APRENDIENDO A DESCONECTAR DE LA EDUCACIÓN

jueves, 21 de julio de 2016
Pese a que las ganas de aprender y enseñar no me fallan todavía, pese a que cada año hay retos nuevos y parece que nos complican o no complicamos más las cosas, pese a que siempre nos queda mucho por aprender y experimentar en las aulas, pese a todo ello y pese demasiadas otras cosas que podríamos seguir listando, toca ya desconectar digital y profesionalmente.

DESCONECTAR EDUCACIÓN
Es preciso dejar de lado el Whatsapp, Twitter o el Periscope sin que tu madre tenga que echarte el puro por lo enganchado que estás al móvil; es necesario olvidar en casa ese último libro de educación innovadora que irresistiblemente has comprado.

Al igual que en septiembre leeremos artículos sobre el estrés postvacacional, ahora toca tragarnos otras tantas lecturas que exhalan positividad sobre la deseada desconexión a las redes o esos otros deberes alejados de los clásicos cuadernillos de vacaciones que mandan a nuestros chicos.  Pero, al fin y al cabo, cada uno de nosotros capeamos el "mono educativo" como podemos, hacemos propósito de enmienda y, como cualquier otro adicto, ojearemos alguna vez las redes o trataremos de olvidar a propósito en la mesilla el dichoso smartphone para no darle a la tecla compulsivamente en busca de ese artículo inspirador o tuit inédito.

No voy a enumerar las bondades del descanso estival, pero sí espero, gracias a ellas, poder llegar a finales de agosto con nuevos ánimos y alguna que otra idea rumiada que transforme la ocurrencia del momento a una nueva práctica docente; no importa que sea con Pokemons o con pizarra y tiza, pero debemos buscar esas prácticas educativas que conecten con los alumnos y que les hagan conscientes de lo mucho que no saben y lo mucho que necesitarán saber en un futuro. Que se lo digan si no a los muchos titulados de Formación Profesional que precisarán actualización en su puestos de trabajo a lo largo de su vida laboral: "Is more vocational education the answer?"

Lo dicho, no podemos parar de aprender con todo lo que nos rodea, aún tumbados en una hamaca con una horchata, pero sí debemos tratar de desconectar de este genial mundillo educativo para que la vuelta a las aulas sea al menos con las mismas ganas y más oxígeno para afrontar un nuevo e intenso curso. Porque, aunque algunos no se lo crean, somos muchos los que disfrutamos el tiempo con los alumnos.

Nos leemos en septiembre, o quizás a finales de agosto... Un abrazo.


photo credit: 2016-05-27_01-57-34 via photopin (license)

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