Si nos paramos a pensar un poco, todos podríamos confesar alguna mala práctica docente que hemos hecho o estamos haciendo en el aula. Como se dice habitualmente: "La solución empieza por el reconocimiento de los hechos".
Yo, personalmente, puedo enumerar muchas malas prácticas realizadas en el pasado, que incluso repito en ocasiones consciente o inconscientemente. Aquí mi confesión pública:
- Mandar deberes repetitivos que se basan en los ejercicios o actividades del libro de texto. "Para mañana actividades de la 1 a la 12. Página 149 de vuestro mamotreto".
- Solicitar trabajos escritos, demasiado generales o específicos, que suponen un simple corto y pego para los alumnos. No hay un ejercicio de razonamiento o lectura comprensiva. "Elaborad un dosier sobre los diferentes contratos de trabajo en España". Ver artículo al respecto.
- Realizar presentaciones, tipo PowerPoint, soporíferas con decenas de diapositivas con mucho texto y sin interacción con el alumnado. "Hoy presentación del Tema 3: Tipos de vendedores". Leer entradas sobre ello.
- Reproducir documentales o películas sin unas preguntas previas o posteriores al visionado. Una mínima preparación es básica para exprimir los contenidos o valores de cada video.
- Dedicar las clases, fundamentalmente, a una exposición magistral y a unos ejercicios del libro. Esa dinámica durante horas no hay estudiante que la resista.
- Expulsar a un alumno ante cualquier tipo de falta y como medida disuasoria. O enviarlo ante el jefe de estudios o dirección. Ni funciona, ni educamos al alumno disruptivo o maleducado.
- Ser inflexible en el cumplimiento de las normas y con el aprendizaje individual de cada alumno. Es conveniente personalizar y adaptarse a las diferentes situaciones.
- Estar sentado en la mesa durante toda la clase. No preguntar, pasearse entre los alumnos, revisar sus trabajos o evaluar su desempeño cuando están utilizando ordenadores, móviles o tabletas.
- No empatizar. Recordar que todos hemos sido jóvenes. Que nuestras prioridades son distintas a las suyas. Que somos parte de su proceso de maduración y debemos tratar de conectar con ellos. Ni son extraterrestres ni son una generación perdida.
- No compartir con los compañeros mis experiencias del aula, ya sean buenas o malas. Hablar de lo positivo, no sólo de lo negativo, de mis alumnos. Nos falta cultura de trabajo colaborativo entre docentes.
- Evaluar al alumno, fundamentalmente, en base a exámenes escritos de contenidos memorísticos. "Examen parcial más exámen final y calculamos la media aritmética como nota final de la evaluación". Leer otra entrada personal en mi blog sobre este tema.
- No realizar actividades creativas con los alumnos. Innovar significa crear actividades y/o materiales para mis alumnos. Actividades de investigación que se centren en el proceso y no sólo en un resultado final. Con TIC o sin TIC.
Yo ya me he confesado. ¿Alguna mala práctica más que añadir?