Recientemente, tras un correo de mi compañera Carmen - @carmenbenlloch1 - sobre "el valor de las cosas pequeñas" y alguna que otra conversación con mis alumnos, me doy cuenta del poco aprecio que hacemos a lo recursos con los que trabajamos. Ya sean escasos o abundantes, caros o baratos.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg8o7vxujo0oXZfLSlPpMTLeogE4s0q-ENTDOlgWyjVd8vDYovoa0fFF6szw3qJgDW1JIppautL3AspnXF58sHeL5MOr8hgAqXP918ykskW8cwwzPhP_8Zk98pFvIxT1wuoiniWA1nrfnSB/s1600/el+valor+de+las+cosas+peque%C3%B1as.jpg)
El resto de mortales no nos quedamos muy atrás. El valor de lo público está infravalorado. Lo de todos acaba siendo de nadie. Y nadie lo cuida. Nos hace falta aprender mucho de otras culturas donde el respeto a lo común es una regla básica de convivencia. Lo público o lo ajeno se cuida más que lo propio.
Cuando no tenemos lo que necesitamos, siempre nos queda adaptarnos y tratar de solucionar el entuerto. La protesta automática conlleva pocos réditos. Aprender a valerse por uno mismo es una de las mejores enseñanzas que podemos dar. No quejarse y actuar. Pero, sobre todo, valorar lo que tenemos, empezando por lo más nimio.
photo credit: kharied via photopin cc
0 COMENTARIOS:
Publicar un comentario
Disculpa las molestias si se demora la publicación de tu comentario. Se revisan para evitar el spam habitual. Muchas gracias.