Mostrando entradas con la etiqueta empatía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta empatía. Mostrar todas las entradas

SOBRE DISCIPLINA Y MOTIVACIÓN EN EL AULA

lunes, 12 de febrero de 2018
Los que bregamos en el aula con jóvenes somos conscientes que una gran parte de nuestra energía se dedica a la gestión de conflictos, a tratar que el alumno atienda, a moderar ciertas actitudes o a tratar simplemente que el alumno sea consciente de la necesidad de aprender y respetar a los demás. Controlar los contenidos, al fin y al cabo, es una mera cuestión de dedicar tiempo en su preparación.

Cada cierto tiempo nos invade la sensación de que los alumnos de hoy en día están peor educados que nunca, que no conocen la cortesía y la urbanidad debida, o que están en las aulas por obligación. Una sensación que nos hace pensar en respuestas coercitivas o castigos de diversa índole: “Hay que recuperar la disciplina y la autoridad en la escuela”. Así andamos hasta que llegan otros tiempos donde el aula debiera ser una especie de jauja para docentes y alumnos, donde no cabe el sufrimiento ni el exceso de trabajo. O para no ser dañinos.."Profesoras contra la pedagogía tóxica". Y así andamos, etapa tras etapa, moda tras moda, con una estrategia poco definida y tratando siempre de acompañar a los tiempos educativos que vivimos.

disciplina motivación educación

Ya son más de quince años pisando el aula, con 24 horas lectivas cada semana, viendo pasar a chavales, jóvenes y alumnos adultos con diferentes intereses, orígenes y necesidades diversas. Sigo sofocándome con las impertinencias puntuales de algún alumno (siempre una minoría), vistas siempre como una parte más de mi trabajo. Sin embargo, cada curso tengo más clara la respuesta que debemos dar como docentes. Es imprescindible amoldarnos al alumno, al grupo; buscar respuesta en nuestro carácter (principalmente en nuestras virtudes personales  -muchas o pocas-) y tratar siempre de empatizar con el chaval por mucho que nos cueste una subida de tensión. Luego, en casos siempre más graves, nos quedan otro tipo de acciones que debieran ser consensuadas por el equipo docente.

Hay profesores que tienen innata esa capacidad de empatizar, mientras que otros nos lo debemos currar mucho más para llegar al alumno a través de la vitalidad, el buen humor, unos contenidos adaptados a su contexto y más actuales, o buscando siempre lo mejor para el alumno. Lo mejor para su futuro y pensando que siempre queda algo de lo que hablamos y trabajamos en el aula. No hay mejor muestra ni satisfacción que la que te da un antiguo alumno que ha continuado con estudios superiores o está felizmente empleado.

Está claro que no existen fórmulas magistrales para acabar con la modorra en clase de algunos alumnos, evitar las respuestas inadecuadas o las desconsideraciones, controlar el uso inadecuado del móvil o con hacer frente a otras cientos de acciones disruptivas que padecemos casi diariamente. No hay ninguna aplicación ni herramienta TIC que anule, detenga o compense la falta de motivación o de actitud de muchos alumnos. Me gusta aplicar, para estos casos, la frase de @yoriento: "Motivación no es tener ánimo, motivación es tener motivos. Encuentra los tuyos." Debemos facilitar que cada alumno encuentre los suyos; aunque no sea este curso, tal vez el próximo, acabará encontrándolos. Mientras tanto, paciencia, implicación y seamos optimistas.


photo credit: chrisjohnbeckett Changing of the guard, Tomb of the Unknown Soldier, Red Square, Moscow via photopin (license)

LOS ALUMNOS MILLENNIALS NO EXISTEN, Y LOS CENTENNIALS TAMPOCO

lunes, 1 de mayo de 2017
Categorizar generaciones y distinguir entre millennials o centennials me parece de lo más inútil. Los profesores, que igualmente podríamos distinguir entre los de la generación X o los baby boomers, solemos caer en la trampa y pensar en que cada vez están menos preparados nuestros alumnos o que son menos responsables, inquietos o irrespetuosos, entre otras lindezas.

Generalizar suele ser una magnífica trampa a nuestra conveniencia. Creemos, conforme pasan los años como docentes, que la juventud no tiene remedio y que el ansia de saber finalizó con nuestra "excepcional" generación. Tendemos a olvidar nuestros años como adolescentes, donde raramente se hablaba de novelas o autores contemporáneos, donde las amistades eran el centro de nuestras vidas y la escuela un lugar y pasatiempo obligatorio que aceptábamos de mejor o peor grado. Eso sí, los chavales de ahora tienen la "desgracia" de multiplicar por mil sus distracciones o sus lozanos mensajes a través de sus (¿malvados?) dispositivos móviles.

alumnos millenials centennials no existen educación

Más que identificar generaciones o tratar de adaptarnos a las mismas, según ciertos criterios más relacionados con el consumo o con el mundo laboral, entiendo que cada curso tenemos unos alumnos nuevos con un nivel de madurez variable y que crecen con nosotros; ya que, como dice la célebre frase atribuida a George Bernard Shaw, "la juventud es una enfermedad que se cura con el tiempo". Como se dice vulgarmente: sólo hace falta que caigan del árbol.

Sabemos que cada alumno es único, y un año, durante la adolescencia, es un mundo para ellos; se puede comprobar fácilmente cuando te encuentras con alguno en cursos posteriores o una vez han finalizado su etapa escolar y están inmersos en la vorágine laboral. Aquí no importa si son centennials o nativos digitales o cualquier otra etiqueta que vende artículos y rellena tertulias; afortunadamente, la inmensa mayoría sigue madurando y revolviéndose -como nosotros- con las generaciones anteriores. Y vuelta a empezar.

Por eso no tiene sentido tratar de adaptar nuestros contenidos o procedimientos a estas generaciones como si existiera una receta insólita que nos permitiera dar con la clave de la motivación permanente; donde el alumno busque denodadamente el saber en nuestras clases. Más bien, se trata, como siempre ha sido, de conectar con el alumno a través del buen trato y del respeto; buscando enseñar y conseguir lo más difícil -que el alumno desee saber por saber-. Luego ya añadiremos las TIC, el aprendizaje móvil o las metodologías activas e innovadoras.

photo credit: Rusty Russ Sea of Tears via photopin (license)

ESCUELAS PÚBLICAS Y CONCERTADAS

viernes, 22 de enero de 2016
Es una lástima el rechazo, la oposición o la supuesta rivalidad que se presume entre escuelas y docentes de la educación concertada con la pública. Es también incomoda la situación que en ocasiones soportamos los profesores de escuelas concertadas cuando acudimos a eventos organizados por la administración o desde centros educativos públicos. Supongo que ocurrirá lo mismo en caso contrario. Parecemos demasiadas veces -unos y otros- fuera de lugar.

Echo de menos mayor camaradería y empatía entre todos los docentes independientemente de su lugar de trabajo. Incluso mayor colaboración entre docentes de cualquier escuela sin importar los fondos que la sostienen. Es necesario borrar ese halo de incomodidad que se siente en determinados foros según sea tu situación laboral por cuenta ajena, interino o funcionario público.

educación centros concertados y públicos
No tiene mucho sentido defender una posición, la libre elección de centro educativo o la escuela pública, atacando a la otra parte como responsable de todos sus males. Existen muchas desigualdades, en función también de cada comunidad autónoma, demasiadas inversiones o gastos injustos, sobradas diferencias de las condiciones laborales entre funcionarios y no funcionarios. Incluso se presentan excesos, incumplimiento de normas o una escasez insoportable de recursos materiales y personales por parte de todo tipo de escuelas. Mucha disparidad que sólo hace disminuir la calidad de la educación en detrimento siempre del alumno.

Tampoco es sensato tener que defender los intereses propios en función del gobierno de turno. No podemos estar a merced de la ideología gobernante para tratar de prever nuestro futuro. No estoy en contra de las plataformas, asociaciones o encuentros educativos que defienden su parcela, pero sí es necesaria una mayor amplitud de miras, un mayor diálogo entre todos los tipos de centros y un acuerdo en los puntos en común que defendemos en nuestro sistema educativo. Al igual que es necesario denunciar los atropellos, irregularidades o injusticias vengan de donde vengan.

Me encanta conocer nuevas experiencias de otros centros, colaborar con otros docentes independientemente de sus centro de origen. Son escasos los ejemplos de colaboración entre escuelas, ya sea por la competitividad insana entre los mismos (concertada vs. concertada), los prejuicios o por falta de cultura cooperativa y rechazo mutuo (pública vs. concertada). Bastantes dificultades nos encontramos diariamente en nuestra labor para encima rivalizar con otros colegios o institutos para no perder alumnos, docentes o recursos materiales.

En las redes podemos encontrar magníficos ejemplos de docentes que comparten su trabajo y que están siempre dispuestos a colaborar o echarte una mano en cualquier proyecto sin necesidad de indagar en tu biografía profesional. En mi parcela, la Formación Profesional, encuentras fácilmente personas que consideran tu labor, te abren sus recursos o te invitan a trabajar con ellos sin tener en cuenta tu estatus laboral. De todas estas personas desprendidas o idealistas que pululan por las redes debieran los responsables educativos -políticos y directivos- tomar buena nota.

No es todo blanco o negro, y menos aún en educación.

photo credit: Making community software sustainable via photopin (license)

DESACTUALIZACIÓN DEL ALUMNO, MERCADONA Y EL GOLFO PÉRSICO

lunes, 12 de octubre de 2015
Parece mentira que un chaval de casi diechiocho años pueda desconocer el nombre completo de su alcaldesa o presidente del Gobierno. Al igual que me ocurre con la falta de competencias digitales de muchos jóvenes, me sorprende la falta de actualización o desinterés por la coyuntura política o social de su entorno. Entiendo que no es algo generalizable, pero tampoco creo que sea algo anecdótico.

actualización alumnos mercadonaPuede que la obsesión por finalizar los contenidos de cada materia nos haga pasar de puntillas por la actualidad local o internacional. Tal vez demos por sentado que los alumnos se interesan habitualmente por las noticias o temas que a nosotros nos preocupan. Quizás incluso no empaticemos lo suficiente con las motivaciones de nuestros alumnos.

Escuchando hace unos días la radio, el presentador de un programa musical confundía la localidad de Split (Croacia) con la Guerra del Golfo. Otra semana, un chaval mezclaba a Juan Roig -presidente de Mercadona- como alcalde de su ciudad. Pero, ¿cuántos -adultos incluidos- sabrían localizar Siria en un mapa?

Creo que merece la pena dedicar minutos en clase a la actualidad política, local, internacional, social o económica. No debemos ser temerosos con tocar ciertos temas siempre que nos sirvan como reflexión personal y modo de desarrollar el pensamiento crítico. No se trata de adoctrinar sino mostrar la realidad como pseudoperiodistas que buscan alcanzar una audiencia.

Comenzar las clases con imágenes de actualidad, utilizar Google Maps -conectado con las redes sociales- para ubicar noticias destacables, mostrar viñetas de humor de la prensa diaria o vídeos breves con noticias pueden ser algunas ideas para mantener a los alumnos acutalizados.

Educar a alumnos preocupados por su entorno, local o global, es también tarea de todo docente. Más allá de los contenidos del programa, dotar de significatividad a nuestras clases es una obligación que seguro agradecerán en un futuro.

photo credit: Central Command Responsibility Map via photopin (license)

ETIQUETANDO ALUMNOS Y PROFESORES

jueves, 25 de junio de 2015
Bueno, malo, listo, corto, aplicado, tonto, espabilado, inútil, vago, trabajador, desganado, formal, flojo, obediente, gamberro, maleducado, estudioso, torpe, talentoso... Estas y otras etiquetas las adjudicamos a menudo gratuitamente a los alumnos curso tras curso. ¿Aporta algo encasillarlos? ¿Es profesional calificar al alumno, más aún en público, sin profundizar en su singularidad y situación personal?

etiquetas educación FPMe pregunto también cómo nos sentaría, como profesor/a (y persona), que nos etiquetaran habitualmente utilizando algunos de los adjetivos antes mencionados. Hablamos mucho de empatía y asertividad; consecuentemente podríamos comenzar desechando etiquetas y clasificaciones con las que prejuzgamos sin conocer realmente al alumno. Por mucho que digan, nuestra labor trasciende la mera transmisión de conocimientos y calificación numérica del educando.

photo credit: Vintage Drug Label via photopin (license)

PROFESOR SENSIBLERO

sábado, 14 de febrero de 2015
Supongo que a cualquier edad podemos seguir creciendo como personas o continuar acentuando nuestras miserias o manías. Como docentes siempre tenemos opciones para seguir aprendiendo, alternativas para no quedarnos estancados en lo de siempre; en nuestro horario, en las materias habituales, en los recursos heredados... Las posibilidades de mejora de cualquier profesor son casi infinitas.

educación emocional profesores sensibilidadMi educación escolar, con sólo varones como compañeros de pupitre y en una época con la inteligencia emocional por descubrir, no me ha permitido a menudo conectar con los alumnos. Ahora, con los años, con el ejemplo de compañeros (y sobre todo compañeras) más sensibles a estas cuestiones, con la visión de otros colegas que pululan conmigo por las redes, puedo afirmar que me estoy volviendo algo sensiblero.

Un profe sensiblero, con muchos fallos diarios, pero con ganas de disfrutar y conectar con los alumnos. Sensiblero para emocionar y aprender a expresar emociones. Sensiblero porque compensa, si sabes hacerlo,  transmitir sentimientos a los que conviven contigo personal o profesionalmente. Sensiblero, sabedor de lo que permanece en el alumno no es una diapositiva de powerpoint ni un cuestionario.

Espero que la sensiblería no me haga perder el optimismo por la educación, pese a reválidas u otras medidas que nos hacen retroceder y meter más presión al profesorado mediante contenidos rígidos. Porque el panorama cambiaría mucho si nuestros gobernantes se atrevieran a dejar la educación en manos de gente que la ama y no en burócratas o gestores profesionales que no miden ni a profesores ni a alumnos en su justa medida. 

 photo credit: BiologyLesson via photopin (license)

UN MÓDULO DE EMPATÍA PROFESIONAL

lunes, 17 de noviembre de 2014
Este curso, muy acertadamente en mi opinión, el gobierno canario ha implantando en educación Primaria la asignatura de Educación Emocional y para la Creatividad. Una asignatura transversal que no tendrá tanto éxito social como el inglés, la programación o el fútbol, pero seguramente será mucho más útil en la vida de los chavales. Una asignatura que, en el caso de la FP, podríamos titular en un módulo de EMPATÍA PROFESIONAL. 

empatía profesional fp
A nivel de Formación Profesional se trabaja mínimamente el tema de las competencias personales en los equipos de trabajo a través del ya casi extinto módulo de Relaciones en el Entorno del Trabajo (RET), sin llegar a tratar específicamente las habilidades emocionales -a discreción del profesor de turno-. Desafortunadamente, este módulo -poco popular entre el alumnado- ya no se contempla en los nuevos ciclos LOE de Formación Profesional, pese a que los ciclos LOGSE tampoco contemplan una carga lectiva suficiente (2 horas semanales aproximadamente) para trabajar estas habilidades en el aula. 

Pero, ¿por qué no trabajar la empatía en el aula? Ya que no disponemos de un módulo de estas características, podríamos trabajar la empatía y el resto de habilidades para la vida necesarias (ver documento de la OMS) de un modo transversal. Es deseable que, tanto alumnos como profesores, trabajemos este concepto, vital en nuestras relaciones personales y profesionales. La empatía nos ayuda a modificar nuestro punto de vista que, como seres humanos, tendemos a considerar el acertado. Con empatía somos personas más dispuestas a colaborar y tenemos más posibilidades de solucionar conflictos. Gracias a la empatía podemos construir un mundo más humano. La empatía evita prejuicios, odiosas comparativas y nos hace mejor personas. 

Comenzar a demandar empatía en docentes y alumnos puede ser el primer paso para darle a esta habilidad la importancia merecida. En cualquier profesión es necesaria cierta empatía para relacionarse con clientes, pacientes, colegas, empleados, proveedores, alumnos... La empatía es también imprescindible para negociar, realizar una presentación o disfrutar de un buen clima laboral. Una cualidad olvidada en escuelas de negocios o universidades que ayudaría a revertir las dinámicas dañinas que se suceden en muchos centros de trabajo.

Porque es posible trabajar técnicas de comunicación verbal y no verbal para resultar más empáticos. Aquellos que no han tenido la suerte de convivir en un ambiente empático, pueden igualmente cultivar la empatía. Porque la empatía es contagiosa: se transmite gracias a los compañeros o personas con las que convivimos habitualmente. Os dejo con este artículo, "¿Cómo iniciar una revolución de la empatía"?, de Guadalupe de la Mata (@Inn4SocChange), con algunos recursos para comenzar a trajinar con la empatía. También son de interés las "126 dinámicas de educación emocional" de Fernando Navarro (@fenamo59). 

photo credit: LadyGeekTV via photopin cc
Con la tecnología de Blogger.

.

Back to Top