Que el cambio metodológico es la clave del cambio educativo está fuera de dudas. Ya no estamos, o al menos no deberíamos estar, centrados en el uso de una u otra herramienta tecnológica. Existen múltiples herramientas para cualquier tarea. No son ya imprescindibles los cursos sobre PowerPoint o sobre cómo buscar en Internet.
El quid de la cuestión está en la actualización del profesorado. En el cambio a metodologías activas y a una forma nueva de evaluar. En Formación Profesional es aún más evidente esta necesidad de actualización. Estamos formando futuros profesionales en una sociedad cambiante. Como docentes, es nuestra obligación estar al compás del tiempo en el que vivimos. Debemos formar personas preparadas para los empleos de hoy, sabiendo que mañana tendrán que adquirir nuevas competencias para futuros puestos de trabajo.
Nuestros alumnos precisan una formación actualizada y unas competencias personales básicas para cualquier oferta de empleo. Para ello, me he permitido comenzar una reflexión, debate o intercambio de ideas que nos ayude a sistematizar este cambio metodológico y de forma de evaluación. Un sistema fácil de aplicar por cualquier profesor, en cualquier módulo y ciclo formativo. Un sistema que se pueda adaptar a nuestros materiales y recursos educativos, pero que se puede complementar o mejorar con otras actividades o herramientas, con TIC o sin TIC.
Tomamos como base el curriculum bimodal de Pere Marqués, adaptándolo a la Formación Profesional y a las demandas de los empleadores. Una adaptación que, añade como algo fundamental, el desarrollo y la evaluación de las competencias personales de nuestros alumnos. De ahí el título de FP = 2 + 1. Dos de bimodal más uno por las competencias personales que añadimos a este currículum bimodal.
Vamos a manejar tres variables o elementos sobre las que basar esta reflexión y este cambio metodológico:
1. SABER HACER
2. COMPETENCIAS PERSONALES
3. MEMORIZAR
Os dejo con la presentación que nos ha servido como comienzo de esta reflexión. Una presentación que pretende ser un comienzo formal de otra forma de programar y evaluar; donde la memorística queda relegada a un segundo plano, o al mismo nivel que el saber hacer o las competencias personales que precisan nuestros alumnos.