BANDAZOS E INNOVACIÓN EDUCATIVA

lunes, 20 de mayo de 2019
No sé si habremos perdido el oremus, pero seguimos dando tumbos en lo que concierne a nuestra práctica educativa o incluso respecto a los objetivos últimos de la educación que nos ocupa.  Los frikis de la tecnología no han desaparecido, sin embargo parece que hace ya algún tiempo cedieron el turno a los frikis de la innovación. Esas TIC ahora monopolizadas por los grandes gigantes de la tecnología, han dado paso a un oligopolio de personajes y empresas que crean tendencia e influyen (a menudo desacertadamente) en la formación o prácticas docentes a incluir en la mayoría de centros educativos. Solo hace falta pegarse un garbeo por la oferta formativa de algunas organizaciones.

"Vivimos tiempos simultáneos de furor científico y adoración al charlatán", expone Rodrigo Santodomingo en este artículo de El diario de la educación. No puedo estar más de acuerdo con esta afirmación; parece que el centro educativo o el docente que no flipea, gamifica, hace escape rooms o monta vídeos ocurrentes, no merece un hueco en el panorama innovador educativo. ¿Dónde están las bibliotecas escolares, los clubs de lectura o incluso las experiencias científicas en un entorno natural? Afortunadamente, también se respira cierto interés por la investigación científica en el ámbito educativo, así como por el estudio de prácticas pedagógicas contrastadas. Incluso, ante tanta desinformación, fake news o intentos de manipulación política, surgen demandas de una mayor competencia crítica de nuestros alumnos que solo puede alcanzarse a través de un trabajo intenso y motivador de la comprensión lectora en las aulas.

Si consiguiéramos que los anglicismos de turno tuvieran el mismo éxito que la lectura de algunos títulos de pedagogos o sociólogos de referencia, probablemente, cambiaría nuestra mirada hacia la educación y, por defecto, esa imagen que trasladamos a unas familias y alumnos influenciadas por los titulares de unos medios de comunicación que ponen el acento en una educación utilitarista o centrada en el show del momento.

Las tablets, los móviles, los portátiles parece que pierden terreno en las aulas de las edades más tempranas tras los últimos estudios que desaconsejan su implantación antes de los diez años (y se quedan cortos, en mi opinión).  “Los niños aprenden de las relaciones humanas y de las experiencias reales, no de las pantallas” como sostiene Catherine L'Ecuyer en un artículo reciente. Aun así, la inmensa mayoría de centros educativos de infantil o primaria tratan de congraciarse con las familias que demandan una educación "actual" para sus hijos con cachivaches e inglés por doquier. ¿En serio hace falta meter más pantallas, vídeos o aplicaciones en las aulas de los más pequeños? ¿No tenemos suficientes en casa?

Otro de los problemas, a mi parecer, es que se compran toda clase de "innovaciones" para cualquier etapa educativa. Parece no importar si estás preparándote el Bachillerato, cursando un ciclo formativo, en sexto de primaria o sacándote el título de la ESO. Seguimos corriendo el riesgo de saturar a un alumnado con prácticas o herramientas que pueden servir para momentos puntuales pero que aportan poco a un cambio educativo necesitado de más recursos, menor congestión de contenidos y un trabajo colegiado de sus docentes basado en la experiencia, en el propio contexto y en la reflexión educativa.

Incluso, ahora los estudiantes universitarios comienzan a demandar un profesorado menos tradicional o unas hiperaulas que parecen algo muy lejano en la actual escena universitaria. Las ya populares "metodologías activas" se demandan en una universidad que, al igual que en la Formación Profesional, requieren de espacios y tiempos para ese trabajo conjunto del profesorado con el fin de realizar cambios en la evaluación y en la forma de enseñar en el aula.

De este modo, y en el panorama actual, seguimos dando bandazos. Con unos tratando de aplicar esas "nuevas metodologías" pero con falta de tiempo, recursos o apoyo de jefes o compañeros; otros evocando a una innovación con tintes sensacionalistas; algunos más buscando transformar su aula y mejorar la enseñanza con el método prueba y error; y muchos dejándose llevar por la vorágine de una cotidianidad que invita poco a la reflexión de adónde queremos ir.

photo credit: wuestenigel Concept For Action and Reaction in Business With Newton's Cradle via photopin (license)

SIN RECURSOS NO MEJORA LA FP

jueves, 9 de mayo de 2019
Ahora que se acercan cambios en los gobiernos autonómicos de turno, o, con la más que probable continuación de los mismos responsables educativos en el caso de la Comunidad Valenciana, no debiera ser indudable recalcar la necesidad de invertir más recursos en esta Formación Profesional que a muchos nos ocupa y que es tabla de salvación de numerosos jóvenes que buscan su inserción laboral y un futuro alejado de la precariedad.

No me parece obvio porque pasan los años y, en muchos casos seguimos con unos mismos recursos que no están ni a la última ni a la penúltima en nuestros centros públicos o privados sostenidos con fondos también públicos. Nos la vemos y deseamos para sostener un sistema de formación profesional que se adelante a lo que el sistema productivo o de servicio nos demanda. Por mucha campaña de comunicación o artículos de prensa donde incluso se alaba que los jóvenes universitarios tengan que, anómalamente, recurrir a la FP cuando se gradúan. 

Se nos pide innovar pero no se ofrecen horas o permisos para este tipo de ocupaciones donde la investigación pedagógica o la actualización en el área técnica de los docentes debiera ser una norma entre el profesorado de FP. Todo ello desemboca en docentes desmotivados que suelen pensar, acertadamente, en que bastante tienen con sus horas de aula y donde ofrecer una educación individualizada es una labor materialmente imposible.

recursos mejora fpSe promulgan nuevas leyes sin ningún tipo de acompañamiento presupuestario o donde los plazos para entrar en ciertos programas solo provocan unas prisas que suelen ser malas consejeras en temas educativos. Premios, programas de innovación, congresos, exposiciones, etc. tienen su función, sin embargo, no pueden ser sustitutivos de planes de mayor alcance donde la administración educativa tenga una estrategia clara acerca de la formación que necesita todo su profesorado o de los recursos que precisa invertir en todos los centros educativos. Resalto lo de todos, porque creo, sin ninguna duda, que todos los alumnos debieran acceder a centros con los mismos recursos actualizados y con docentes con igual carga de trabajo independientemente de su situación administrativa.

Cambian los tiempos, y, afortunada o desafortunadamente, el profesorado no está ahora dispuesto a hacer verdaderos milagros con los recursos propios o ajenos que tiene a su disposición. Ante todo, la gran mayoría de profesores son profesionales que no se quitan de en medio ni se escaquean de la labor principal para con sus alumnos; aún así, la intensidad de nuestra labor junto a las constantes llamadas a una innovación gaseosa o ciertos requerimientos de títulos que no aportan demasiado, siguen incrementando el agotamiento mental y físico de esta gran generalidad de docentes que pierden gota a gota esa motivación original. Todo ello no es excusa para esos pocos que no cumplen o no dedican la totalidad de su tiempo en el trabajo a mejorar o cumplir con sus obligaciones profesionales o que despotrican permanentemente sin el menor atisbo de autocrítica.

Desde estas líneas ya son varios los años que llevo protestando o sugiriendo ciertos cambios. No pierdo la esperanza, independientemente de quien gobierne. Tengo claro que, la mayoría de los avances se han llevado a cabo gracias al personal de los centros educativos que no escatima esfuerzo ni ilusión en ofrecer una buena formación profesional. La sociedad no es consciente del mérito y la valiosísima función que brindan tantos profesores que sacan petróleo de unos chavales en ocasiones desmotivados, inmaduros o, sencillamente, desorientados personal, académica o profesionalmente. Aún así, no podemos dejar de demandar mejoras que redunden en el alumnado y una carrera profesional que se nos puede hacer demasiado larga si no viene acompañada de esos recursos materiales y humanos necesarios para una economía competitiva y una sociedad en permanente transformación.

photo credit: Free Public Domain Illustrations by rawpixel Vintage abacus illustration via photopin (license)
Con la tecnología de Blogger.

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