Como cada curso, nos toca evaluar y calificar a nuestros alumnos a través de unos boletines que suelen mostrar únicamente unas calificaciones numéricas de cada una de las materias de la programación. Unas cifras con las que tenemos que valorar, nos guste o no, a cada alumno/a por el trabajo realizado a lo largo de un trimestre aproximadamente. Pero, una vez impresas esas notas, entregadas, y firmadas en su caso, ¿qué utilidad han tenido?
Según en la etapa educativa que se encuentre el alumno, estas notas suelen servir principalmente para acceder a otros estudios superiores o para obtener unas becas gracias a una media final exigida según cada circunstancia. Pero, ¿sirven realmente esas notas para el acceso al mundo laboral? ¿tiene alguna importancia la calificación final o con el título exigido es más que suficiente? ¿o son sólo un arma para mantener a raya a los alumnos díscolos?
Al fin y al cabo, dedicamos horas con hojas de cálculo para obtener unas calificaciones finales que, sobre todo en Formación Profesional o en la universidad, tienen poca influencia o impacto en la contratación laboral de los alumnos. Acabamos utilizando las calificaciones como una herramienta de premio-castigo para aquellos alumnos más esforzados o menos trabajadores con la esperanza de modificar actitudes o recompensar a los que no causan problemas.
Otro tema, a discutir sosegadamente, sería la conveniencia de cambiar el sistema de evaluación clásico que suele apostar por la mera valoración de unos contenidos a través de unos exámenes escritos y algún que otro trabajo a presentar con los que cocinamos unas medias más o menos ponderadas. En la FP, afortunadamente, ya se apuesta por otros sistemas de valoración que tienen en cuenta otras variables igual de importantes a la hora de medir la profesionalidad del alumno (ver artículos personales al respecto).
De cualquier modo, ya que tenemos que calificar al alumno, ya que es preciso otorgarle un número del uno al diez, y ya que debemos emitir un boletín que formara parte de su expediente académico, ¿por qué no darle una mayor validez a estas notas? ¿por qué no las empresas o empleadores dedican más tiempo a analizar el expediente académico de nuestros alumnos y valorarlo adecuadamente? ¿para qué tanto trabajo y estudio si luego sólo cuenta el apto o no apto que permite la titulación del alumno?
Todos tenemos en mente a muchos alumnos a los que valoramos positivamente, a través de las notas, por su trabajo diario y discreto, por su estudio esforzado pese a los inconvenientes que le rodean, o por su talante amable y respetuoso. Unos alumnos que, por no tener otras cualidades más demandadas en la sociedad competitiva actual -no hace falta siquiera mencionarlas-, no tienen tanto éxito en su inserción laboral o promoción en el mundo de la empresa. Quizás, a parte de valorar otras muchas cosas en esa nota final, sería conveniente que cada responsable de recursos humanos dedicara un tiempo a analizar las notas y el trabajo de muchos meses de cada uno de sus candidatos, y no sólo su facilidad a la hora de desenvolverse en una entrevista o el diseño más o menos exitoso de su CV.
De momento, por nuestra parte, sólo nos queda valorar y ponderar cada una de las competencias necesarias en la titulación profesional para la que estamos preparando. Todos tenemos claro que además de dominar unos contenidos técnicos necesitamos personas con competencias relacionadas con la cooperación, la implicación, el respeto, la actitud... Si no repensamos las notas continuarán siendo un mero trámite para los que estudian para aprobar o para conseguir un pase a otros estudios. Así, puede que los boletines de notas sirvan para algo más.
photo credit: ScottNorrisPhoto A Show of Hands: Day 197 via photopin (license)
Según en la etapa educativa que se encuentre el alumno, estas notas suelen servir principalmente para acceder a otros estudios superiores o para obtener unas becas gracias a una media final exigida según cada circunstancia. Pero, ¿sirven realmente esas notas para el acceso al mundo laboral? ¿tiene alguna importancia la calificación final o con el título exigido es más que suficiente? ¿o son sólo un arma para mantener a raya a los alumnos díscolos?
Al fin y al cabo, dedicamos horas con hojas de cálculo para obtener unas calificaciones finales que, sobre todo en Formación Profesional o en la universidad, tienen poca influencia o impacto en la contratación laboral de los alumnos. Acabamos utilizando las calificaciones como una herramienta de premio-castigo para aquellos alumnos más esforzados o menos trabajadores con la esperanza de modificar actitudes o recompensar a los que no causan problemas.
Otro tema, a discutir sosegadamente, sería la conveniencia de cambiar el sistema de evaluación clásico que suele apostar por la mera valoración de unos contenidos a través de unos exámenes escritos y algún que otro trabajo a presentar con los que cocinamos unas medias más o menos ponderadas. En la FP, afortunadamente, ya se apuesta por otros sistemas de valoración que tienen en cuenta otras variables igual de importantes a la hora de medir la profesionalidad del alumno (ver artículos personales al respecto).
De cualquier modo, ya que tenemos que calificar al alumno, ya que es preciso otorgarle un número del uno al diez, y ya que debemos emitir un boletín que formara parte de su expediente académico, ¿por qué no darle una mayor validez a estas notas? ¿por qué no las empresas o empleadores dedican más tiempo a analizar el expediente académico de nuestros alumnos y valorarlo adecuadamente? ¿para qué tanto trabajo y estudio si luego sólo cuenta el apto o no apto que permite la titulación del alumno?
Todos tenemos en mente a muchos alumnos a los que valoramos positivamente, a través de las notas, por su trabajo diario y discreto, por su estudio esforzado pese a los inconvenientes que le rodean, o por su talante amable y respetuoso. Unos alumnos que, por no tener otras cualidades más demandadas en la sociedad competitiva actual -no hace falta siquiera mencionarlas-, no tienen tanto éxito en su inserción laboral o promoción en el mundo de la empresa. Quizás, a parte de valorar otras muchas cosas en esa nota final, sería conveniente que cada responsable de recursos humanos dedicara un tiempo a analizar las notas y el trabajo de muchos meses de cada uno de sus candidatos, y no sólo su facilidad a la hora de desenvolverse en una entrevista o el diseño más o menos exitoso de su CV.
De momento, por nuestra parte, sólo nos queda valorar y ponderar cada una de las competencias necesarias en la titulación profesional para la que estamos preparando. Todos tenemos claro que además de dominar unos contenidos técnicos necesitamos personas con competencias relacionadas con la cooperación, la implicación, el respeto, la actitud... Si no repensamos las notas continuarán siendo un mero trámite para los que estudian para aprobar o para conseguir un pase a otros estudios. Así, puede que los boletines de notas sirvan para algo más.
photo credit: ScottNorrisPhoto A Show of Hands: Day 197 via photopin (license)