SIMILITUDES ENTRE LA FORMACIÓN DE ADULTOS Y LA FP

lunes, 17 de diciembre de 2018
La Formación Profesional y la Formación de Personas Adultas tienen muchos rasgos en común, así como una serie de peculiaridades que hacen que sean diferentes al resto de etapas educativas. Ambas etapas trabajan con alumnos que, en principio, tienen una motivación por el aprendizaje, ya sea por conseguir una titulación profesional o adquirir unas competencias útiles para su vida personal o profesional.

En el caso de la FP, esta eterna etapa en búsqueda del prestigio, parece que las instituciones políticas  y algunos organismos económicos han comenzado a tenerla en cuenta como un eslabón fundamental para disminuir el desempleo o el fracaso escolar. Aún así, pese a ello, seguimos demandando muchas más inversiones para unos ciclos formativos que necesitan recursos actualizados para que los alumnos puedan insertarse laboralmente con los mejores medios y aportando además un valor añadido a las empresas.

fp fadultosLa Formación de Adultos es, desafortunadamente, otra etapa que no tiene el reconocimiento que se merece. Tal vez, aún más desconocida o ignorada que la FP, pero sin duda una etapa esencial para muchas personas que desean retomar unos estudios; ya sea obteniendo el Graduado en Educación Secundaria, preparándose unas pruebas de acceso, aprendiendo idiomas u obteniendo competencias a través de alguno de los cursos para personas adultas. Dar nuevas oportunidades es uno de los fines de la educación; y en los centros de educación de adultos se dedican permanentemente a ello con mucho a esfuerzo para conseguirlo.

Incluso a nivel metodológico, podemos encontrar muchos elementos que son útiles tanto para la FP como para la educación de adultos. En este documento, "Resquebrajando el Graduado en Educación Secundaria para personas adultas: propuestas para un nuevo GES", elaborado por Maximiliano Alcañiz, Joaquim Balaguer, Javier Íñiguez, Ramón Paraíso, Diego Redondo y Josep Miquel
Arroyo,  se apuntan hacia unos objetivos en relación a las metodologías de trabajo, que pueden extrapolarse perfectamente a la Formación Profesional: alternar las clases magistrales con más trabajo individual y cooperativo, uso de plataformas virtuales, adquisición de competencias TIC, cambio del paradigma de la evaluación, trabajo transversal entre las materias, redes de trabajo a nivel interno y externo, etc.

Por otro lado, en ambas etapas, percibo una falta de actualización pedagógica que nos permita afrontar con mayores recursos nuestra docencia; no solo a través de otras formas de aprender (Aprendizaje Basado en Proyectos, Aprendizaje y Servicio, Retos...) sino también mediante una mayor reflexión sobre la educación a través de lecturas o encuentros con compañeros docentes.

La semana pasada, en las IV Jornadas Regionales de Educación de Personas Adultas "Creando cultura de aprendizaje. Educación a lo largo de la vida", pude comprobar de primera mano la importancia de esa reflexión conjunta, así como que la administración educativa cuente con los docentes en la programación de los estudios. Asimismo, es vital que el profesorado comunique y difunda sus prácticas educativas con el resto de docentes; una difusión que se hace aún más imprescindible en unas etapas donde son mínimos los recursos específicos abiertos publicados en Internet.

Me quedo, tras escuchar a otros colegas, con esa sensación de felicidad que contagian los alumnos a los que la educación les ha permitido, citando a Philippe Meirieu, subvertir su propia historia.

La presentación que realicé en el seminario de estas jornadas aquí disponible:

PROFESORES PROFESIONALES

jueves, 29 de noviembre de 2018
Conductor, auxiliar de enfermería, cantante, guía turístico, psicólogo, tutor, técnico informático, conferenciante, bibliotecario, jugador de fútbol, árbitro, camarero, reponedor, personal de limpieza, animador sociocultural, traductor, redactor, escaparatista, fotógrafo, cámara, iluminador, actor, electricista, montador, coach, diseñador, transportista, community manager, recaudador, vigilante, instalador de redes, vendedor, pintor, guionista, relaciones públicas, administrativo, policía, copista, mediador, agente de viajes, tesorero, auxiliar de farmacia, técnico de sonido, presentador, periodista, telefonista, dependiente, asesor, guardia urbano...

profesores profesionales
Todas estas y alguna que otra profesión más, aparte de la docencia, son las que muchos hemos tenido que realizar en algún momento de nuestra carrera profesional. Para que luego digan que no somos flexibles, que no nos adaptamos al entorno, que tenemos trabajamos poco o que nos falta ser creativos.

Somos profesionales de la docencia y, es indiscutible, que nuestra labor principal se debe desarrollar con y para con el alumno. No siempre tenemos el tiempo que deseamos para dedicárselo a cada uno de ellos; apurados por las fechas, las evaluaciones, los proyectos, las celebraciones, la burocracia... Vivimos en una vorágine que nos deja poco tiempo para la reflexión profesional o ese sano replanteamiento pedagógico que idealmente debiéramos realizar cada cierto tiempo. Pararnos a pensar cómo estamos haciendo las cosas, si realmente aprenden nuestros alumnos, para qué aprenden lo que les pretendo enseñar, si soy fiel a mi profesión y actúo con profesionalidad, si me estoy dejando (mal)llevar por ese monótono transcurrir de los días, o si sólo pongo faltas a ese entorno en el que inevitablemente tenemos que respirar.

El concepto de profesional no se gana sólo con la experiencia de los años; se gana día a día creciendo y demostrando que buscamos lo mejor para nuestra escuela y los alumnos que la conforman. Podemos ser aficionados a ese sinfín de profesiones que citaba en el primer párrafo, sin embargo, nos debemos a una profesión principal -la enseñanza- que no puede esconderse entre las madejas de esos otros hilos en los que nos enredamos casi forzosamente.

Ser un profesional de la educación, un buen docente, implica esa reflexión constante y compromiso con el alumno; independientemente de los que me han tocado en suerte -porque no se eligen- reconociendo que esta profesión es muy exigente, tiene sus sinsabores, pero, sin lugar a dudas, nos ofrece cada día momentos diferentes, cursos distintos y unas personas nuevas con las que aprender año tras año y que en principio están dispuestas a escucharnos. Aunque no sea todo color de rosa.

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+FONDOS +PROFESORES= +FP

lunes, 19 de noviembre de 2018
La pasada semana, en un nuevo anuncio realizado desde el Ministerio de Educación y Formación Profesional, se presentaron futuras medidas encaminadas a actualizar y modernizar la Formación Profesional española. Pese a los llamativos titulares de prensa, -léase este titular del diario Expansión- que a menudo se quedan en la anécdota, parece que existe una clara intención de establecer un plan estratégico específico para la Formación Profesional de nuestro país.

Esperemos que, más pronto que tarde, se incidan en las medidas dirigidas a actualizar los ciclos y dotarlos de recursos para que ese prestigio buscado se plasme en un mayor número de matrículas y en una mejor formación de nuestros alumnos y futuros profesionales. No podemos hablar solo de innovación, competitividad, internacionalización o esa pretendida modernidad, si luego no se presupuestan esos planes en cada comunidad autónoma; si dejamos todo al libre albedrío de los centros y al voluntarismo del profesorado; si se sigue diferenciando la red pública de la red concertada -con peores condiciones laborales- en lugar de trabajar en común o si no se cuenta con los docentes en esta pretendida nueva FP.

Cada cierto tiempo nos encandilan, o nos dejamos encandilar, con campañas en apoyo a la Formación Profesional que no suelen pasar de meras operaciones de comunicación institucionales de las que se hace eco la prensa. Ya son muchos años los que venimos hablando del exceso de universitarios en relación a los titulados técnicos en FP, de las ventajas de la dual o del alto desempleo juvenil; sin contemplar acciones reales y efectivas para todos los ciclos y centros educativos. Es imprescindible esa ansiada flexibilidad de los títulos a nivel de centros y nivel territorial; al igual que una mayor inversión en medios técnicos, de permisos de formación del profesorado y elevar la disposición de horas lectiva para su actualización o ejecución de proyectos.

Por otro lado, no debiéramos poner trabajas a que las empresas participen en la elaboración del currículo de los títulos, o que participen otros agentes sociales que conocen la realidad sociolaboral de su sector productivo o de servicios. También es una buena idea ir creando nuevos títulos que respondan a mercados emergentes vitales para la evolución de la estructura económica del país. Todas estas medidas, en aras de la flexibilidad de la oferta curricular y de la gestión de los centros, son interesantes siempre que no supongan un deterioro de la calidad de la docencia o un exceso de tareas a unos docentes que son y seguirán siendo - a pesar de la robótica- el eje principal de nuestro sistema de formación.

Digitalizarse y emprender el camino de esa economía 4.0 debe ser una tarea obligatoria para lograr una FP competitiva; sin embargo, no podemos obviar la introducción de nuevas metodologías y una constante capacitación pedagógica; comúnmente olvidada en esta etapa educativa. Los nuevos y los más experimentados docentes debieran disfrutar sistemas para traspasar conocimientos entre sí, al igual que planes donde el profesorado alcance a dominar metodologías con el fin de mejorar la adquisición de competencias -técnicas y personales- de todos los alumnos.

Quizás la nueva campaña, en lugar de +Futuro +Progreso, la podríamos cambiar por +Fondos +Profesores=+FP. Estoy seguro de que esta última ecuación garantiza una mejor Formación Profesional para todos, especialmente para nuestros alumnos.

PRIORIDADES (Y MODALES) EN LA ESCUELA

sábado, 17 de noviembre de 2018
Pensaba hoy arrancar con una soflama en defensa de los buenos modales, la urbanidad o la olvidada amabilidad con propios y extraños. Los años te convierten, cuando menos te das cuenta, en un tipo mayor al que le molestan los ruidos y ciertas actitudes de jóvenes y no tan jóvenes que en estas latitudes despuntan por su costumbre al alboroto. Sin embargo, pese a que no está de más insistir en las buenas formas o en corregir, sin temor a la respuesta, a nuestros menores; tal vez tengamos otras tareas prioritarias.

George Washington
En el ecosistema del aula todos tenemos un diseño, perfectamente (des)organizado, donde baremamos, definimos, prejuzgamos, estructuramos, relacionamos o criticamos a todos y cada uno de los alumnos con los que convivimos durante unas horas a la semana. El maestro antiguo de escuela tenía la fortuna de pasar todo el día con los mismos alumnos, con la dicha o la desgracia para los escolares de turno, de disfrutarlo o padecerlo durante su periplo académico. En cursos superiores es habitual pasar unas pocas horas, casi de perfil, por aulas repletas de jóvenes, cada uno con sus inquietudes y con un bagaje colegial que sirve de fina capa protectora ante nuestros envites educadores. Una lástima para ellos y para nosotros que no siempre podemos atenderles debidamente.

Lo del slow education tiene aspecto de terminar como otra nueva y excéntrica moda pasajera en tiempos donde el inglés, las tecnologías y el emprendimiento forman parte de ese nuevo maná ofrecido en el biotopo educativo integrado por familias, centros y la administración educativa. Preocupados constantemente por las competencias, el futuro y lo que demandan los actores principales del sistema económico, nos dedicamos a perpetuar un modelo de escuela que no tiene suficiente tiempo para deleitarse en sus alumnos y descabalgar a sus docentes de ese sueño innovador y proselitista en aras del pragmatismo.

Sin duda, pese a lo que leemos y escuchamos en los últimos tiempos, el factor fundamental para cualquier cambio educativo somos los docentes; reflexionar sobre nuestro papel en el aula y nuestra responsabilidad con los alumnos, más allá de las dificultades que nos pone el sistema, debiera ser un ejercicio obligatorio. La profesionalidad del docente, ahora que vuelven a la carga con la evaluación del profesorado, podría también medirse en función de la preocupación que tenemos por nuestros alumnos y la capacidad de empatizar con ellos. Solemos caer en esa realidad paralela según la cual algunos no han sido nunca jóvenes o no han pasado jamás por un aula como discentes; una experiencia personal escolar que valdría la pena recordar de un modo realista.

En cualquier caso, pese a estas inconexas líneas y, volviendo al párrafo inicial, las maneras importan; pero aún más las intenciones con las que actuamos en todos los niveles. La mayoría de estos ciento diez consejos de George Washington siguen vigentes para cualquiera preocupado por la cortesía o el respeto en el aula y en esos otros mundo virtuales o reales.

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RAZONES PARA UN NUEVO MODELO DIGITAL DE ESCUELA

miércoles, 31 de octubre de 2018
¿Cuál es la estrategia de digitalización más adecuada para los centros educativos? ¿Es necesario el uso permanente de dispositivos móviles? ¿A qué edad es conveniente comenzar a utilizar ordenadores, para qué y durante cuanto tiempo? Entiendo que todas estas cuestiones tienen respuestas diferentes en función de la etapa educativa en la que estemos trabajando. Sin embargo, observo pocas diferencias a la hora de digitalizar la docencia que se ofrece a los alumnos de educación primaria de la de alumnos de secundaria, bachillerato o Formación Profesional.

No es demasiado sensato ofrecer el mismo tipo de tareas a un alumno que está comenzado a leer o aprendiendo a estudiar que a aquel que está preparándose para el ejercicio profesional en una empresa. Tampoco es razonable comenzar a digitalizar todos aquellos procesos o tareas que pueden realizarse por otros medios y que no suponen ganancia alguna para el aprendizaje o la productividad personal.

Ya sabemos, o debiéramos saber, que inundar de Chromebooks los colegios, de tabletas o aplicaciones que gestionan aulas virtuales, no es la panacea para el sistema educativo actual. En los EEUU, tal y como se muestra en este artículo del New York Times ("The Digital Gap Between Rich and Poor Kids Is Not What We Expected"), ya se está ofreciendo una educación, a las clases sociales más pudientes, basada en experiencias del mundo real y limitando el uso de las pantallas. Una oferta formativa que abre una brecha con las escuelas de alumnos con menos recursos y que han apostado por las pantallas como estrategia educativa. Actualmente en España, según datos del INE para el año 2017, el 83,4% de los hogares disponían de acceso a internet; no tiene tampoco mucho sentido seguir con la estrategia de introducir más pantallas en los centros educativos a edades tempranas y crear adeptos a Google o Apple antes de los diez años.

razones para un nuevo modelo digital de escuela
¿Están realmente aprendiendo más nuestros niños? Es realmente terrible la carta de estos psicólogos norteamericanos llamando la atención a la American Psychological Association (APA) sobre las prácticas de las empresas tecnológicas donde se manipula a los niños buscando que se enganchen a las redes sociales o videojuegos provocando alteraciones en su salud mental y un peor desempeño académico. ¿No sería más conveniente plantear una escuela donde hagan o aprendan todo aquello que su entorno no les facilita (lectura, reflexión, interacción, modales, experiencias ricas...)? En un mundo ideal sería magnífico que las familias postergaran el uso de móviles o redes sociales hasta bien entrada la adolescencia para así evitar la presión por la adquisición de estos dispositivos y aplicaciones.

Para más inri, la introducción de los móviles en los hogares sigue en aumento. En el mundo un usuario de móvil pasa 170 minutos al día usando este dispositivo y España lidera el porcentaje de penetración con un 88% de usuarios móviles (Informe Ditrenda 2017). Las adicciones a las redes o el uso compulsivo de estos dispositivos deben tener una respuesta desde la escuela; no solo prohibiendo su uso sino estimulando un manejo adecuado y diferente al empleo superficial que se realiza de los mismos (mensajería instantánea, selfies, juegos online, redes sociales...) y que no saben aprovechar su potencial real (buscador, diccionarios, aplicaciones técnicas y profesionales, búsqueda de empleo, etc.).

Las alabanzas a la multitarea de los más jóvenes o esa supuesta facilidad que tienen con la pantallas es más que discutible. Fundamental el artículo de Catherine L'Ecuyer, "Son nuestros alumnos nativos digitales", donde se remarca la necesidad de preparar bien al alumno en el entorno offline  para poder manejar todo ese flujo de información y conocimiento al que podemos acceder de modo online.  Con tanta herramienta y aplicación tecnológica es fácil caer en la superficialidad perdiendo la oportunidad de disfrutar de unos contenidos relevantes para los alumnos.

No creo que se trate de dar una vuelta atrás al trabajo que venimos haciendo o a ese replanteamiento que hacemos del modelo educativo renovado que anhelamos. Está claro que los alumnos actuales viven en una sociedad bien distinta a la que nosotros hemos vivido, pero ello no quita que nuestra experiencia les proteja de un consumismo tecnológico que poco les va a aportar en sus vidas actuales y futuras. Debemos seguir trabajando la motivación en el aula junto a la exigencia; tratar de mostrar los contenidos para que deseen seguir aprendiendo; alternar metodologías diferentes en función de los grupos y las materias; conectando las asignaturas con la vida real y nuestro entorno.

No dar prioridad a las pantallas no significa que dejemos de buscar nuevas formas de evaluación u otros instrumentos para que el alumno aprenda con medios actuales. La digitalización de la enseñanza tiene sentido para que el alumno aprenda a manejarse en diferentes entornos, pero no para que la pantalla sea el entorno principal de trabajo y repetir prácticas analógicas igualmente anodinas. Gracias a la informática también adquirimos otras muchas competencias (razonamiento, creatividad, comunicación...) que son solo una parte de las competencias personales y profesionales de cualquier persona.

Disponer de internet en casa o en las escuelas es algo realmente fascinante y una oportunidad que damos por sentada en nuestra afortunada sociedad occidental. Internet es un vehículo soberbio para visitar cualquier lugar, conocer personas con las que de otro modo no contactaríamos, investigar contenidos y compartirlos o mantenerse actualizado; no debiéramos hacer un uso raquítico de la red y de los dispositivos trasladando el modelo tradicional del libro de texto a una pantalla táctil más vistosa pero igual de poco estimulante, intelectualmente hablando, a ojos del alumno. Eso sí, la distracción y la diversión quedarán garantizadas.

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SLOW EDUCATION

jueves, 25 de octubre de 2018
A veces quedan incluso bien estos anglicismos, y el término slow en educación parece un adjetivo proscrito en los tiempos que corren. Tiempos rápidos donde el consumo de educación parece destinado a obtener títulos que certifican competencias de diversa índole y en escalas multicolores.
Nos paramos poco a pensar para qué educamos y donde está lo importante, o más bien, lo que urge en esta época de cambio constante.

En este entretanto nos embarcamos en demasiadas cosas sin un trasfondo claro o con una superficialidad meridiana. Apuntamos hacia demasiados frentes y luego nos enerva la acumulación de tareas, proyectos, sinsabores, relaciones personales, comparativas, competitividad... a lo que añadimos unos alumnos siempre jóvenes en un contexto complejo.

slow education

Estamos tardando demasiado en llevar a cabo la trilla, y separar toda esa paja de un grano que puede acabar enterrado si no centramos nuestra tarea en lo que realmente importa: una educación memorable. Memorable en el sentido de que adquieran competencias para toda la vida; memorable en que los alumnos sean conscientes de su necesidad de conocimiento; memorable en que valoren la formación que están recibiendo y el coste que supone; memorable en que los jóvenes se sientan escuchados, atendidos y respeten al mismo tiempo a compañeros y docentes; memorable porque les ayudará a dar sentido a su vida personal y profesionalmente.

Todo ello es difícil de llevar a cabo si no se dan las condiciones para ello, si todos los docentes no se implican del mismo modo en los centros educativos, no dando valor a nuestra profesión o se deje que unos pocos sean los que se estresen laboralmente; o si no hay clara una línea pedagógica y unos principios que vertebren las escuelas. Luego quedarán en el olvido las modas educativas, los manequin challenge y el resto de naderías que inundan los centros cada cierto tiempo; sin embargo, nuestras acciones y actitudes como profesionales de la educación permanecerán y dejarán esas huellas invisibles que de tanto en tanto convergen en nuestro camino en forma de una persona adulta y agradecida por la educación recibida.

Es hora de pararnos un poco y dejar de echar la culpa a esta sociedad hipercompetitiva que alimenta egos, estimula la confrontación y nos incita a enrolarnos en esa espiral de multiactividades en la que vivimos. Ser creativos, reflexionar, leer, convivir... necesitan un fuego lento que no está reñido con la innovación que nos requieren.

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LOS ESTUDIANTES RINDEN PEOR SI....

lunes, 22 de octubre de 2018
Ahora que muchos nos (re)planteamos determinadas prácticas docentes, más o menos innovadoras o más o menos efectivas en relación al aprendizaje y/o atención de nuestros alumnos, me viene caído del cielo el siguiente tuit de Filip Raes, que traducido y resumido por Pablo Malo viene a decir lo siguiente:

El tuit original con las referencias consiguientes está en este enlace:
Pese a estas evidencias, "comprobadas" y "sufridas" con la experiencia, creo que vale la pena que se recuerden y difundan entre los colegas docentes. A algunos les pueden parecer verdades de Perogrullo, pero no son pocos los que aún seguimos escuchando a defensores del mito de los jóvenes multitarea o las ventajas de la digitalización total del aula (modelo 1:1), entre otras perlas.

Como cualquier otra afirmación, el hilo del señor Raes podría rebatirse o afinarse según también el perfil de los estudiantes con los que trabajamos, su etapa educativa o los recursos materiales con los que nos encontramos. En este caso, se refiere a estudiantes universitarios; en principio motivados, maduros y responsables de su propio aprendizaje. Aún así, este contexto no está muy lejos de lo que sucede en las aulas en ciclos formativos de grado superior o, seguramente, en clases de bachillerato.

En Formación Profesional, la mayoría de los docentes tenemos claro que es vital que nuestros alumnos aprendan haciendo y buscando siempre la autonomía en este proceso. Ello no implica que debamos apartar la clases magistrales y busquemos además que adquieran unas competencias digitales mínimas para el desempeño profesional en su rama. Sin embargo, nos encontramos con cada vez más dispositivos -portátiles, tabletas o móviles- que necesitan ser desconectados o revisados para lograr esa atención necesaria y que su uso no vaya en detrimento del rendimiento del alumno; como así apunta el tuit arriba mencionado.

Lograr la perfecta combinación entre lo digital y analógico, el aprovechamiento de las clases y el trabajo en casa, y los momentos de conexión y desconexión del mundo virtual; se ha convertido en la aspiración de muchos profesores que gastamos miles de kilocalorías en que los jóvenes atiendan y saquen provecho de las clases "pese" a la tecnología disponible y sin caer en la monotonía o autocomplacencia profesional. Porque el control de los dispositivos, la distracción que provocan o la falta de concentración son ya una necesidad o carencia constante en cualquier aula.

No me atrevo a dar lecciones ni fórmulas magistrales, pero, sí es necesario: prohibir los móviles u otros dispositivos electrónicos en ciertos momentos; apremiar al profesorado a que no utilice los recursos digitales para realizar el mismo tipo de tareas que se han venido haciendo con los libros de texto; enseñar a los alumnos a tomar notas manuscritas durante una exposición pública y, sobre todo, aprender a digitalizar sólo aquellos procesos que redunden en una mayor productividad personal de docentes y alumnos.

Para un próximo artículo dejo la necesidad o no de digitalizar los libros de texto o qué tipo de dispositivos me parecen más adecuados para el consumo de contenidos académicos y adquisición de competencias. Que también tiene tela el tema...

ESTRATEGIA Y COMUNICACIÓN PARA LA FP

martes, 9 de octubre de 2018
Como si el día de la marmota se tratara, cada curso arrancamos con ciertas -no muchas, desde luego- expectativas de avance de nuestro sistema de Formación Profesional. En cada comunidad autónoma se perciben o "sufren" en cierto modo estas esperanzas permanentemente incumplidas; a excepción de nuestros queridos vascos que arrasan con su sistema como la tribu gala de Asterix rodeada de romanos. No hace falta más que leer las últimas noticias: "Bruselas se inspira en el modelo vasco para impulsar la FP en Europa".

Aquí, en la Comunidad Valenciana, seguimos con más de lo mismo, esperando todavía ese deseado plan de Formación Profesional que reordene el sistema, apueste por otro modelo de formación del profesorado, invierta en todos los ciclos, escuche a los diferentes actores de los centros sostenidos con fondos públicos, implemente una FP Dual real y se comunique con todos, independientemente de ideologías u otras cuestiones alejadas de la educación.


Las metodologías, la pedagogía o la digitalización de los ciclos -por nombrar algunas- siguen siendo olvidadas en unos planes de formación que no se comunican bien y que alcanzan a pocos docentes. Falta un esfuerzo en comunicación, más allá de las redes sociales -también desaprovechadas-, que promueva una formación planificada para esta etapa específica. Considerar la FP como una etapa diferente supone algo más que crear un departamento o invertir en unos recursos para sólo unos pocos. ¿Para cuando una entidad pública que se dedique a pensar en la FP contando con todos sus actores?

También echo de menos una comunicación efectiva de sus responsables; una comunicación bidireccional y bien diferente a los anuncios o tuits efectistas sin derecho a réplica. Porque promocionar la FP es mucho más que una campaña de comunicación de imagen, un vídeo resultón o unas cifras de matriculación. Es hora de hablar de actualizar ciclos no sólo a costa del profesorado, sino contando con el mismo y mejorando su jornada lectiva independientemente de su centro de origen o situación contractual.

Porque las palabras, los tuits o los vídeos se los lleva el viento. Al final lo que queda es el día a día en las aulas; el estrés de un profesorado que se actualiza, que quiere llevar a cabo proyectos, que tiene que cumplir unos requisitos lingüísticos y que debe bregar con unos recursos limitados porque la Administración no se los facilita. Las legislaturas pasan y aquí estamos, con más pena que gloria, formando cada año a miles de alumnos, unos ochocientos mil, que formarán parte de los profesionales de nuestro país y contribuyendo al crecimiento del mismo.

Porque la verdadera innovación, de la que tanto gustamos hablar en el ámbito educativo, vendrá dada cuando los gobernantes se atrevan a invertir y planificar en un sistema flexible de FP que persista en el tiempo y se amolde a las circunstancias cambiantes que nos han tocado vivir.

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MÁS PEDAGOGÍA Y EVIDENCIAS EN LA ESCUELA

domingo, 30 de septiembre de 2018
Tras un intenso fin de semana, organizando y trajinando en las primeras jornadas Eduhorchata, acompañado de buenos amigos y de un excelente equipo con Salva, Raúl y Jordi, toca hacer un breve balance de lo mucho aprendido y escuchado en las ponencias, debates y talleres que hemos podido disfrutar en el Puerto de Sagunto.

Todos tenemos claro la dificultad de llegar a acuerdos globales en relación al sistema educativo y a las leyes que lo regulan; somos sabedores de la enorme necesidad de recursos que tienen muchos centros y ciertas etapas educativas; cada uno tenemos una visión de hacia donde deberíamos ir en las aula, con nuestros alumnos y los compañeros de escuela. Sin embargo, ya empezamos a ser conscientes, los profesionales de la enseñanza, de la necesidad de ser precavidos con las modas o metodologías que inundan las redes; estamos cada vez más alerta en no perder el oremus de lo que debe significar la educación para nuestros niños y jóvenes, independientemente de las opiniones personales, creencias o ideas políticas.

Con Víctor Vitoria, conocido en las redes como Profesor Jano, reflexionamos acerca del modelo digital de los centros educativos. Víctor nos abrió un debate, imprescindible hoy día, para digitalizar la escuela sin caer en ciertos errores; desaciertos como tratar de sustituir todo el papel por los medios digitales o pensar que estamos innovando por introducir herramientas TIC u ordenadores en las aulas. Afirma que es preciso elaborar un mismo entorno digital para docentes y alumnos, así como elaborar un currículo digital; porque es fundamental un modelo digital que implique a TODO el centro educativo.
Escuchando a Marta Ferrero te lo pensará dos veces antes de implementar una metodología en tu centro que pueda afectar al alumnado. Es imprescindible, como ella comentó, que nos paremos y reflexionemos previamente sobre los cambios que queremos introducir en las aulas; sobre qué evidencias respaldan su aplicación y como investigar mínimamente antes de introducir estos cambios. En su blog personal, "Si tu supieras...",  hay mucha más información al respecto: https://situsupierass.wordpress.com/
Iñaki Imurúa nos aproximó al mundo de las cibercomunidades de aprendizaje y los txokos vascos. Una estupenda analogía para unos espacios digitales donde los participantes, con unos intereses comunes, comparten y colaboran formal o informalmente para desarrollarse personalmente. Caímos en la cuenta de si somos lurkers o no en las redes, y nos demostró que un vasco puede hablar bien en valenciano...
Con Javier Panadero, magnífico divulgador de ciencia y cacharrismo, además de reírnos, comprobamos que la ciencia -cosa seria- puede ser divertida; que las opiniones no cuentan sino que es el criterio empírico al que debemos acudir para hacer afirmaciones. Nos demostró que el anumerismo actual nos hace creer en la homeopatía, el caldo de pollo concentrado o confiar en todo lo que vemos sin estudiarlo previamente. No te pierdas su suicidio homeopático en directo...

En los talleres, con Ramón Paraíso, Josep Miquel Arroyo, Bernat Llópis, Baltasar Ortega, Pedro J. Cifuentes, Ángel Vallejo, Samuel Soriano, Xavier Moratonas y Pablo Martínez, cada uno pudo enseñarnos las aportaciones que la educación de adultos, la robótica, el software libre, la ludificación, el dibujo o la filosofía, pueden hacer a nuestras aulas.

Finalizamos las ponencias con Noelia Alcaraz y Manuel F. Navas, una magnífica guinda para oir hablar sobre innovación, y, en especial, sobre la apremiante necesidad de que los docentes tengamos una mayor formación en pedagogía y seamos lectores de literatura pedagógica. Conectando con el discurso de Marta Ferrero,  apuestan por una innovación desde el aula pero con una base pedagógica. La innovación como una actitud donde el alumno transforme su manera de acercarse al conocimiento. Todo genialmente plasmado a través de estas ilustraciones de Pedro Cifuentes:

Por último, asistimos a un debate donde el pacto educativo, las competencias, las TIC, la inclusión, la FP o el magisterio, fueron los temas principales sobre los que reflexionaron en voz alta nuestros contertulios: una inspectora de educación, un director de un centro educativo, una estudiante de Magisterio y un docente de Formación Profesional. Mejor colofón, imposible.

Eso sí, no pudo falta la cata de horchata y fartons en unas jornadas #eduhorchata que esperamos se repitan el año próximo, pese a los impedimentos, inconvenientes y, gracias sobre todo, a la generosidad de los participantes a las mismas.


Foto: https://twitter.com/sole_dalfo_eli

JORNADAS EDUCATIVAS, FARTONS Y FP

domingo, 23 de septiembre de 2018
Este próximo fin de semana, desde el viernes 28 al domingo 30 de octubre, tendrán por fin lugar, en el Puerto de Sagunto, las primeras Jornadas educativas #Eduhorchata, oficialmente tituladas como Jornadas de Educación Activa; que, con el soporte del Cefire y el Ayuntamiento de esta localidad, pero más bien, por la voluntad de sus organizadores, esperamos que se traduzcan en unas horas donde compartir lo que a los participantes, ponentes y talleristas nos une en común: la mejora educativa para nuestros alumnos.

Los organizadores, Salva, Jordi, Raúl y el autor de este blog, provenimos de etapas educativas diferentes, centros de distintos tipos y con diferentes ideas sobre política educativa. Aún así, nos unen las ganas de conocer in situ las experiencias de otros profesionales de la educación que acostumbramos a leer a través de las redes; además de la excusa que nos dan los preparativos para conversar y compartir arroces, horchatas o lo que se tercie.

jornadas educativas fp eduhorchata
Hacía años que no sentía ese anhelo de desvirtualizar a alguien, como en mis primero años en Twitter, donde, gracias sobre todo a los congresos de FP en el País Vasco o en los encuentros de Novadors, podías encontrarte con esa persona a la que habitualmente seguías y que incluso te parecía inalcanzable.  Espero que ese espíritu tuitero inicial se retome aunque sea por unos días y se traslade a las redes. Aún así, esperamos igualmente poder ofrecer la grabación de las jornadas así como la retransmisión en directo de algunas intervenciones (siempre que la tecnología lo permita). 

Este viernes, podré por fin escuchar una ponencia de mi admirado Víctor Vitoria (@profesorjano) contándonos su experiencia sobre la introducción de las TIC en los centros educativos. Además de otras charlas, críticas fundadas hacia algunas tendencias educativas, talleres sobre filosofía, robótica, ludificación, aplicaciones, debates, etc. Unas buenas jornadas donde se pretende que todos los inscritos participen, opinen, alaben, critiquen o se dediquen meramente a degustar la horchata que serviremos. 

Si te quieres acercar, hasta el jueves 27 puedes inscribirte desde este formulario, así como desde la página web de las jornadas donde tienes todo el programa detallado: www.eduhorchata.com. Además de la cena organizada para ese sábado a la que también puedes apuntarte y reservar vía online. En cualquier caso, puedes seguir todo el "evento" a través de Twitter con la etiqueta #eduhorchata o dirigirte a alguno de los organizadores para pedir algún farton de más si es preciso. 

¡Ah! Si eres de FP, ni lo dudes. También tendremos a Javier Vila en el debate final para ofrecernos su visión sobre la Formación Profesional, además de los foleros de turno...

Nos vemos. 

photo credit: docteur_chris Vintage horchata via photopin (license)

¿TITULITIS O EXPERIENCIA CON ACTITUD?

viernes, 21 de septiembre de 2018
Que en este país somos los reyes de la titulitis no es algo nuevo para muchos; lo cual no justifica esa supuesta avaricia por obtener cualquier título y a toda costa. Tal vez el problema lo vengamos arrastrando por esa manía de inflar currículums, sin valorar, en muchos casos, la persona que anda detrás de los mismos o por apreciar en exceso los apellidos del candidato de turno.

Incluso, en cualquier concurso oposición, no es raro que los postulantes presenten un mamotreto con los tropecientos cursos, cursillos, certificados, documentación o informes sellados por todo tipo de organizaciones. Sumar horas de cursos realizados, con escaso filtro, puede ser casi una empleo previo imprescindible para cualquier opositor que pretenda el éxito en su ambición personal.

Mientras tanto, la experiencia profesional, la madurez personal, el saber estar o las referencias profesionales, parece que van perdiendo rédito; un buen currículum, con un diseño vanguardista aderezado de un sinfín de títulos variopintos, puede ser más provechoso que una perseverante carrera profesional. Puedes llegar a ver frustrado un empleo si no acreditas un certificado de idiomas o no has cursado el "innovador" cursillo de turno.

A nuestros alumnos de Formación Profesional les insistimos en que la actitud es lo que manda en un puesto de trabajo. Que esas competencias blandas -soft skills- son más importantes de lo que piensan; pese a que su título oficial como técnico o técnico superior les abrirá unas puertas que demandan una certificación oficial y contrastada: "¿Cuáles son las habilidades más valoradas por las empresas?".
Lo que no podemos es caer en la rueda de formarse por inercia o sin buscar un aprendizaje útil para su vida laboral presente.

Luego vendrá la experiencia, que, aderezada de esa actitud profesional, es la que realmente diferencia a un buen profesional de otro ordinario. No hay más que ver a una camarera experimentada que te sirve con celeridad o a un enfermero que te extrae sangre con el máximo cuidado y sin dejarte marca alguna. La diferencia la marcan las personas con esa veteranía a la que adicionan una disposición siempre positiva.

Por favor, sigamos centrándonos en lo que más importa, inculcando esa disposición hacia el trabajo, pero sobre todo exigiendo a las empresas y a la administración que se valore en su justa medida este valor en detrimento de los títulos secundarios de turno. De hecho, las grandes empresas tecnológicas ya apuestan por contratar sin exigir títulos: "Las 15 grandes empresas que ya no exigen un título para contratar (y los motivos)".  Aún así, habrá que estar vigilantes si estamos hablando de valorar más una serie de competencias sobre otras, o se está buscando abaratar salarios.

De momento, seguiré guardando mi carpeta con ese sinfín de certificados que me pueden salvar el pescuezo en alguna ocasión.

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25 HORAS

lunes, 17 de septiembre de 2018
Envidia me producen esos cientos o miles de profesores de la educación pública que protestan en voz alta y consiguen incluso, en ciertos casos y parece que en un futuro próximo, una sustancial mejora de sus condiciones laborales; viendo reducidas sus horas de docencia semanales a unas 18 o 20 horas según la comunidad autónoma.

Por el contrario, en mi comunidad autónoma (Valenciana), seguimos y parece que continuaremos con unas jornadas maratonianas de 25 horas semanales de docencia (sin contar horas complementarias y otros quehaceres) que dificultan la actualización del profesorado y la mejora de la enseñanza en los centros concertados. Todo ello, sin contar además con las horas semanales, que, muy convenientemente, disponen la mayoría de centros públicos para aquellos docentes que llevan a cabo proyectos europeos, formación profesional dual, TIC, tutorías, jefaturas de departamento, dirección escolar, innovación, calidad, etc.

No tiene sentido alguno que, otros docentes, en este caso profesores que trabajamos en centros privados concertados y equiparados salarialmente, tengamos una carga docente y de trabajo superior -entorno a un 20-30%- en comparación con un docente que ejerce en un centro público; eso sin hablar de aquellos que tienen otro tipo de responsabilidades (jefes de estudio, directores, jefes de departamento, tutores...) sin la consiguiente reducción de jornada. Hablo con conocimiento de causa, y no es de recibo ni justo para los alumnos que un profesor/a de un centro concertado tenga mayor carga de trabajo y no pueda por ello ofrecer una mejor docencia o atención al alumno por falta de tiempo; o se vea en su defecto, obligado a desatender obligaciones familiares o personales.

Tal vez la comparación no es del todo acertada, pero a nadie se le ocurriría sugerir que un profesor interino tuviera peores condiciones laborales por el mero hecho de no haber obtenido su plaza. Otros argumentarán que el acceso a la concertada tampoco es justo, pero todos, al fin y al cabo, estamos sometidos a las mismas exigencias profesionales de titulaciones oficiales, acreditaciones de los requisitos lingüísticos u otras vainas. Además que, mejorando nuestra situación no hay ningún perjuicio para terceros, a excepción de para las arcas públicas.

Nunca he sido partidario de hablar de los "de la pública" o los de "la concertada" como dos sectores enfrentados; aunque así a veces lo percibiera en algunos foros. Más bien siempre me ha gustado conversar y conocer mejor las condiciones y experiencias de docentes de otros centros independientemente de la titularidad de estos. De hecho, me encuentro igual de cómodo en unas jornadas educativas donde la mayoría son funcionarios, que en un curso de formación específica para compañeros de un centro concertado.

Esta reclamación, quejido, lamento o más bien quemazón, lo hago en voz alta porque creo sinceramente que es hora de moverse y reclamar algo que considero razonable, y no sólo por  el agravio comparativo existente en las condiciones laborales, sino porque no podemos ejercer la docencia en unas condiciones adecuadas si además necesitamos actualizarnos, formarnos, visitar empresas, aprender idiomas, ¡innovar!, gestionar centros, establecer alianzas con otras escuelas y docentes, o todo aquello que cada vez se nos exige en un entorno ultracompetitivo.

Por lo demás, me alegro por todos aquellos docentes que consiguen, en sus centros educativos y comunidades autónomas, mejorar los ratios de alumnos por clase, disminuir las horas lectivas, aumentar retribuciones, mejores equipamientos, etc. Espero no molestar a nadie con esta modesta petición de menos horas lectivas semanales y más horas disponibles para todo el profesorado de los centros concertados y, en especial, de la Formación Profesional.

A quien corresponda.

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¿DEBATIMOS EN CLASE?

sábado, 15 de septiembre de 2018
De un curso a otro y de un aula a otra pueden haber muchas diferencias respecto al alumnado. Los ciclos de grado medio, con alumnos con edades entorno a los 17 años, siempre han sido más difíciles de gestionar por la falta de madurez del alumnado y la constante disrupción de unos jóvenes que precisan atención constante.

En los ciclos formativos de grado superior, con cada vez mayor alumnado proveniente de los ciclos de grado medio (ya que, desafortunadamente, no deben pasar por una prueba de acceso), nos encontramos cada vez más con la misma problemática: interrupciones constantes, no respeto al turno de palabras, no saber trabajar en silencio, desaprovechamiento de las clases, distracciones por el uso de Internet o el móvil, faltas de respeto o compostura, etc. 

Este curso, para tratar de paliar estas actitudes y mejorar ciertas competencias personales, nos embarcaremos en el uso del debate como estrategia de aprendizaje y adquisición de competencias de comunicación oral, búsqueda de información, pensamiento crítico y respeto a los demás. 

debates en el aula FP

Para ello hemos tomado los magníficos materiales del proyecto de La Debatidora, creados por Nacho Gallardo, Diego Bernal e Isabel Alconada, junto a la página web de Debates con acento en el IES Florencio Pintado. Con estas webs puedes conocer el funcionamiento pormenorizado de un debate y cómo aplicarlo al ámbito académico, así como algunas dinámicas y vídeos para iniciarse en este tema.  

En nuestro caso, añadiremos, antes de cada debate, el visionado de una película o documental, como introducción al tema en cuestión a debatir. La idea es que los equipos de debate preparen previamente el tema para defender sus posturas pero previamente se introduzca el tema a través de este documental o película que tendrá relación con los contenidos y competencias del módulo profesional; temas de actualidad relativos a la economía internacional adecuados al ciclo formativo.

El objetivo, a más largo plazo, es crear nuevos equipos de debate en otros ciclos, tanto de grado medio como superior, de modo que podamos diseñar una liga o competición pública abierta al resto de alumnos de modo que puedan presenciar los debates y conozcan la importancia de respetar un turno de palabra, permanecer en silencio durante una exposición, hablar con fundamento, sostener una tesis siguiendo un argumentario, convencer a otros o refutar afirmaciones diferentes a la tuya.

Iré contando próximamente qué tal la experiencia; esperando al menos mejorar el clima de respeto y escucha en un aula donde todos nos sentamos libres de opinar sin perder los modales o la consideración a compañeros y profesores. Entiendo que no es nada innovadora la experiencia, pero estoy convencido que la solución o la mejora del aprendizaje está en ir probando y adaptando métodos contrastados por otros docentes y escuelas; siempre en función del contexto y la etapa educativa donde ejercemos.

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LA SOCIEDAD DEL ME GUSTA

lunes, 13 de agosto de 2018
Te tomas una horchata y valoras al camarero o el exceso de azúcar que posee; compras un libro y valoras al dependiente en la caja; vas a una playa y valoras la arena en tu cuenta de Twitter o Instagram; coges un taxi -o un VTC que llaman ahora- y valoras al conductor tras el viaje. Incluso, si estás descontento con el proceso de matriculación en tu centro educativo, también le puedes cascar una miserable estrellita en Google si el alumno está descontento con el horario adjudicado. Sólo nos queda que nos valoren al final de cada clase...

No estamos lejos de la realidad que mostraba el inquietante capítulo "Nosedive" de Black Mirror donde cualquier ciudadano tiene una calificación pública que determina su éxito personal. Ya es raro encontrar algún joven o adolescente que no esté pendiente de los megustas o que exponga su vida sin tener en cuenta lo que significa la privacidad y la intimidad. Los más pequeños ya conviven con esa infantil calificación mediante emoticonos que hacemos los adultos en determinados comercios donde parecemos obligados a valorar cualquier bien o servicio. ¿Es realmente necesario?

La escuela debe ser un contrapunto a ese ansia de calificación; por mucho que el marketing siga insistiendo en que debemos embarcarnos en el social media, podemos ofrecer una mayor reflexión al respecto tanto a los alumnos como a sus familias. Se puede y se deben distinguir los canales de comunicación digital de este constante juicio superficial donde se venden realidades edulcoradas carentes de crítica o reflexión personal.

También nos queda la alternativa de abstenernos y no valorar nada -¿qué ganamos?- quejarnos o felicitar cuando sea preciso y no como norma, dejar de estar pendientes de esos likes que los jóvenes influencers ya saben que sólo causan una gratificación momentánea. Otra opción es reflexionar al respecto en clase; la lectura de este artículo de El País puede ser un buen punto de partida: "La vida ‘online’ de una generación pegada al móvil".

Como docentes de Formación Profesional no podemos obviar las necesidades de nuestras empresas o centros de trabajo en cuanto a la competencia digital de nuestros alumnos, aún así, no es óbice que estos se formen igualmente acerca de un uso sensato de las redes y de su relación con las mismas tanto a nivel personal como profesional. Ya no se trata sólo de cuidar la identidad digital y esa acuciante falta de intimidad; se debe debatir sobre la superficialidad, la cortesía, la educación, la humildad, la autenticidad, la prudencia o los conocimientos que nos aportan las redes y las consecuencias que provocan en nuestras vidas o en las de los demás.

Desafortunadamente no es un tema que deba ocupar sólo a adolescentes. La sociedad del me gusta campa a sus anchas entre púberes, millenials y viejunos... y la escuela tiene mucho que decir al respecto.

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¿CÓMO SE PRESTIGIA LA FORMACIÓN PROFESIONAL?

martes, 10 de julio de 2018
Que aún sigamos hablando de prestigiar la FP, tras varias reformas legislativas, actualización de los títulos, diferentes ciclos económicos, gobiernos autonómicos y estatales de todos los colores, etc. parece un tanto esperpéntico.

Que continúen apareciendo noticias con comentarios de empresarios o responsables políticos al respecto de esa supuesta falta de prestigio y de la necesidad de fomentar la formación profesional, chirría a los que nos dedicamos a ella. La última, aparecida en el diario Economía, abunda en ello: “Es necesario dignificar la figura de la Formación Profesional”.  A mi parecer, en la línea del tuit del viceconsejero de FP en el País Vasco, lo que hay que hacer es invertir más dinero y hablar menos.
Sobran comentarios. Máxime cuando estamos acostumbrados a palabrería en más de una década sin mejora alguna, más bien con un exceso de voluntarismo y condiciones exiguas a todos los niveles. No es casualidad que la FP vasca sea un referente en España y en Europa. Además de la apuesta política y del consenso mayoritario en la nueva ley vasca aprobada para la FP (por favor, que tomen nota otras autonomías y el ministerio), se llevan invirtiendo millones de euros en esta etapa educativa desde hace más de dos décadas con el primer plan vasco de FP de 1997.

prestigiar la formación profesionalPor tanto, ahorrémonos los discursos vacíos, la venta de eslóganes o la falta que hacen los titulados de FP en nuestro país. Inviertan señores gobernantes. No caigamos en debates estériles acerca del cobro de matrículas a los alumnos o de si aprovechan bien los estudios algunos estudiantes. Sin inversión no hay posibilidad de avance en una etapa que requiere de medios actualizados, metodologías acordes al mundo laboral, formación permanente del profesorado y un proceso de digitalización e internacionalización que no estamos llevando a cabo por falta de recursos humanos y materiales. Se necesitan expertos que no sólo hagan estudios sobre el sistema de formación profesional en España; equipos de trabajo en las administraciones educativas que implementen planes con un apoyo presupuestario amplio y que se traduzcan en avances significativos aunque sea lentamente pero con visión de futuro.

Luego ya discutiremos del aprovechamiento de las becas, el plurilingüismo, el emprendimiento o cualquier otro tema de actualidad educativa. Primero, más inversión y contando con la experiencia de una FP vasca que ya sabe lo que funciona y donde centrar la estrategia para el futuro de empresas y alumnos. Porque mejorar las competencias de nuestros alumnos, aumentar el número de plazas, actualizar los ciclos y conseguir más titulados, acaba saliendo barato al conjunto de la sociedad. Porque hace falta algo más que voluntad para prestigiar nuestra Formación Profesional.

DE LA FORMACIÓN Y REFLEXIÓN DEL PROFESORADO

jueves, 5 de julio de 2018
Cuando conoces la realidad de otros centros educativos se percibe rápidamente que las inquietudes son habitualmente comunes con independencia de la localización geográfica o la titularidad del centro. Parece que hubiera un espacio universal donde el profesorado y los equipos directivo estuvieran transitando permanentemente en búsqueda de esa actualización pedagógica que cubra las expectativas de los alumnos y, sobre todo, de una sociedad exigente ya por norma.


Creo que esa abundancia de formación ofertada, utilizando como analogía las líneas de Herbert Simon que aparecen en el siguiente tuit de Carlos Magro, nos desvía de algún modo de los objetivos de una actualización docente que a menudo confundimos con estar al día de las modas educativas; agobiados por esa pretendida innovación educativa, el edutainment, los gurús, los influencers, etc.

En este mundo de sobreinformación, ya es hora de comenzar a reflexionar sobre a qué prácticas educativas merece la pena dedicar nuestro cada vez más escaso tiempo. Si realmente conviene practicar o utilizar determinadas herramientas o metodologías -innovadoras sólo en el nombre- que en breve caerán en desuso o si merece más la pena compartir momentos de reflexión con docentes con cierto bagaje de nuestro centro o entorno más próximo.

En cada centro educativo tienen, por herencia cultural o por la línea de trabajo en el centro, una serie de puntos fuertes que no se valoran lo suficiente y merecen ser explotados y difundidos. Luego, en cada escuela, tenemos también unas carencias concretas que son aquellas que merecen ser trabajadas al margen de esas modas educativas y requieren de una sosegada reflexión para no perder tiempo ni recursos en actividades estériles. Porque hay escuelas que necesitan formación para adquirir una competencia digital mínima, mientras que a otras les interesa desarrollar más la cooperación de sus docentes o, tal vez, sólo requieren actualizar contenidos o materiales a disposición del profesorado.

Es por ello indispensable saber quien nos puede ofrecer esa formación, si ha pisado el aula o tal vez no sea necesario, o si tal o cual metodología está basada en evidencias auténticas (recomiendo la lectura del blog de Marta Ferrero: situsupierass.wordpress.com). No se trata de demonizar, ni mucho menos, prácticas con décadas de experiencias como el Aprendizaje Basado en Proyectos, o la utilización puntual del juego en el aula, usada a lo largo del tiempo, o la edición de vídeos con fines educativos.

Estoy hablando de que si bien muchas prácticas o experiencias pueden ser utilizadas en el aula, debemos previamente reflexionar sobre su uso y acometer su introducción con cautela y sin desechar métodos o herramientas que, por parecer antiguos, no son menos eficaces en esta compleja labor que es la enseñanza. Por concretar, me disgusta que en muchos centros se venda más (y se compre también más) el bilingüismo o el uso de ciertos dispositivos, que un buen plan lector a medida de cada etapa educativa y vertebrado con la escuela, las familias y el entorno.

Resumiendo. Estoy convencido que los equipos docentes, a nivel de centro, debemos encontrar esos tiempos de reflexión o atención a las prácticas que queremos llevar a cabo, tanto a nivel individual (con lecturas y cavilación), como a nivel grupal con nuestros compañeros. Precisamos de esa reflexión para no errar ni en el diagnóstico ni en las terapias que nos puedan vender como un remedio rápido a los perpetuos y variables inconvenientes de la educación. Y, aún así, seguiremos haciendo lo que podemos.

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PROPUESTAS PARA EL AULA DE FP

viernes, 15 de junio de 2018
Con el curso ya prácticamente finiquitado, ya toca ir pensando en el siguiente año académico. Los que tenemos la fortuna de saber los módulos que no corresponden y cierta estabilidad laboral, podemos ir ya avanzando en nuevas propuestas a propósito del balance de este último curso.

Como es habitual en junio, al menos en mi caso, siempre me queda la sensación de no haber llegado a todo lo que me propuse, no haber atendido suficientemente bien a todos los alumnos o dejar de trabajar temas que considero relevantes para su formación. Una sensación que intuyo se agrava con los años por la complejidad creciente de los conocimientos técnicos, las necesidades permanentes de digitalización y la exigencia del mercado formativo de ofrecer proyectos nuevos con los mismos recursos personales -desde hace ya varios lustros-  que nos concede la Administración educativa.

Tras ya muchos cursos de experiencia, escuchando a viejos compañeros, leyendo las opiniones y críticas de otros docentes por la red y prestando atención a los alumnos, uno comienza a tener algo claro hacia donde debemos ir o qué tipo de acciones tienen mejores resultados en el aula. Aún así, y pese a que algunos se autoetiquetan como "expertos", no cabe duda que ni muchos años de aula o de investigación educativa son garantes de éxito; y ni mucho menos de satisfacción profesional.

En cualquier caso, me atrevo a compartir varias líneas de trabajo que considero pueden ser interesantes para mis alumnos de Formación Profesional. Incido en lo de FP porque se difunden demasiadas prácticas educativas como si pudieran ser extensibles a cualquier etapa (primaria, ESO, bachillerato, universidad), y, ciertamente, cada una de ellas tiene unas necesidades bien diferenciadas que debemos atender de manera específica. Se me ocurren muchas experiencias que debieran ser atendidas (o ignoradas) de un modo más selectivo en función de cada etapa: idiomas, lectura, emprendimiento, robótica, flipped, gamificación...
PROPUESTAS PARA EL AULA DE FORMACIÓN PROFESIONAL

Yendo al grano, me permito comentaros algunas propuestas para el próximo curso:
  • Avanzar con la lectura. Desde hace ya tres cursos ofrezco una serie de lecturas recomendadas a mis alumnos. En el caso de los ciclos de grado superior, suelo sugerir dos o tres lecturas cada evaluación para que el alumno seleccione una; mientras que en los grados medios son los alumnos los que seleccionan sus propias lecturas o recomiendan otras a sus compañeros que reseñan en su blog personal -utilizado como portafolio del curso-. El próximo curso, vamos a aprovechar libros que se pensaban desechar de la biblioteca, junto algunos otros libros personales, y crear una biblioteca de aula donde los alumnos busquen primero reseñas sobre estos libros (adjuntándolas a los mismos)  y luego cada uno seleccione los títulos a su gusto. Leer también "Libros recomendados para jóvenes de FP".
  • Bloc de notas. El mundo digital no es la solución a todo. Cada vez es más infrecuente encontrarse con alumnos que van tomando notas de lo que dice el profesor o llevando una agenda en condiciones. En FP no creo que haya que volver a las libretitas de doble pauta por módulo, pero sí creo necesario disponer un cuaderno de notas donde apuntar ideas interesantes, comentarios del docente o datos a ser recordados. El año próximo comenzaremos con un concurso de ideas, aprovechando el módulo de marketing, para que los alumnos compren y personalicen su propio bloc de notas. De paso, seleccionaré y adquiriré la que más se adapte a mis necesidades, porque también me hace falta cierta organización no virtual... 
  • Digitalización. Aparentemente en contradicción con el punto anterior, creo necesario plantearse en cada uno de nuestros ciclos formativos los actuales y futuros cambios que está produciendo la digitalización en los perfiles profesionales de los titulados en FP. No tengo claro como abordar esta necesidad en mis módulos, pero sí creo debemos saber aprovechar las oportunidades que actualmente nos brinda la realidad virtual o aumentada. Puedes ver algunos ejemplos en diversas familias profesionales en este artículo de Celia Ruíz: "¿Cómo aplicar la Realidad Virtual en Formación Profesional?". Aunque para ello nos haría falta algo de formación y recursos abiertos específicos para no tener que dedicar un tiempo excesivo en el diseño de materiales. 
  • Kahoot. La herramienta ya preferida de muchos profesores que corre el riesgo de saturación por el creciente abuso. Por ello, en lugar de que el alumno se limite a concursar, se puede también utilizar para que el alumno, antes de comenzar un tema, sea el que diseñe el Kahoot y redacte las cuestiones relacionadas con esta temática para luego ser proyectadas y comentadas en común. Un buen modo de provocar esa lectura previa de cada unidad didáctica que no suele ser muy habitual antes de comenzar un tema nuevo.
  • Exámenes con formularios. Suelo utilizar los exámenes tipo test al finalizar cada evaluación. Es un modo de asegurarme que se han estudiado los contenidos y las lecturas obligatorias de cada trimestre; así como me facilita las correcciones al final de una evaluación que suele estar plagada de prácticas y trabajos pendientes de revisión. Para este curso próximo pretendo automatizar las correcciones y utilizar los formularios que se pueden realizar con Google Drive. En este artículo de Javier Fernández Panadero podéis ver como gestionarlo todo, no es nada complicado: "Hacer exámenes con los Formularios de Google".
  • Juego de mesa. Sin ser muy usuario de juegos de mesa, he podido encontrar, o mejor dicho, me he tropezado con un juego específico para el ciclo formativo en el que trabajo -Comercio Internacional-. Probaremos las supuestas bondades de la gamificación a través de una simulación de una importación o exportación a través de un juego que además utiliza contenidos de varios módulos del ciclo: ver la web de Funtraders. A ver si de paso aprendemos y echamos un buen rato los alumnos y profesores del grupo. 
  • El móvil. Ahora que ha estallado el debate sobre el uso o no del móvil en el aula, somos todos conscientes de los efectos sobre la atención que producen en alumnos y resto de mortales. Habitualmente el uso del smartphone está prohibido en las aulas de los centros educativos, aunque en FP hemos tratado de fomentar otros empleos de unos dispositivos que entorpecen más que favorecen la concentración del alumno. Como en cualquier puesto de trabajo, el uso del móvil no suele estar permitido, a sabiendas de cualquier tipo de sanción. Personalmente, no creo que debamos retirar los móviles sino más bien avisar de las consecuencias de un uso indebido (por ejemplo, a través de su calificación); además de que conozcan las múltiples posibilidades para su organización personal o descarga de aplicaciones con un fin profesional.
  • English. La niña bonita del sistema educativo, la lengua inglesa, es también una asignatura pendiente en la Formación Profesional. En mi caso, en el ciclo de Comercio Internacional, es imprescindible una competencia avanzada en este idioma. En esta ocasión, por exigencias curriculares del centro, introduciremos materiales en inglés en una programación que ahonda en las competencias orales y de comprensión escrita del alumnado. Por suerte, hay infinidad de recursos en inglés relacionados con la logística y el transporte internacional. 
  • Twitter y LinkedIn. Retomar el tuiteo para aprender y conocer otros profesionales de nuestro ámbito de actuación. Debiera ser obligatorio conocer su uso al menos para seguir perfiles que aportan, y mucho, al desarrollo profesional. Dejé de utilizar Twitter asiduamente con los alumnos hace un par de cursos, "Twitter: ¿para alumnos o para profesores?", pero sigo creyendo que es una herramienta muy útil. También, en coordinación con el módulo de FOL, sería necesario que conocieran los diferentes usos de LinkedIn a nivel profesional. Porque hay vida más allá de Instagram y de los likes indiscriminados...
  • Aprendizaje y Servicio. Tras varios cursos llevando a cabo proyectos con metodología ABP, habitualmente uno por curso y con una duración semanal, seguiremos incidiendo en esta otra metología -ApS- que se combina muy bien con los proyectos de ABP. Estos proyectos son siempre un buen modo de cambiar ciertas dinámicas del curso y aterrizar en un entorno real más motivador para el alumno y que permite afianzar conceptos y adquirir nuevas competencias que no se emplean en el día a día del aula. Con el ApS exploraremos nuevas áreas donde poder desarrollar esos contenidos y competencias profesionales junto a alguna entidad social de nuestro entorno o de ámbito internacional. Muchos recursos al respecto en esta página de Roser Batlle que clasifica experiencias por temas. 
  • Blogs. Mi niña bonita. Ya son muchos años utilizando los blogs como portafolio digital del alumno con mayor o menor éxito. Obligar a que el alumno se abra un blog, escriba, cuente sus experiencias formativas o enlaces sus propios materiales, no es demasiado motivador para muchos alumnos. Aún así, me parece una herramienta excelente para que adquieran unas competencias digitales básicas y comunicativas que van a necesitar en su futuro laboral. En cualquier caso, debo seguir pensando nuevos modos de utilizar el blog para no perder ese ápice de motivación pretendido; ¿alguna idea? Os dejo como ejemplo este blog personal de una alumna del ciclo de grado medio de Actividades Comerciales: "La historia de Dulce".
Pese a que los comentarios a los blogs ya sean algo retro, espero tus valiosas aportaciones para el curso próximo.

photo credit: yourbestdigs Four daily planners on a clean white desk via photopin (license)

UNA MINISTRA DE FP

lunes, 11 de junio de 2018
Algunos aún nos frotamos los ojos y releemos las páginas web donde aparece el nombramiento de la ministra de Educación y Formación Profesional. Por primera vez en la historia española aparece la FP dando nombre a un ministerio y, el profesorado -tan fácil de contentar- ya estamos ilusionados con el supuesto relanzamiento de nuestra FP. El tiempo dirá.

Nuestra nueva ministra, Isabel Celaá, tiene experiencia como consejera de educación en el País Vasco, así como es catedrática de educación secundaria en la especialidad de inglés; excelentes valores añadidos. A la ministra ya le empiezan a caer peticiones desde todos los sectores relacionados con la educación: sindicatos, patronales, comunidades autónomas, etc. Sus primeras declaraciones han dejado claro que impulsará la Formación Profesional -de momento seguiremos siendo optimistas, pero cautos- y que retomará el pacto educativo para avanzar en el mismo.

Isabel Celaá Ministra educación y FP
Fuente: EFE
El pacto educativo parece un viejo PC al que se le van introduciendo actualizaciones o cambiando algunas piezas para que la educación siga rodando. Como sabemos -y sufrimos- este PC va a trancas y barrancas,  demandando una verdadera renovación que nos permita funcionar tranquilamente durante unos cuantos años más. Ya es hora de que unos y otros se pongan de acuerdo para al menos mejorar lo que más interesa a alumnos, familias y docentes; tener claro un modelo educativo con recursos suficientes y basado en la investigación científica. Interesante el monográfico de la revista Cuadernos de Pedagogía sobre el pacto educativo: "Im-Pacto" coordinado por Carlos Magro y Alfonso González.

Como docente de FP también tengo mis peticiones para la ministra de Educación y Formación Profesional; más aún sabiendo su procedencia geográfica y su conocimiento de la FP vasca. Le demandaría básicamente que se emplearan los mismos recursos materiales y humanos en la FP de todo el país; que se establece un marco y una estrategia de futuro para todas las familias profesionales junto a las CCAA; que se cree un organismo nacional de investigación y recursos sobre la Formación Profesional y no sólo una web (todofp.es), útil para la promoción pero insuficiente para los centros y su profesorado.

Es evidente que cada región española tiene sus particularidades, y es necesaria una flexibilidad en cuanto a titulaciones y estructura modular de los ciclos. Lo que no parece sensato es la disparidad de criterios a la hora de desarrollar los ciclos, la formación profesional dual y la rigidez que algunos sufrimos en comparación a otras comunidades más abiertas en cuestiones organizativas.

Menos lógicas son aún las diferencias laborales del profesorado de FP según la CCAA en la que ejerza la docencia; es inaudito que un profesor tenga una jornada de 25 horas semanales mientras que en la comunidad de al lado sólo realicen 18 horas en función también de si trabajar en la red pública o en la concertada (sostenida con fondos públicos). Por no hablar de las horas, a discreción de cada gobierno autonómico, que pueden disponer aquellos docentes, jefes de departamento o equipos directivos, que varían ostensiblemente de una CCAA a otra. De hecho, en la Comunidad Valenciana, un director/a de un centro educativo de FP no dispone de horas de dirección y tiene 25 horas de docencia en el aula; un desatino si lo comparamos con el mismo docente y cargo en Navarra que tiene de 9 a 12 horas para el ejercicio de la dirección que se restarían a las 18 horas lectivas semanales (ver resultados de una encuesta abierta que publiqué en Twitter al respecto esta semana).

Asimismo, en la FP actual se nos demanda mayor actualización, internacionalización de los estudios, convenios para la Dual, digitalización de los títulos, plurilingüismo... todo ello a coste cero de la administración y con un profesorado cada vez más saturado, con las mismas horas lectivas y menos tiempo disponible para atender las necesidades educativas del alumnado. Creo que ya es hora de que las administraciones educativas inviertan, ahora que corren mejores tiempos, actúen y nos dejemos de simples desideratas o campañas acerca de las bondades que aporta la FP a nuestro país.

Estimada ministra: la Formación Profesional se prestigia contando con el profesorado de FP en las reformas, mejorando e igualando sus condiciones laborales (independientemente del tipo de centro o ubicación geográfica), invirtiendo en recursos técnicos y en la actualización profesional de los docentes; y avanzando en la orientación académica y profesional de los centros educativos. 

Ministra Celaá; mucha suerte en su desempeño. Por la cuenta que nos trae a todos.
Con la tecnología de Blogger.

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