Ya estamos de vuelta. En unos días estaremos frente a nuestros alumnos como año tras año. Siempre con propósitos nuevos como si fuera un uno de enero. Algunas de estas intenciones se quedarán en el camino, pero nos permiten recomenzar con ilusión cada curso. Esto es una de las cosas buenas de esta profesión; cada curso tenemos diferentes expectativas y diferentes alumnos a los que enseñar.
Las TIC, nuevos currículos, normas diferentes, alumnos heterogéneos, redes sociales, etc... Ingredientes añadidos que nos abruman cada año. Más aún en Formación Profesional, una etapa sujeta a demasiados cambios con un rumbo incierto a causa de la FP Dual o la futura LOMCE. Por suerte, se acabaron los tiempos donde el modelo predominante era un libro de texto, un cuadernillo de ejercicios y una clase magistral. Y, aunque cada vez debemos currarnos más las clases, tenemos más recursos que nunca para preparar a nuestros alumnos.
Tenemos a nuestros compañeros de siempre, con los que podemos compartir el día a día, aprendiendo de sus experiencias. Pero además, tenemos otros docentes que en Twitter o en sus blogs personales nos sirven de espejo para seguir mejorando. Y, mejor aún, ¡la cantidad de buenos profesores que no han hecho aún públicas sus experiencias! Yo además tengo la suerte de disfrutar de unos excelentes compañeros, que me han permitido mejorar también persona. Pero, ahora, podemos ampliar nuestro pequeño claustro y seguir mejorando con visiones distintas, e incluso, interactuar fácilmente con compañeros de diferentes geografías. No te pierdas redFP si te dedicas a la Formación Profesional o iníciate en Twitter si aún no lo has hecho.
Las tendencias en el mundo de la enseñanza parecen claras: redes profesionales, autoformación, aprendizaje móvil, idiomas, creatividad y pensamiento crítico. Sin perder de vista la parte emocional de nuestra profesión, y, por ende, de nuestra vida personal. Lo que no está tan claro es como vamos a ser capaces de gestionar tanto cambio y exigencia en nuestra profesión. Las administraciones educativas dejan mucho que desear en su gestión del cambio; no están contando con la experiencia de los profesores. Parece que sólo nos queda confiar en nuestros equipos directivos y en líderes educativos que nos motiven a seguir esforzándonos.
Estoy seguro que el curso venidero no se va a quedar sólo en buenos deseos. El aprendizaje se nos antoja infinito. De momento, os dejo con esta formidable entrada de Inés Andrés con formas nuevas para conocer a nuestros alumnos el primer día de clase. Nos seguimos leyendo desde la pantalla, o, con suerte, en vivo y en directo. Que la fuerza te acompañe...que buena falta nos hace.
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