Este curso, muy acertadamente en mi opinión, el gobierno canario ha implantando en educación Primaria la asignatura de Educación Emocional y para la Creatividad. Una asignatura transversal que no tendrá tanto éxito social como el inglés, la programación o el fútbol, pero seguramente será mucho más útil en la vida de los chavales. Una asignatura que, en el caso de la FP, podríamos titular en un módulo de EMPATÍA PROFESIONAL.
A nivel de Formación Profesional se trabaja mínimamente el tema de las competencias personales en los equipos de trabajo a través del ya casi extinto módulo de Relaciones en el Entorno del Trabajo (RET), sin llegar a tratar específicamente las habilidades emocionales -a discreción del profesor de turno-. Desafortunadamente, este módulo -poco popular entre el alumnado- ya no se contempla en los nuevos ciclos LOE de Formación Profesional, pese a que los ciclos LOGSE tampoco contemplan una carga lectiva suficiente (2 horas semanales aproximadamente) para trabajar estas habilidades en el aula.
Pero, ¿por qué no trabajar la empatía en el aula? Ya que no disponemos de un módulo de estas características, podríamos trabajar la empatía y el resto de habilidades para la vida necesarias (ver documento de la OMS) de un modo transversal. Es deseable que, tanto alumnos como profesores, trabajemos este concepto, vital en nuestras relaciones personales y profesionales. La empatía nos ayuda a modificar nuestro punto de vista que, como seres humanos, tendemos a considerar el acertado. Con empatía somos personas más dispuestas a colaborar y tenemos más posibilidades de solucionar conflictos. Gracias a la empatía podemos construir un mundo más humano. La empatía evita prejuicios, odiosas comparativas y nos hace mejor personas.
Comenzar a demandar empatía en docentes y alumnos puede ser el primer paso para darle a esta habilidad la importancia merecida. En cualquier profesión es necesaria cierta empatía para relacionarse con clientes, pacientes, colegas, empleados, proveedores, alumnos... La empatía es también imprescindible para negociar, realizar una presentación o disfrutar de un buen clima laboral. Una cualidad olvidada en escuelas de negocios o universidades que ayudaría a revertir las dinámicas dañinas que se suceden en muchos centros de trabajo.
Porque es posible trabajar técnicas de comunicación verbal y no verbal para resultar más empáticos. Aquellos que no han tenido la suerte de convivir en un ambiente empático, pueden igualmente cultivar la empatía. Porque la empatía es contagiosa: se transmite gracias a los compañeros o personas con las que convivimos habitualmente. Os dejo con este artículo, "¿Cómo iniciar una revolución de la empatía"?, de Guadalupe de la Mata (@Inn4SocChange), con algunos recursos para comenzar a trajinar con la empatía. También son de interés las "126 dinámicas de educación emocional" de Fernando Navarro (@fenamo59).