COMBATIR CON LA EDUCACIÓN

lunes, 30 de mayo de 2022

Se respira un raro ambiente, profesionalmente hablando, en las redes. Además de ciertos retrocesos que se adivinan a nivel social y político, en el plano educativo también parecemos de nuevo enfrascados en cuestiones no menores, pero sí en teoría superadas: alumnado disruptivo, homofobia, adoctrinamiento, la cultura del esfuerzo... Junto a unos cambios legislativos que anuncian poca variación en lo que realmente importa; mientras nos mareamos en cuestiones curriculares donde acabamos discutiendo únicamente por la idoneidad de unos contenidos frente a otros. Ni la formación docente, ni la investigación educativa, ni los medios materiales, entre otros temas, parecen de interés en el debate actual. Por no hablar de esa pedagogía que algunos denuestan pero que facilita nuestra compleja ocupación. 


Un panorama donde muchos adolescentes, y sus familias, siguen en el sistema educativo con un desapego creciente. Un sistema que invita a terminar cuanto antes la educación obligatoria, como si fuera un mal trago insustituible, para pasar a una Formación Profesional que haga borrón y cuenta nueva; o a un Bachillerato donde la gracia está en competir por una plaza universitaria para obtener un grado imperfecto que requiere de un máster a posteriori pasando antes por caja. Pero del amor por saber y enseñar no hablemos, que queda cursi. Seguiremo disputándonos las vacantes escolares, quién ideologiza más o menos o quién ofrece mayor plurilingüismo aderezado de ámbitos o de "atención plena".


Y luego viene esa desmotivación que se respira no solo entre los estudiantes. Una falta de horizonte, un panorama cada vez más complejo, hartazgo, falta de referentes, monotonía, ensimismamiento, falta de aprecio... No sé. Cada junio se siente más el agotamiento mental y ni las frases de Walt Disney sirven para animar el cotarro. El mal sueño ahora nos persigue. La ilusión por el trabajo colaborativo, compartir proyectos en las redes, difundir experiencias... están en horas bajas. ¿Sálvese quien pueda? 

 


Hay días que nos levantamos pesimistas ante el poco avance y el anquilosamiento de propios y extraños. Pero la educación lo es todo y nos debe servir de acicate pese a un entorno ingrato e interesado. En tiempos que se avecinan turbulentos (ojalá me equivoque) más nos valdría centrarnos en lo que realmente importa. Citando a Emilio Lledó, en una reciente entrevista: "Después de tantos siglos, en los que ha habido tanto progreso cultural, tanto arte, tanta belleza, tanta literatura, tantos libros, tanto pensamiento, tantos ideales, que de repente haya explosiones de irrealidad, de insolidaridad y de degeneración. Creo que eso tiene que combatirse con educación, con libertad".

¿QUÉ LEEN LOS DOCENTES?

miércoles, 25 de mayo de 2022

Para responder a la pregunta que titula esta entrada no sería mala idea enviar a nuestros claustros uno de esos formularios online que tanto abundan hoy en día sobre qué leen y con qué frecuencia. Tal vez nos llevaríamos más de una sorpresa; o puede que nos confirmara lo que algunos ya intuímos. Porque, además de novelas, me cuestiono de nuevo: ¿leemos los docentes literatura sobre educación?, ¿o es algo solamente de educadores frikis y ociosos?


Entiendo que la existencia de editoriales especializadas en libros sobre educación indica cierto interés sobre el tema entre el profesorado e incluso entre los padres y madres de los alumnos. Tomando como referencia, a modo testimonial, el listado de los libros más vendidos de educación en Amazón, observamos que abundan los títulos de autoayuda, los orientados a la crianza de niños o educación de adolescentes y los cuadernillos de actividades escolares. Si analizamos este listado, observamos que entre los libros destinados específicamente para docentes hay pocos entre los primeros puestos; además de los últimos y recomendables libros escritos por Juan Fernández (uno junto a Mariana Morales) hay poco más que algún título sobre la atención a la diversidad o la educación especial junto a un par de ensayos sobre educación en los últimos puestos de ventas. 

 

Siempre me ha sorprendido ese escaso interés sobre la lectura de libros relacionados con la pedagogía, la reflexión e investigación educativa o la didáctica de nuestras materias. En los actuales másters del profesorado, además de abundar con mayor o menor acierto en las distintas metodologías y otras actividades en boga, no es fácil encontrar recomendaciones de libros que supongan una reflexión sobre la eduación actual y futura que van a abordar. Solo nos faltaba esa corriente de antipedagogismo que reduce cualquier innovación al rango de ocurrencia como si todo estuviera ya inventado y la mayoría del profesorado se aviniera a los cambios y novedades metodológicas. Quizás como contraposición a cierta insustancialidad escolar wonderfuliana


Me parece indispensable fomentar en los claustros, así como desde las distintas iniciativas de formación del profesorado, la lectura de literatura sobre educación. Es necesario además encontrar tiempos para el debate y comentarios de estos libros; así como invertir en la adquisición de novedades y de clásicos o referencias obligadas para maestros y profesores. Lecturas obligadas para no caer en el seguidismo de las redes y sus modas. Lecturas para alimentar nuestra capacidad crítica frente a los cambios que nos imponen o las ideas interesadas. Lecturas para pensar y disfrutar como una parte más de nuestro crecimiento personal y profesional. 

 

Para predicar con el ejemplo, además de en este blog donde puntualmente recomiendo libros (ver etiqueta al respecto), me aventuro a sugerir lecturas actuales y pasadas desde mi cuenta de Instagram (@oscarboluda). Una cuenta que reutilizo, no para mostrar mi decadencia física ni mi opípara dieta, sino para reciclarme y reducir el ruido de naderías que extendemos por las redes. De momento a tiktoker no me aventuro... Todo sea por la sostenibilidad intelectual. 


Nos seguimos leyendo.

 

NI SOFT SKILLS NI INTELIGENCIA EMOCIONAL

domingo, 22 de mayo de 2022

Quien bien me conoce sabe que no soy persona ni fan de sentimentalismos. Aún así, con el paso del tiempo, hay ciertas cualidades que uno descubre que son importantes para la vida profesional y personal; cualidades que puedes hallar, si eres afortunado, en las personas que te rodean en los distintos ámbitos de tu vida. Cualidades que aprendemos fundamentalmente por esa lenta ósmosis gracias a ciertos maestros, compañeros, parejas, amigos... Sin embargo, no todo el mundo tiene la misma suerte con su entorno; ni a nivel familiar, escolar o laboral. Ese mismo azar que nos lleva a nacer en un lugar determinado y con oportunidades desiguales.

 

Con todo ello vengo a señalar la importancia que tienen ciertas habilidades o particularidades de las personas; aquellas que ahora venimos a llamar competencias blandas (soft skills) o inteligencia emocional. Una inteligencia social a la que ya apuntaba Thorndike en 1920 y que no debiera parecernos ningún invento neoliberal; una inteligencia que facilita la comunicación con los demás así como las interacciones sociales. Esta capacidad o tipo de inteligencia no debe verse tan solo como una competencia valiosa para el mundo laboral; es también de innegable ayuda en otros ámbitos de la vida. Enfrentar los conocimientos con este tipo de competencias en el mundo educativo como si de agua y aceite se trataran  me parece un grave error. ¡Cuánta gente leída y formada conocemos que destilan animadversión por su falta de mano izquierda, soberbia o escasa empatía! ¡Cuánto daño ha hecho esa popular expresión del "es que yo soy así"! Así de... 


La vida te lleva al encuentro de todo tipo de personas. Pero es la escuela donde tenemos la oportunidad de señalar la importancia de estas cualidades y trabajarlas en función de la etapa educativa del alumno. En Formación Profesional tenemos claro que las empresas, así como sus responsables de contratación y futuros compañeros, agradecen perfiles profesionales que sepan trabajar en equipo, comunicarse y sean copartícipes de un buen ambiente laboral. Todos hemos sufrido o disfrutado entrenadores, profesoras o compañeros con esas carencias o habilidades que nos han transmitido un modo de cómo hacer o no hacer las cosas. Incluirlo en el currículo escolar no me parece una mala idea si queremos señalar su importancia. El cómo es tal vez la dificultad que algunos tenemos; ya que todo va mucho más allá de subrayar citas positivas o cogerse de las manos. 


El saber es una palanca fundamental contra la precariedad que debe facilitar la escuela; pero desdeñar o dar por sentadas ciertas habilidades sociales no parece conveniente en un mundo donde además de personas críticas precisamos personas amables y cercanas con propios y extraños. Personas normales, en el mejor sentido de la palabra. 

 

ni soft skills ni inteligencia emocional
 

Foto de Zoe en Unsplash

LOS INCONVENIENTES DEL PLURILINGÜISMO EN LAS AULAS

miércoles, 18 de mayo de 2022

El objetivo de mejorar la competencia plurilingüe de la ciudadanía europea, especialmene el inglés en España, no quita que debamos reflexionar sobre los efectos de los programas de educación plurilingüe tienen en nuestros alumnos. A lo largo y ancho del país se han implantado estos programas, distintos según la comunidad autonóma, con un loable propósito pero con escaso sentido común. Los costosos esfuerzos de gran parte del profesorado, que sigue acreditando sus competencias lingüisticas, se choca con una realidad donde el estudiante necesita comprender los contenidos en su lengua materna, o, al menos, entendido con una de las lenguas cooficiales; y, el docente, precisa de una fluidez comunicativa oral para poder explicarlos. 

 

Tras más de diecisiete años de implantación de los programas plurilingües, con la Comunidad de Madrid como pionera, ya son muchas las variantes que se han introducido y experimentado con alumnos de todas las etapas educativas. No se salva ninguna. ¿Se han evaluado los resultados? ¿Se han enmendado los errores cometidos?, ¿o seguiremos empecinados con la imposición de estos planes por no reconocer los fallos cometidos, las nefasas consecuencias y las protestas de unos resignados docentes? 

 

El único estudio al respecto que he podido encontrar, ¡del año 2012!, ha sido: "Evaluating a bilingual education program in Spain: the impact beyond foreign language learning", editado por la Universidad Carlos III de Madrid de la mano de Anghel, Brindusa; Cabrales Goitia, Antonio; Carro, Jesús M. Estudio que apunta, en relación a los alumnos de educación primaria madrileños, sobre los efectos negativos en los hijos de padres con menos estudios y un efecto significante y negativo sobre los conocimientos generales que podría afectar a las matemáticas y la lectura. 

 

En cualquier caso, a falta de estudios más actuales, no cabe duda que la presión por implantar estos programas ha provocado una necesidad en los centros educativos de ofertar asignaturas en lengua extranjera atendiendo a los requisitos exigidos al profesorado, un B2 o un C1 según la comunidad autónoma, que se supone validan las competencias pedagógicas e idiomáticas del docente. Así, de este modo, en los centros educativos se ofertan solo aquellas asignaturas en inglés en las que existe un docente certficado. Todo ello provoca desmanes; donde la filosofía o la historia pretende ser enseñada a través de textos en lengua inglesa; o donde el derecho laboral español se explica como si estuviéramos en un centro de Formación Profesional de Oxford. 

 

Meter el inglés con un calzador, a pesar de la falta de investigaciones al respecto, solo puede ocasionar una menor comprensión de los contenidos impartidos, un mayor estrés del profesorado y una disminución del nivel formativo para lograr que todo el alumnado sea capaz de superar el curso a través de pruebas o evaluaciones más simples.  Por no hablar de las ya mencionadas dificultades que encuentran aquellos estudiantes que no pueden costearse clases de inglés extraescolares para alcanzar ese supuesto nivel A2 con el que teóricamente son capaces de entender un texto técnico. 

 

Los centros educativos son también una parte perjudicada de unos planes que mediatizan la organización académica e incluso obligan a descartar perfiles profesionales de docentes que, al no tener un certificado en idiomas, no son contratados pese a su experiencia y buenas cualidades para la enseñanza. El aburdo llega con ciertos maestros de educación especial a los que también se les exige este requisito independientemente del alumnado con el que van a trabajar y las competencias que ellos precisan. ¡La dichosa titulitis!

 

Tras estos últimos años donde la formació del profesorado se ha centrado en la competencia lingüística, otras competencias técnicas o didácticas han sido relegadas ante la necesaria inversión de tiempo y dinero que requiere obtener un certificado en lengua extranjera. Las entidades certificadoras se han frotado las manos ante una demanda formativa que continúa desviándose de las competencias principales del docente: conocimiento actualizado de su materia y estrategias de aprendizaje.

 

Para más inri, muchas familias perciben este bilingüismo como un maná caído del cielo con el que sus descendientes van a salir de la escuela con unas competencias lingüísticas extraordinarias. Un supuesto valor añadido que el marketing educativo nos cuela (una magnífica biblioteca escolar no entusiasma tanto). El inglés vende mucho, pero la realidad del aula te golpea cuando observas a los alumnos traduciendo textos automáticamente con herramientas online o recitando como papagayos listados de términos. ¿No dispondemos de alternativas parar mejorar el aprendizaje de otros idiomas? En otros países, con una ciudadanía más competente con el inglés, las películas y series en versión original y subtituladas son una inmejorable ayuda: TV or not TV? The impact of subtitling on English skills. ¡Qué barato nos saldría!

 

Ojalá la mitad de este esfuerzo que hacemos desde los centros educativos se aplicara a fomentar la lectura entre los alumnos y los docentes, debatir o hacer buena investigación educativa. Ojalá no sea el bilingüismo un nuevo entretenimiento profesional para simular que estamos a la moda y que todo no sea por un mercado laboral que, además de idiomas, exige personas creativas, ser resolutivo, flexible, analítico o con ese pensamiento crítico tan mentado como poco desarrollado.

 

Espero, como padre y docente, que las familias y el profesorado exijan a la administración educativa una evaluación de las medidas implantadas y, al igual que se hace con las frecuentes leyes educativas aprobadas, se rediseñen los currículos y las exigencias que mediatizan la organización escolar, el desarrollo profesional docente y el aprendizaje de ciertos contenidos. Todo no vale para aprender algo más de inglés. 


 
Foto de freestocks en Unsplash

NUEVAS Y VIEJAS COMPETENCIAS PROFESIONALES

lunes, 16 de mayo de 2022
Las competencias profesionales que demandarán las empresas en el futuro seguramente irán evolucionando con el tiempo; sin embargo, algunas se mantendrán inmutables por muchos años que pasen. Entidades y organismos nacionales e internacionales seguirán publicando informes que ocuparán titulares de prensa para seguir vendiendo ese modelo de cambio vital vertiginoso donde ahora si no te mueves no sales en la foto. Lo que antes llamaban entorno VUCA ahora lo llaman BANI (frágil, ansioso, no lineal e incomprensible) y acabará siendo un lodazal si no ponemos lo mejor de nosotros mismos en aquello que hacemos. 

La implicación, al igual que el valor que se le suponía al joven soldado, se presupone a cualquier profesional en su puesto de trabajo. Los cambios sociales y la malentendida ambición personal ha provocado un cambio de tornas en el modelo laboral; donde antes solo había empresas que buscaban reducir costes laborales ahora tenemos también mercenarios que deshacen contratos ante cualquier mejora retributiva. La uberización de la economía parece trasladar un mensaje donde la deslealtad está bien vista y donde algunos han dejado de valorar, equivocadamente, la estabilidad y unas condiciones dignas en el sector privado. La "Gran Renuncia" americana puede llegar de distintos modos a nuestra economía europea, pese a los graves acontecimientos que nos envuelven (guerra, pandemia, nacionalismos...) y que observamos de reojo con la miopía que nos caracteriza. 


Pese al sempiterno desempleo en España los desajustes en el mercado laboral vienen ahora también del lado de la oferta de trabajo. En ciertos sectores no encuentran personal y a algunas empresas les cuesta retener un talento que se mueve sin reparo. Contratar empleados implicados no es tarea fácil en un mercado singular con vacantes por cubrir en determinados sectores (incluído el educativo). Por ello, esa implicación y compromiso con las empresas contratatantes seguiría siendo, ahora y en el futuro, una cualidad muy valorada por los empleadores. Empresas que deberán hacer frente a un nuevo fenómeno que, si una crisis económica no lo empaña aún más, puede poner en dificultad la producción de bienes y la prestación de servicios.

 

Otra competencia, díficilmente medible, está relacionada con las inquietudes profesionales y personales. La volatilidad económica actual y la aceleración de los cambios en el modelo de consumo hacen necesaria la adquisición de nuevas competencias técnicas relacionadas con la digitalización. A pesar de la contraprudecente titulitis que arrastramos en el país, la formación informal y la no reglada no se valora en su justa medida. La riqueza cultural de una persona, el desarrollo de sus aficiones o el interés por progresar en la profesión en otras áreas, son fuente para el crecimiento indiviual y global de las organizaciones. Ese acervo redunda indefectiblemente en unas skills provechosas para un entorno laboral. 


Una de las nuevas competencias, que parece ya ser una preocupación creciente entre muchos ciudadanos, está ligada al exceso de conectividad digital y a esa convivencia permanente con el ruido de la fanfarria de las redes. Filtrar contenidos, desconectar de la estulticia presuntuosa de las redes sociales de moda y saber aprovechar el conocimiento alojado en internet, son ya competencias escasas y valoradas en un mundo encandilado por la dopamina que generan los likes. La permanente presencia en estas redes, si no son utilizadas de forma muy profesional, pueden desprender una imagen dañina o simplona de nuestro espacio personal e íntimo. Ser diligente digitalmente es hoy esencial. 


Nuestros alumnos deben ser conscientes de los entresijos del mercado de trabajo; conocer los derechos laborales exigibles así como los deberes para con nuestros empleadores. Pero, no menos importante, ser sensibles a un estilo de trabajo, un savoir-faire,  donde como profesionales destaquemos por nuestra implicación, inquietud y manejo razonable de un entorno digital que irremediablemente nos ha tocado vivir. 


nuevas y viejas competencias futuro

 Foto de Carolina en Unsplash

LA ENSEÑANZA HUMANÍSTICA EN LA NUEVA LEY DE FP

martes, 10 de mayo de 2022

La nueva ley de Formación Profesional contiene más de cincuenta palabras derivadas del vocablo "innovar"; nada extraño en los tiempos que corren y menos aún en una FP que tiene como uno de sus objetivos la generación de riqueza. La innovación entendida como ese arte de mudar algo -un proceso, un producto o un servicio- que incorpora nuevas ventajas para el mercado o la sociedad. Hasta aquí podemos entender que el nuevo Sistema de Formación Profesional aspira a crear nuevas oportunidades laborales a las personas a la vez que pretende satisfacer las necesidades formativas de las empresas. Pero, ¿dónde queda la educación integral de los futuros profesionales, más allá de los también reiterados términos relacionados con el emprendimiento, la digitalización y la sostenibilidad?

 

Antes de leer esta nueva ley apenas confíaba en que hiciera referencia a la necesidad de los conocimientos humanísticos por parte de los futuros estudiantes de Formación Profesional. Sin embargo, ya en su preámbulo, este texto reza: Al combinar escuela y empresa y situar a la persona en el centro del sistema, la formación profesional logra un adecuado equilibrio entre enseñanza humanística y formación profesionalizante. Da por supuesto que en la escuela la FP se preocupa por esos saberes humanísticos; algo alejado de la realidad mayoritaria de nuestras aulas, pero un buen comienzo con vistas al futuro.

 

fp humanística
 

En este mismo preámbulo también incide en el papel que ofrece la FP a los más jóvenes:  Es necesario recuperar el prestigio social de la formación profesional como una vía de formación humanística y vocacional integral de los jóvenes. Una vía larga, como la de un ferrocarril, que con sus diferentes paradas a lo largo del recorrido permita a las personas bajar y subir en cada una de ellas en función de las circunstancias y ambiciones de cada cual. Sigue apelando al prestigio de la FP en su papel de enseñanzas con un carácter integral en un tren que hasta ahora no se ha preocupado mucho por ofrecer a sus viajeros un servicio de restauración con menús humanísticos. 

 

A lo largo de la ley, ya no es hasta el artículo 45, que hace referencia a los ciclos formativos de grado medio y superior, donde se propone cierta optatividad en las estructura modular de los ciclos. Además de los módulos profesionales, los transversales (FOL y EIE) y el proyecto intermodular, se hace referencia a una parte de optatividad que atiende a las diferencias territoriales y personales en la oferta educativa: Las administraciones competentes determinarán, en su caso, módulos profesionales optativos que profundicen en mayor grado en el desarrollo de las competencias transversales tales como, entre otras, profundización en digitalización aplicada al sector, profundización en iniciativa empresarial y emprendimiento, lenguas extranjeras y profundización en desarrollo sostenible aplicado al sector, o que aporten los complementos de formación general para facilitar el seguimiento del itinerario formativo individual tales como, entre otras, ampliación de conocimientos humanísticos, ampliación de conocimientos científicos-técnicos, o habilidades sociales. Observamos de nuevo que se tiene en cuenta, aunque de un modo accesorio y voluntario, la importancia de la formación humanística de los futuros titulados de grado medio y superior. 

 

Espero con paciencia ver cómo se hace realidad esta optatividad, al igual que cómo se vertebran en el currículo esos elementos básicos; tal y como afirma el artículo 13: Todo currículo de la formación profesional tendrá por objetivo facilitar el desarrollo formativo profesional de las personas, promoviendo su formación integral, contribuyendo al desarrollo de su personalidad en todas sus dimensiones, así como al fortalecimiento económico del país, del tejido productivo y su posicionamiento en la nueva economía, a partir de la cualificación de la población activa y de la satisfacción de sus necesidades formativas a medida que se producen.
A tal fin deberá incorporar contenidos culturales, científicos, tecnológicos y organizativos (...).
La cultura como parte de esa enseñanza integral que, de una u otra manera, deberá incorporarse en los distintos títulos, certificados y acreditaciones. 

 

Me parece un acierto esta inclusión de contenidos culturales y humanísticos; una FP que solo contemple las competencias técnicas supone mermar la educación de los estudiantes. Por ello entiendo que es imprescindible acrecentar la curiosidad del alumno por otros ámbitos distintos a los meramente laborales; a través de contenidos que faciliten el pensamiento crítico y una vida más plena a todos los niveles.
 

Desde los distintos módulos de formación profesional es posible motivar y acercar a los alumnos a los saberes humanísticos de forma que conecten con su realidad personal y profesional, así como con sus intereses. Conectar los conocimientos técnicos con las inquietudes humanísticas de docentes y alumnos es una posibilidad que deberemos aprovechar, de forma diferencial, en esta etapa educativa. En el cómo va a estar el quid del asunto. Citando a Nuccio Ordine en “La utilidad de lo inútil”: (...) ningún oficio puede ejercerse de manera consciente si las competencias técnicas que exige no se subordinan a una formación cultural más amplia, capaz de animar a los alumnos a cultivar su espíritu con autonomía y dar libre curso a su curiositas.
 

Espero que los nuevos presupuestos y el desarrollo reglamentario de esta ley, contemplen:

  • La dotación de recursos humanos y materiales específicos a los centros educativos a través de planes de fomento a la lectura específicos para alumnado de FP, además de la creación y mejora de bibliotecas escolares con amplios y novedosos catálogos digitales y en papel.  
  • La inclusión en la formación inicial y permanente del profesorado el conocimiento de estrategias didácticas para el fomento de la lectura y el uso de otras artes (cine, música, pintura, literatura, danza, escultura, arquitectura) como recurso educativo transversal en las aulas de FP y desde cualquier módulo o ciclo. 

 

El tiempo dirá si se cuida el espíritu de una nueva ley donde tenemos la oportunidad de modernizar un sistema de Formación Profesional necesitado de recursos económicos pero muy humanos. 


Foto de Giammarco en Unsplash
Con la tecnología de Blogger.

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