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DEBERES ESCOLARES EN FP Y EN PRIMARIA

martes, 31 de octubre de 2017
Aunque me meto donde no me toca, me apetece y parece conveniente retomar el debate -nunca cerrado- sobre los deberes escolares. Especialmente, en la etapa de la educación primaria, en la cual no me ocupo, pero que sufro como padre.

Ahora que parecemos más modernos que nunca, pedagógicamente hablando, que presumimos de innovación o inversiones en tecnología, parece una paradoja que nuestros niños sigan, una vez finalizada la jornada escolar, realizando tareas repetitivas o acumulando pruebas (exámenes) o ejercicios para casa no individualizados que atiendan a sus necesidades específicas.

El argumento del esfuerzo o de que el alumno aprenda a gestionar su tiempo, ser autónomo y otras competencias básicas, no tiene porque ser incompatible con unos deberes más racionales que tengan en cuenta lo que cada alumno precisa y que, sobre todo, no desmotiven o añadan estrés en niños que aún no son ni preadolescentes.

DEBERES ESCOLARES PRIMARIA FP
La jornada escolar diaria, habitualmente de 9.00 a 17.00 horas, es más que suficiente para trabajar contenidos o reforzar competencias. Se puede, y seguramente se debe, añadir alguna actividad o "deber" de refuerzo que fomente esa autonomía y responsabilidad; pero lo que no se puede es acabar con la convivencia familiar y el disfrute de los niños junto a sus padres o amigos porque no tengan suficiente tiempo en casa. Hablamos mucho de conciliar pero en España seguimos con cenas a horas intempestivas o acostando a los niños más allá de las diez de la noche; los deberes o las actividades extraescolares son otro factor más que no ayudan a tener unos horarios racionales.

Acabar el colegio, merendar, jugar un rato, estar con la familia, cenar, leer antes de dormir... no son compatibles si mandamos unos deberes donde un adulto además debe estar explicando la materia durante una hora o más en algunos casos. No se trata de sobreproteger al niño, más bien proteger su descanso, poder disfrutar con ellos de su infancia y que no pierdan las ganas de ir al colegio y seguir aprendiendo.

Tampoco creo que la solución radique en mandar tareas superoriginales a los niños, donde los padres parezcan concursantes, ni deberes donde el ordenador sea la herramienta principal por aquello de que las nuevas tecnologías estén de moda. Buen artículo de Carlos Magro al respecto: "Educación y tecnología: transformar las dificultades en posibilidades". Lectura, comprensión, escritura... trabajar este tipo de actividades de un modo significativo es más que suficientes para no perder el gusto por el conocimiento y desarrollar unas competencias útiles para toda la vida.

Parece que ya está demostrado, o algunos estudios así lo verifican, Polo Martínez, I., & Bailén, E. (2016). DEBERES ESCOLARES: EL REFLEJO DE UN SISTEMA EDUCATIVO. Avances en Supervisión Educativa, (25), que los deberes escolares no son ninguna panacea para aumentar el rendimiento académico. No hace falta mucho más debate al respecto si comenzamos a reconocer que los actuales deberes no introducen ningún componente emocional en el alumno ni logran unas mayores competencias en nuestros pequeños alumnos.

Y si hablamos de Formación Profesional, más de lo mismo. Si aprovechamos bien la jornada escolar no serían necesarias tareas adicionales para hacer en casa, trabajar en grupo después de las clases o memorizar contenidos. Ello no quita que exijamos unos exámenes para asegurar la comprensión y estudio de un temario, o demandar un trabajo adicional cuando no se rinde en el aula o el estudiante precisa más tiempo por cualquier circunstancia.

En FP son igual de importantes ciertas competencias personales (responsabilidad, saber estar, cortesía, puntualidad, autoexigencia, respeto...) que no caben en unos deberes escolares y se trabajan mejor en clase. Si encima logramos que se interesen por nuestra materia, que profundicen en ella por su cuenta y que conecten con la realidad profesional o académica que hay fuera de la escuela, ya nos podemos sentir más que satisfechos.

Mientras tanto, por favor, exijamos una racionalización de los deberes de los más pequeños.

photo credit: hans pohl Le futur de l'Espagne II via photopin (license)

QUÉ NO DECIR EL PRIMER DÍA DE CLASE

jueves, 10 de septiembre de 2015
Hay cosas que parecen obvias. Aún así, tal vez por ignorancia o mala costumbre podemos escuchar aún frases desafortunadas en los centros educativos por parte del docente de turno. No siendo pedagogo me rebela que aún sigamos a estas alturas de la película tratando de arengar a los alumnos con ciertas frases hechas o, más bien, deshechos de frases para un día que se supone de bienvenida y motivación.
  • Preparaos que os espera un curso muy duro.
  • Se os acabó lo bueno: este curso supone un antes y un después.
  • Este año vais a tener más deberes todavía.
  • La semana que viene ya tenéis el primer examen.
  • Os sentáis donde yo os diga y en mi clase quiero silencio.
  • Las tropecientas normas de conducta para este año son...
  • Mañana mismo quiero ver a todos con los libros de texto.
  • La mitad de vosotros al finalizar el curso estará suspendida.
  • Somos un centro muy recto y exigente y de ahí nuestro prestigio.
  • La evaluación es sólo mediante exámenes parciales y finales.
  • El que no se espabile se quedará rezagado, todos tenemos que seguir el mismo ritmo.
No seamos corresponsables con aquellas escuelas que matan la curiosidad.


photo credit: IMG_0031 via photopin (license)

DEBERES DE VERANO PARA ALUMNOS DE FP

martes, 16 de junio de 2015
Al hilo de la lista de deberes que ha mandado un profesor italiano a sus alumnos, me atrevo a listar otros "deberes" específicos, y menos tradicionales, para alumnos de Formación Profesional que este año dispondrán de casi tres meses para otras ocupaciones:

1. Viaja todo lo que puedas y durante el máximo tiempo que te puedas permitir. Visita otros países y (con)vive con sus habitantes durante un periodo largo que te permita conocer su cultura y forma de vida. Tienes razones de sobra.

2. Trabaja, si es posible, en algo relacionado con tu ciclo formativo ya sea temporalmente o a tiempo parcial. En caso contrario puedes buscar en las bolsas de trabajo para empleos estivales tanto a nivel nacional como internacional.

3. Lee todo lo que puedas y sólo lo que te apetezca. Visita librerías o tu biblioteca municipal donde encontrarás seguro algún título que te interese. Si no te gusta, déjalo y busca otro. No es necesario que leas sólo libros de coaching y autoayuda...

4. Regala tiempo a tus padres, hermanos, abuelos... Ahora tienes ocasiones para dar una vuelta con tu padre o madre en plan tranquilo y charlar un rato. Cuéntale tu vida, tus aspiraciones, pide consejo, conversa a solas con ellos. Su experiencia es impagable.

5. Acude a conciertos, teatro, cines de verano, exposiciones, encuentros...  Seguro que en la agenda cultural de tu localidad hay más eventos de los que te imaginas. Internet puede ser de mucha utilidad para estar al tanto de todo.

6. Haz deporte o camina largas distancias de forma rutinaria. Si coges el hábito te resultará más fácil continuar después del verano. Eliminar toxinas y oxigenar el cerebro es ideal tras los excesos veraniegos.

7. Aprovecha el tiempo para practicar algún idioma online o realiza algún curso gratuito tipo MOOC que te apetezca. Un buen modo de actualizar competencias a tu ritmo y sin coste alguno.

8. Disfruta de la naturaleza, ya sea el mar, río, lago o montaña. Pasa algunos días de acampada o disfruta en algún lugar lejos de cualquier población. Respeta el entorno y deja todo como lo encontraste. Sólo o en compañía, la naturaleza ayuda a desconectar de la rutina del curso.

9. Inicia o continua tu diario personal-profesional a través de un blog con tus vivencias, intereses u otros motivos profesionales. Utiliza esta herramienta para mejorar tu identidad digital. También es un buen momento para reflexionar sobre la información pública de tus redes sociales (Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat...) y suscribirte a otros blogs para estar actualizado.

10. Desconecta el móvil. Deja tu smartphone en casa algún día o durante unas horas y verás como cambia tu perspectiva y conectas más con la realidad y las personas de tu alrededor. Se puede vivir muy bien sin teléfono y sin Internet.

Estos "deberes" están dirigidos a alumnos de Formación Profesional, pero no están de más para cualquier docente que busque aprender y disfrutar al mismo tiempo. Nos vemos en septiembre, pasaré revista...

photo credit: Greece via photopin (license)

LADRONES DE TIEMPO

lunes, 9 de marzo de 2015
¡Qué bonito es hablar de nuevas tecnologías y niños trinlingües! ¡Qué fantástico hablar de valores y solidaridad preparando a los alumnos para un mundo competitivo! ¡Qué bien lo hacemos todo pese a los chavales y padres de hoy día que nos han tocado por suerte!

deberes tiempo escolares
Estas podrían ser las exclamaciones en una escuela cualquiera. Una de esas escuelas que bebe los vientos de una supuesta modernidad malentendida. Una modernidad con abundantes citas para enmarcar, mucho gurú educativo y poco cambio real. Escuelas donde abunda la autocomplacencia y escasea el debate interno y público porque las críticas no son bien recibidas. 

Y a la postre, ¿para qué vamos a la escuela? ¿no era para ser felices? ¿o seguimos siendo una mera extensión del taylorismo educativo? Parece que la felicidad, la ausencia de tensión en las familias a causa de los deberes escolares, el estrés por los exámenes o la obsesión por las notas desde los 6 años, no tienen importancia alguna. Que la escuela siga robando tiempo de calidad de padres o madres con sus hijos parece ser un asunto menor. 

Me apena, me agobia y me rebela la poca importancia que se le concede al tiempo libre de los niños. El escaso debate que hay en los colegios al respecto. El inmovilismo basado en una supuesta teoría de la importancia del hábito en los alumnos a base de unas tareas escolares repetitivas y que son motivo de castigo. Todo ello, es además otro factor que acentúa el fracaso escolar en las clases sociales más desfavorecidas. 

Mientras tanto, muchos siguen sufriendo en la intimidad ese hurto continuo del tiempo de sus hijos y con ellos. Un hurto que podría ser catalogado de delito social por los sufrimientos gratuitos ocasionados. Un hurto sin sentido: sólo produce desmotivación en el alumno, estrés en las familias y un hacer las cosas porque hay una sanción o para cumplir el trámite. ¡Lo fácil que sería plantear tareas voluntarias y personalizadas! ¡Lo gratificante que resulta programar actividades motivadoras contando con la opinión de los alumnos! Caer en el libro de texto, en unas fotocopias y en unos ejercicios con solucionario para el docente, es cómodo, pero no cumple nuestro objetivo principal: alimentar la curiosidad por el aprendizaje.

No es difícil soñar con una escuela donde los niños cuando terminan su jornada pueden jugar con sus amigos o disfrutar de la compañía de su padres o hermanos. Más bien, es cuestión de proponérselo. Afortunadamente ya hay propuestas serias que van por este camino: Horitzó 2020. Tal vez algún día se acabe esta sisa continua...


Nota del autor: mi agradecimiento público a Isabel González (por sus palabras de ánimo.

¿POR QUÉ PONER DEBERES?

jueves, 26 de febrero de 2015
Seguramente me meto donde no me toca. Como profesor de Formación Profesional no tengo que lidiar con padres y niños que protestan o se aburren como condenados realizando tareas escolares cada tarde y cada fin de semana. Tengo la suerte de poder trabajar en el aula todos los contenidos y competencias necesarias para llegar a ser un buen profesional.

deberes escolares
No necesito mandar deberes que consisten en hacer unos ejercicios del libro de texto, repetir operaciones o memorizar fragmentos. Soy afortunado ya que preparo a mis alumnos para el mundo real. Ese mundo donde se necesitan personas que saben buscarse la vida, que pueden leer y seleccionar contenidos de forma crítica, trabajadores que han de adaptarse a nuevas herramientas tecnológicas y hombres y mujeres que valoran el aspecto humano de sus compañeros.

No me hace falta exigir un hábito diario a mis alumnos, porque ya tienen un compromiso cada día a las ocho de la mañana cuando vienen a la escuela. No necesito recordar que, cuando toca examen, de los tres que hago al año, cada cual es responsable y debe organizar su tiempo para el estudio. Mis alumnos son afortunados ya que pueden organizar su tiempo libre, realizar otras actividades, también importantes para su crecimiento personal, sin estar sujetos a la rutina de unos deberes que no suelen destacar por ingenio, personalización o creatividad. 

En mi caso, también son felices mi alumnos, ya talluditos, porque no llegan a casa demasiado agotados después de casi ocho horas de estancia en un centro educativo. Son dichosos porque ya no son niños que necesitan más juego, más patio o más ocio con sus padres y hermanos. Mis alumnos son agraciados ya que pueden disfrutar una tarde entera para visitar una biblioteca, hacer deporte, ver una película o pasear con sus amigos, todo ello sin necesidad de estar pendientes de unas tareas y una cena temprana. 

Para colmo, mi alumnos tienen un profesor sabedor que la infancia y la juventud son etapas únicas en la vida. Etapas donde la exigencia y la responsabilidad no van ligadas a unos deberes diarios. Su profesor sabe que la huella que deja la escuela no pasa por más y más tareas, idiomas o métodos de cálculo; que el amor por la lectura, el respeto a los demás o el gusto por el aprendizaje, no caben en unos exámenes finales y en unos boletines de notas.

¿Tan mala suerte tienen algunos que necesitan poner deberes?

P.S. Recomiendo lectura al respecto de Víctor Cuevas: "La tortura de los deberes"

photo credit: Pratt's Astral Oil [front] via photopin (license)
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