JUVENTUD, LEGALISMO Y FP

lunes, 8 de diciembre de 2025

 

 

El nuevo curso ha traído los mismos viejos problemas junto a otros añadidos que surgen conforme cambian los tiempos. Ya no hablo de diferencias generacionales, o esa seductora inteligencia artificial generativa ya omnipresente en los teclados propiedad de docentes y discentes (perdón por el pareado). No alcanzo a ver claro el rumbo que toma nuestra estimada Formación Profesional. Quizás no hemos entendido hacia dónde nos debería llevar este nuevo sistema de FP. Más allá de esas personas y entidades disruptivas que siguen siendo minoría en el panorama actual, no parecemos caer en la cuenta del sentido de una FP renovada con el propósito puesto en nuestro alumnado y en las empresas colaboradoras.

 

Tenemos en las aulas estudiantes de carácter cada vez más heterogéneo pero que suelen coincidir en un resultadismo donde priman para ellos las calificaciones sobre la curiosidad y el aprendizaje. Nada nuevo bajo el sol. Sin embargo, ahora hay que añadir nuevas situaciones con jóvenes inseguros o con otros problemas emocionales junto a la indolencia o la inmadurez propias de la edad y que tanto cuestan conducir en el día a día en el aula. No existen manualesagentes de IA personalizados, coaches ni planes innovadores milagrosos que nos resuelvan estas circunstancias. Formación, especialistas, tiempo disponible y una ratio menor suelen ser el mejor refuerzo. 

 

Aún así, hay que valorar el esfuerzo de una juventud donde el despreciativo término "nini" está en sus cuotas más bajas. Cada vez son más lo jóvenes que estudian y trabajan, a pesar o gracias a esa precariedad sostenida en un modelo que funciona gracias al consumo permanente en "experiencias" frente a la imposibilidad de adquirir una vivienda o ahorrar con un propósito realista y a largo plazo. Tenemos en nuestras aulas a muchos de estos jóvenes que madrugan para estudiar y luego se pasan la tarde o el fin de semana reponiendo, sirviendo mesas o frente a una caja registradora. Además de, como corresponde y es saludable, tratan de buscar diversión y su propio espacio junto a otros jóvenes en un mundo -el que les hemos dejado- que adora las pantallas y la apariencia que reflejan. Necesitan buenos motivos para seguir formándose en una realidad internacional política y económica incierta.

 

En mi opinión, como adultos y a pesar del diferente bagaje que cada uno aportamos, desde la FP podemos ser la tabla de salvación o ese "Pepito Grillo" que les aliente y facilite una transición al mundo profesional o hacia otra etapa académica donde lo que más importa es: ser una persona atenta, con interés, perseverante y afable en el trato. Buenos chicos y chicas críticos con los estímulos que reciben. Sin desdeñar esas competencias técnicas y digitales que mudan permanentemente y que pueden menoscabar su empleabilidad. Para ello, no nos queda otra que empatizar con el alumnado sin perder una mirada donde la eficiencia y el legalismo nunca debiera ser lo más importante en la educación a pesar de las necesarias mediciones o sistemas de calidad que nos interpelan y constriñen en exceso. 

 

Luego, y a pesar de nuestras propias miserias y fallos que cometemos diariamente a nivel personal o profesional, no es necesario empantanarse en una desacertada aplicación de una normativa de Formación Profesional donde se corre el riesgo (tal vez ya hemos caído...) de pensar en su estricto cumplimiento antes de en otras cuestiones más fundamentales: ¿Nos estamos relacionando más con las empresas de nuestro sector?, ¿nos planteamos algún tipo de investigación educativa para mejorar el aprendizaje o actualizar competencias?, ¿llevamos a cabo una evaluación realmente formativa?, ¿tenemos medios para atender la diversidad y la inclusión?, ¿hemos actualizado los recursos del aula o talleres?, ¿estamos siendo flexibles como el sistema proclama?

 

No tiene sentido disfrazar los módulos profesionales a través de unos anticuados resultados de aprendizaje (RA) donde lo que más importa es demostrar su adquisición mediante tantos instrumentos como criterios de evaluación los sostienen. Esta no puede ser la obsesión actual o la situación se volverá ingobernable o programar será una farsa consentida. Los efectos indeseados son ya perceptibles en cuanto nos dedicamos a trocear un módulo y diseñar exámenes atendiendo únicamente a esa división de resultados de aprendizaje; o, en el momento en que nos ofuscamos con decenas de porcentajes en lugar de diseñar retos significativos para el alumnado y el sector al que dirigirán sus primeros pasos profesionales.

 

Espero que sepamos desandar el camino cuando sea necesario, así como tomar esa nueva senda que nos debiera llevar a buscar otras formas de enseñar de la mano de la experiencia y la participación de los compañeros que siguen creyendo en la juventud y en una FP transformadora.  

 

Foto de majd altaifi en Unsplash

0 COMENTARIOS:

Publicar un comentario

Disculpa las molestias si se demora la publicación de tu comentario. Se revisan para evitar el spam habitual. Muchas gracias.

Con la tecnología de Blogger.

.

Back to Top