Este curso me prodigo poco por este espacio personal. No encuentro apenas tiempo para escribir y reflexionar sobre la educación que me ocupa y preocupa, así como tampoco puedo entretenerme compartiendo recursos o lecturas interesantes que pueden ser útiles a otros docentes de FP. Tengo la esperanza de que vuelvan mejores tiempos para los blogs personales, aunque sea de la mano de esa moda retro que ahora se lleva. Tal vez los blogs, el ante y la pana vuelvan a ser tendencia...
Lamentablemente, estamos demasiado enfrascados con el día a día en el aula, elaborando materiales o entretenidos en esa evaluación que tanto esfuerzo requiere. Supongo que la vorágine pasará antes de las Navidades y en enero volveremos a las andadas con las nuevas evaluaciones y toda esa burocracia que conlleva la formación en la empresa o esos ingratos sistemas de calidad.
Muchos andamos trasteando con la inteligencia artificial generativa, con más o menos fortuna, tratando de adelantar con un exceso de velocidad que no suele traer nada positivo. Escribir por cuenta propia parece que pasará a mejor vida. Presentaciones, programaciones, diseño de actividades, o incluso evaluaciones, son presa fácil de esa IA que dicen todo lo podrá. Al final puede también que la imagen del mono tocando los platillos se haga realidad dentro de nuestra cabeza. El tiempo dirá si todo este aceleramiento es sostenible.
La sensación, a pesar de esta tecnología facilitadora, es que andamos más ocupados que nunca. Todo ello junto a una juventud más compleja y con crecientes perfiles que requieren una asistencia más personalizada por razones de salud mental u otras circunstancias. El panorama actual solo se puede capear si la dosis de afecto hacia nuestro alumnado no mengua. Corremos el riesgo de que la ansiedad cambie de bando y nos mudemos en empleados de dudosa productividad.
La ilusión puede que sea lo primero que se pierda. Rebajemos el listón en lo que menos importa para centrarnos en lo que más nos motiva. A muchos nos gusta dar clase, conversar con el alumnado y preparar materiales que puedan resultar interesantes. Luego vienen otras ocupaciones que solo tienen sentido si realmente aportan valor a los compañeros y las empresas colaboradoras. Vivimos con el tiempo acelerado y enfrascados en una multitarea y multipantalla donde algunos se autoexplotan (como diría Remedidos Zafra) mientras otros viven confortablemente a costa de los demás. No sé dónde andará el termino medio.
Criticamos nimiedades mientras las horas de trabajo aumentan, las horas lectivas no disminuyen o el horizonte laboral se alarga sine die. Vivimos en un sistema de plazos permanente donde no cabe el espacio para el sosiego, la reflexión o una planificación atemperada a esa nueva normativa que ahora nos aprieta. Sabemos despotricar en petit comité; sin embargo, a la hora de la verdad andamos domesticados o resolvemos el envite solicitando una baja médica. Nos podríamos aplicar el modo chill que pregonan los más jóvenes.
Espero, pese a mi optimismo habitual, que no caigamos en la nostalgia de una FP que debe seguir siendo artesana, enmarcada en un mundo digital, y con un profesorado que se adapta por convencimiento propio a una realidad cambiante donde el siglo XX queda ya lejos y donde la prioridad sigue siendo la misma: formar profesionales preparados y acompañar a los estudiantes en su crecimiento personal. No perdamos esa ventaja comparativa de una FP que entusiasma y facilita la vida de nuestro alumnado.
Gracias por tu atención. Esa que ahora tanto cuesta. Nos seguimos leyendo.
Foto de Maxim Mogilevskiy en Unsplash


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