
Basar la enseñanza sólo en disciplina y autoridad nos conduce a un aprendizaje a medias. Un aprendizaje donde no se disfruta o donde se valoran únicamente las calificaciones es, a la larga, improductivo. Algunos parecen querer enseñar como en la academia militar -se nota que no la han sufrido- sin el afecto, comprensión y cercanía necesarios. Y no somos entrenadores.
Trabajar con gente más joven te rejuvenece. Siempre que no seas de aquellos que opinan: "en mi época los alumnos éramos más (...)". Tenemos la suerte de poder vernos reflejados en la cara, en las preocupaciones e intereses de personas más jóvenes que nosotros. Suerte en poder rebobinar la cinta -qué antiguo suena- de nuestra vida cuando miras a tus alumnos.
Lo malo es que la empatía no se certifica en ningún máster o módulo de FP. Se puede tener de modo natural, pero también se puede aprender. Hay que acercarse y tratar con personas empáticas. La empatía no es inherente a todo ser humano, aunque debiera ser condición necesaria para cualquier docente. Sin empatía no somos ni seremos buenos maestros.
'Reconocer la suerte que tenemos de aprender' un gran post :))
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