LA TECNOLOGÍA NO REVOLUCIONA LA EDUCACIÓN

sábado, 6 de diciembre de 2014
Que la tecnología o las llamadas TIC no están suponiendo ningún cambio radical en la educación, es más que evidente. Tenemos ejemplos suficientes, en la actualidad y a lo largo de la historia, de la insignificancia de la tecnología como motor del cambio educativo. Los docentes somos la mejor herramienta para transformar la experiencia académica del alumno y servir de acicate para su desarrollo personal y profesional. 

Podemos llenar de tabletas, portátiles, pizarras digitales, apps o móviles nuestras aulas, pero el cambio comienza en nosotros. Ya no sirve lo de siempre, pero sí podemos revolucionar con el ejemplo de aquel profesor/a memorable que encendió la pasión durante nuestros años escolares. De los muchos años que pasé en las aulas, he olvidado el 99% de lo que estudié en libros de texto, pero sí me ha dejado huella el manual de ortografía escolar utilizado con pasión por Don Andrés o las diapositivas de Juanjo sobre Arte para preparar el acceso a la Universidad. El resto de artilugios, calculadoras, manuales, castigos, premios, deberes o boletines de calificación pasaron sin pena ni gloria durante mis 17 años de enseñanzas regladas.

Todo esto lo puedes encontrar perfectamente expresado en el siguiente vídeo. Un vídeo para reflexionar sobre la (no) importancia de las TIC la educación. Tecnología que nos ayuda a evolucionar, pero no a revolucionar la educación. El profesor, y no las TIC, es el único que puede al mismo tiempo "inspirar, desafiar, emocionar para que los estudiantes deseen aprender", como bien explica Derek Muller (@veritasium) en el vídeo al que llegué gracias al blog de Ben Rimes.



3 comentarios:

  1. ¡Qué subidón al ver la imagen de aquel pequeño manual de ortografía que también utilicé, me sirvió y... aún anda por casa!
    Estoy de acuerdo en lo que apuntas respecto a la "neutralidad" de las nuevas tecnologías en cuanto a que no sean las herramientas centrales del cambio metodológico, pero creo que su mayor disponibilidad (bajo coste, aumento de la oferta disponible, posibilidad de personalización, etc.) es un factor que coadyuda a facilitar el necesario cambio, siempre y cuando, eso sí, haya una reflexión metodológica previa a la introducción/uso/manejo de dispositivos, de programas, de aplicaciones, etc. planteándonos de qué manera su introducción en el aula va a permitirnos hacer esos cambios de la mejor manera y facilitándonos esta tarea.
    Evidentemente puedo hacer un trabajo colaborativo con lápiz y papel o con medios digitales y lo central, claro, es lo colaborativo del trabajo, no la herramienta, pero ésta puede permitir hacer "lo nuevo" de una manera más atractiva o más eficaz en relación a los objetivos planteados.

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    1. Gracias Vicente, y me alegra saber que al menos somos coetáneos respecto al manual de ortografía... :)) Bien sabes que no reniego de las tecnologías, más bien soy cada vez más consciente de esas otras herramientas o capacidades que, como docentes, tenemos y debemos alimentar para dejar alguna huella en nuestros alumnos.
      Las TIC son necesarias para evolucionar, pero si no (r)evoluciona el docente, seguiremos anclados en el siglo XIX.
      ¡Hasta la vista!

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  2. Los cuadernos, aquellos cuyas hojas estaban cosidas y no se podían separar, están desapareciendo de las escuelas; y esto se interpreta como una señal de modernidad. Tampoco es frecuente tomar apuntes o copiar un texto o un dibujo de la pizarra, ni escribir en una hoja en blanco. Todo ello está siendo reemplazado por fichas, fotocopiadas o impresas, en las que están pautados los lugares que es preciso completar. Incluso las fichas tienden a sustituirse por formularios electrónicos y actividades interactivas (donde la interactividad consiste en arrastrar objetos con un ratón o hacer clic sobre una flecha para pasar una página) que se completan o se ejecutan en una pantalla, sin que el resultado del trabajo sea tan plástico y tan cercano como lo pueden ser una cuartilla escrita o un mural.

    Posiblemente escribir o dibujar sobre un folio en blanco, sin pautas ni planillas, sobre un tema abierto, sin demasiadas restricciones, pero atendiendo a la estética además de al contenido, tenga más impacto educativo que marcar casillas, resolver operaciones o completar mapas y frases diseñados por otros. De lo que no cabe duda es de que es mucho más personal y requiere más de eso tan ambiguo que llamamos creatividad. Sin embargo, en nuestro afán de renovar las prácticas docentes, para conseguir que la escuela sea más funcional y productiva, esto no se está teniendo en cuenta. Estamos olvidando que el proceso, la forma de llegar, es la esencia y la verdadera aportación del hecho educativo.
    http://www.otraspoliticas.com/educacion/las-artes-del-pincel

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