaba que fuera a tiempo parcial o completo, una interinidad o cualquier tipo de sustitución donde coger experiencia a la vez que tener unos ingresos aceptables. Nada supuestamente diferente a lo que viven hoy los más jóvenes en búsqueda de un empleo estable; con la diferencia de la carestía creciente del coste de la vida y poder adquisitivo en descenso, a la par que una mayor oferta de empleo para los perfiles más formados. Cualquier tiempo pasado fue... distinto.


Sin embargo, dentro de la profesión docente en al ámbito de la Formación Profesional, los candidatos de mayor edad ofrecen distintos méritos en comparación a otros perfiles. Habitualmente, las personas con más de veinte años de experiencia (no solo a nivel docente), tienen unos antecedentes en su vida laboral que aportan no solo conocimientos técnicos valiosos para los estudiantes de FP, sino que valoran de otro modo las condiciones de trabajo en un centro educativo. Por no mencionar aquellos docentes que acceden a un empleo estable y con alumnado con interés por aprender y desarrollarse de la mano de la FP. Y a pesar de las dificultades y complejidad que conlleva la docencia, por supuesto. A partir de cierta edad se tiene otra perspectiva de la vida y, si has tenido una experiencia laboral ajetreada, estás más motivado para ejercer profesionalmente en otro centro de trabajo o en un sector diferente.


La edad, además de arrugas y un agotamiento físico y mental ascendente, añaden otra apreciación de las condiciones de trabajo (y no solo las económicas). Es usual conocer compañeros que vienen de otros sectores, con años a sus espaldas, que valoran la enseñanza por ser un trabajo más humano; donde el contacto con los alumnos, sin demasiadas exigencias de unos superiores, facilita un ambiente laboral satisfactorio. Incluso hay quienes descubren su vocación cuando ven lo que pueden aportar a los más jóvenes y lo que rejuvenece una profesión en constante contacto con ellos. Evidentemente, las aulas de FP no son siempre un paseo en barca, pero es difícil encontrar un empleo donde cada hora, cada trimestre o cada curso, nos ofrezca algo distinto. No cabe el aburrimiento, y los afectos llenan, sin duda. 


El envejecimiento de la población nos lleva a un mayor porcentaje de trabajadores con edades más avanzadas. No hay quien no quiera jubilarse antes de hora, pero lo tenemos cada vez más difícil. Por suerte, la mejora del estado de salud nos permite llegar en mejores condiciones, pese a que la docencia exige un alto nivel de energía mental, no solo física. En FP (con la excepción de una FP Básica más ardua) tenemos perfiles de alumnos donde las cotas de desgaste no son tan elevadas y se puede bregar perfectamente en un aula con la cincuentena superada. No obstante, además de fomentar la contratación de personas de mayor edad o que suman experiencias profesionales fuera de la enseñanza (como así lo contempla la nueva Ley de FP), debiéramos seguir dando motivos a los docentes actuales para seguir desarrollando una profesión trascendente para muchos de los que optan por la Formación Profesional.


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