Puede que las altas temperaturas ahuyenten a los lectores. Más aún si hablamos de lecturas educativas o relacionadas con el aprendizaje no sé si el verano es un momento propicio para recomendar libros. Si sobreviven las editoriales que lanzan libros destinados a los docentes debe ser porque algo leemos en este complejo sector donde convivimos personajes de toda naturaleza y pensamiento. Creo que somos más noveleros, en los dos sentidos del término, que cualquier otra cosa. Sin embargo, algunos raritos gustamos de lecturas singulares relacionadas con la pedagogía y la didáctica, la investigación educativa y ese arte abstracto que supone saber enseñar. Porque aprender a enseñar puede ser más complejo y atrayente que resolver crímenes, comenzar relaciones sentimentales o buscar esa autoayuda confortante.
Por ello me aventuro a sugerir libros, leídos recientemente o en el pasado, en esa plataforma derrochadora de nuestro tiempo y omnipresente entre jóvenes y ciertos talluditos: Instagram. Soy poco amante de la exhibición personal (¿falta de jeta o heredado pudor?), pese a compartir con demasiada frecuencia mis opiniones y recursos por las redes, pero tal vez esto del insta sea un buen medio para animar a leer ciertos títulos que me parecen preciosos para un crecimiento profesional que no conoce edades.
Pese al encapotado panorama lector que vislumbramos en nuestro entorno (y no hablo solo de jóvenes estudiantes) existe una vida exótica ahí fuera donde se sugieren multitud de libros adornados a través de la publicación de imágenes, stories, reels... que cuentan con miles de interacciones. Solo hace falta pasarse por la etiqueta #bookstagramespaña para encontrar originales propuestas lectoras de todo calibre. Abundan los millenials y zetas más cómodos en la técnica de la exhibición multimedia. Otros aún no nos aventuramos a exhibir páginas entre sábanas, albercas, espejos o músculos ya en distensión permanente; solo nos queda figurar con bonitas portadas y sencillas reseñas que animen a leer un rato largo o engañar a algún mozo o moza con un buen libro.
Tal vez algún día acertemos con una etiqueta multimillonaria en las redes tipo #bookstagramdocente donde podamos compartir esos libros y textos más inspiradores, útiles o preciosos que alegran los largos inviernos en el aula y las amplias y merecidas vacaciones estivales. De momento os dejo con mi reconvertida cuenta personal de Instagram donde ojalá pueda descubrir vuestras recomendaciones lectoras en los comentarios: @oscarboluda
Espero no tener que veros por TikTok para estos quehaceres... 😉