Que las pantallas son motivo de discusión en el aula es algo sobradamente conocido. Que tenemos escasas recetas para evitar un uso indebido es también evidente. Que los móviles o lo ordenadores con conexión a Internet son máquinas de distracción masiva es un hecho. No por ello vamos a dejar de utilizarlos en el aula o desaprovechar las ventajas que nos ofrecen a la hora de aprender conocimientos nuevos o desarrollar competencias necesarias a nivel personal y profesional.
Otro tema, que no me compete como docente pero sí como padre, es la no conveniencia que tienen los alumnos más pequeños (educación primaria) de sufrir un modelo educativo poblado de pantallas similar al modelo de escuela basado en el libro de texto. Veo poco sentido a un aprendizaje basado en la lectura en un soporte digital donde las distracciones son la norma y para una etapa donde debiera primar la lectura comprensiva sobre cualquier otro tipo de competencias. Es en estas etapas donde el fomento de la lectura debiera ser el eje de cualquier plan de innovación educativa. Si tenemos claro que deseamos ciudadanos críticos, trabajemos la competencia lectora e informacional con estrategias que no pasen sólo por una conexión permanente a Internet.
A nivel de Formación Profesional nuestros alumnos deben aprender a usar con mesura los dispositivos móviles y cualquier otra tecnología que forme parte de su puesto de trabajo. Educar en el uso de estos dispositivos es una labor pesada para con la que cargamos los docentes y que es motivo de conflicto diario. Al final, buscar ese punto intermedio en el uso de los móviles es materialmente imposible; prohibir su utilización durante el trabajo en el aula o cuando explicamos algún contenido se hace necesario para favorecer la concentración. La multitarea es un mito. Otra cosa es programar actividades donde deban usar aplicaciones o herramientas específicas, o que precisen utilizar un formato digital adecuado a su puesto de trabajo.
Hace no muchos años nos dedicábamos a limitar o cortar el uso de una red lenta por defecto en los pocos ordenadores que disponíamos por curso. Luego vino la fiebre de las tablets y las pizarras digitales interactivas, y, ahora, con más velocidad que nunca y más dispositivos por alumno propios o de los centros, nos corresponde reflexionar sobre su uso y pensar menos en términos de "nativos o inmigrantes digitales" y pensar más en nuestros alumnos como "conscientes digitales". Alumnos responsables y conscientes de sus datos en la red y de la identidad digital que tienen, las competencias que necesitarán en su vida profesional y los valores que requiere una sociedad digitalizada que aún no sabemos adonde nos lleva. Todo ello sin necesidad de ser agoreros.
En FP debemos comenzar a plantearnos muchas de estas cuestiones relacionadas con el bigdata, las oportunidades profesionales, la actualización del profesorado a nivel digital y una estrategia para todas las familias profesionales, que, desde la administración educativa debiera implantarse junto con las empresas y entidades punteras en el ámbito tecnológico. Esto daría para otro artículo...
Disponer de conectividad es una oportunidad inmejorable para la enseñanza, los recursos son innumerables y tenemos enormes posibilidades para conectar con otras aulas, docentes o empresas en cualquier lugar del mundo. Sólo queda saber aprovecharlas, desconectar cuando toca, saber leer en cualquier tipo de soportes, y ¡leer mucho más!
Todo esto tiene origen en un tuit que trasladaba la opinión de dos pequeñas personas con las que vivo:
Mucho más sobre este tema en el blog de Catherine L'Ecuyer.
photo credit: Jerome Olivier thoughts via photopin (license)
Otro tema, que no me compete como docente pero sí como padre, es la no conveniencia que tienen los alumnos más pequeños (educación primaria) de sufrir un modelo educativo poblado de pantallas similar al modelo de escuela basado en el libro de texto. Veo poco sentido a un aprendizaje basado en la lectura en un soporte digital donde las distracciones son la norma y para una etapa donde debiera primar la lectura comprensiva sobre cualquier otro tipo de competencias. Es en estas etapas donde el fomento de la lectura debiera ser el eje de cualquier plan de innovación educativa. Si tenemos claro que deseamos ciudadanos críticos, trabajemos la competencia lectora e informacional con estrategias que no pasen sólo por una conexión permanente a Internet.
A nivel de Formación Profesional nuestros alumnos deben aprender a usar con mesura los dispositivos móviles y cualquier otra tecnología que forme parte de su puesto de trabajo. Educar en el uso de estos dispositivos es una labor pesada para con la que cargamos los docentes y que es motivo de conflicto diario. Al final, buscar ese punto intermedio en el uso de los móviles es materialmente imposible; prohibir su utilización durante el trabajo en el aula o cuando explicamos algún contenido se hace necesario para favorecer la concentración. La multitarea es un mito. Otra cosa es programar actividades donde deban usar aplicaciones o herramientas específicas, o que precisen utilizar un formato digital adecuado a su puesto de trabajo.
Hace no muchos años nos dedicábamos a limitar o cortar el uso de una red lenta por defecto en los pocos ordenadores que disponíamos por curso. Luego vino la fiebre de las tablets y las pizarras digitales interactivas, y, ahora, con más velocidad que nunca y más dispositivos por alumno propios o de los centros, nos corresponde reflexionar sobre su uso y pensar menos en términos de "nativos o inmigrantes digitales" y pensar más en nuestros alumnos como "conscientes digitales". Alumnos responsables y conscientes de sus datos en la red y de la identidad digital que tienen, las competencias que necesitarán en su vida profesional y los valores que requiere una sociedad digitalizada que aún no sabemos adonde nos lleva. Todo ello sin necesidad de ser agoreros.
En FP debemos comenzar a plantearnos muchas de estas cuestiones relacionadas con el bigdata, las oportunidades profesionales, la actualización del profesorado a nivel digital y una estrategia para todas las familias profesionales, que, desde la administración educativa debiera implantarse junto con las empresas y entidades punteras en el ámbito tecnológico. Esto daría para otro artículo...
Disponer de conectividad es una oportunidad inmejorable para la enseñanza, los recursos son innumerables y tenemos enormes posibilidades para conectar con otras aulas, docentes o empresas en cualquier lugar del mundo. Sólo queda saber aprovecharlas, desconectar cuando toca, saber leer en cualquier tipo de soportes, y ¡leer mucho más!
Todo esto tiene origen en un tuit que trasladaba la opinión de dos pequeñas personas con las que vivo:
"Prefiero el libro de texto en papel; el digital me distrae" (11 años)— eFePeando (@oscarboluda) 25 de febrero de 2019
"...con el ordenador no leo y me pongo a ver otras cosas" (9 años)
¿Estamos cayendo en un abuso de lo digital? CC @CatherineLEcuye
Mucho más sobre este tema en el blog de Catherine L'Ecuyer.
photo credit: Jerome Olivier thoughts via photopin (license)