Tras una nueva convocatoria electoral, se avecinan cambios en varios gobiernos autonómicos. La entrada de nuevos partidos o el ascenso de otros, apuntan a nuevos gobiernos y a una política de pactos o acuerdos a nivel autonómico y municipal. A nivel educativo, un área con necesidad de muchas mejoras, tenemos la oportunidad de consensuar una nueva política educativa.
Es hora de plantear una Formación Profesional con recursos materiales y humanos suficientes para ser la vanguardia del sistema educativo y de los diferentes sectores profesionales. Necesitamos un consenso político que cuente con profesionales, docentes, equipos directivos y empresas. Los centros de formación públicos y concertados tienen mucho que aportar en una Formación Profesional con los pies en el suelo y sin experimentos u ocurrencias de cara a la galería.
Se puede, y se debe, dejar de lado la competitividad entre centros educativos y pasar a una etapa de colaboración donde el conocimiento fluya entre las escuelas. Basta de marketing educativo, rankings o centros perdiendo tiempo en la búsqueda de matrículas. Las escuelas deben dedicarse principalmente a dar una formación profesional y humana a cada uno de sus alumnos. Educar y formar profesionales es una tarea demasiado exigente para desgastarse en tareas menores o sufrir la incertidumbre de nuevos módulos o vacantes cada curso académico.
Se puede dejar de mirar de reojo a la iniciativa social privada o la escuela pública como una amenaza mutua. Es hora de contar con los profesionales de la FP para diseñar un modelo a largo plazo que no esté sujeto a vaivenes políticos. Se debe contar con las empresas; su experiencia y compromiso son básicas para actualizar nuestro sistema formativo. La administración debe ser capaz de sensibilizar a las empresas de la importancia de la formación profesional y de su implicación en el modelo formativo.
No podemos seguir con tantos modelos de Formación Profesional como comunidades autónomas. Tenemos suficientes experiencias en España para saber lo que funciona, lo que es viable y lo que necesitan nuestros sectores económicos. Es tiempo de pasar del modelo alemán y seguir las pautas de un modelo vasco de Formación Profesional que invierte en centros educativos, públicos y concertados, y en unos docentes en permanente actualización.
Es hora de dejar de hablar de prestigiar la Formación Profesional y pasar a la acción. Una acción con nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje, flexibilidad en los contenidos de módulos y ciclos formativos, actualización de los docentes en contacto directo con las empresas, innovación tecnológica, mejora de la orientación laboral y formación lingüística del alumno a través de programas europeos u otros intercambios nacionales o internacionales.
Apoyo e ilusión es lo que necesitamos para seguir trabajando por una Formación Profesional más imprescindible que nunca para nuestros jóvenes.