Debe estar casi todo escrito en relación al aprendizaje y trabajo basado en proyectos, retos o problemas. No importa como lo queramos llamar: ABP, PBL, ABR, ApS... Las bondades y dificultades de estas metodologías son de sobra conocidas entre los que hacemos uso de esta forma de aprender en las aulas de Formación Profesional. Tal vez, en otras etapas educativas su éxito o fracaso obedece al tipo de alumnado, su edad, los contenidos relacionados, etc. Mientras que en la FP, gracias a la necesidad de buscar un mayor contacto directo con el entorno profesional, este tipo de metodología es siempre valioso. Aún así, no son pocos los escollos que encontramos a la hora de diseñar proyectos de aprendizaje.
Las dificultades principales atañen a la organización del profesorado. Los docentes, desafortunadamente, arrastramos rutinas y preferimos un trabajo solitario alejado de la rendición de cuentas a terceros; a lo sumo unas cuantas carpetas donde plasmar esa programación obligatoria que justifique la legalidad vigente. Los llaneros solitarios somo mayoría pese al trabajo que se ha venido haciendo en favor de los equipos de trabajo que funcionan más como excepción que como norma. Otra barrera, a la hora de diseñar los proyectos, suele venir dada de la supuesta falta de creatividad que tenemos cuando buscamos temas que vertebren nuestros propósitos de aprendizaje. Una dificultad que se sortea cuando hay un hábito creado para pensar, esbozar y escribir posibles ideas o propuestas didácticas.
Luego tenemos el exceso de suficiencia profesional de aquellos que no encuentran o no buscan mejores alternativas a lo que vienen haciendo. Por no hablar de lo mal que encajamos que se nos valore externamente nuestro trabajo sin considerarlo una afrenta. Todo ello conlleva reticencias a ese trabajo en equipo por parte de cierto tipo de profesorado que, por pragmatismo personal o autosuficiencia mal entendida, no creen conveniente sumarse a iniciativas en las que no creen. La apología del trabajo docente en equipo nunca es suficiente. Debemos insitir en esa necesidad de trabajo colaborativo si luego queremos ser congruentes y eficaces a la hora de trasladar esas competencias blandas y actitudes que tanto se valoran laboralmente. Todo ello no va en contraposición del trabajo individual y una evaluación personalizada de cada estudiante.
Lo ventajoso del aprendizaje por proyectos, para alumnos y profesores, también lo determina ese aprendizaje personal que conlleva escuchar a los demás, morderse la lengua si hace falta, negociar, comprender, convivir... Siendo sabedores que siempre habrá quien prefiera vivir camuflado o en el desengaño continuo. Porque la metodología la vamos creando y adaptando a nuestras particularidades; según nuestro ciclo formativo y en función de las posiblidades organizativas a las que antes aludíamos. Porque trabajar y aprender de este modo es la ocasión perfecta para encontrar motivos para nuestro desempeño diario. La docencia puede ser una profesión poco convencional donde es fácil romper con las rutinas diarias y con esa monotonía que padecen otros sectores. Encontrar razones para enseñar de un modo diferente, aunque sea puntualmente, es un don que podemos o no recoger. Dónde quiero estar o adónde podemos ir es una pregunta oportuna que debiéramos hacernos periódicamente en relación a nuestra carrera docente.
Siendo egoísta, me interesa perder tiempo organizando, diseñando o ideando proyectos para que, antes del estreno, comenzar a saborear un clima distinto en el aula donde los alumnos se implicarán y surgirán desafíos que pueden desembocar en una experiencia memorable para una mayoría. Y no hablo de tener más o menos vocación, me refiero a buscar esa grata sensación -desde la profesionalidad- donde todos podemos aprender algo y dotar de protagonismo a un alumnado que encuentra sentido a su formación.
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Gracias por la reflexión. Un saludo!
ResponderEliminar¡A ti por la lectura, Azu!
EliminarMentira y de las grandes!
ResponderEliminarA quienes mas facilita el trabajo esta tipología de enseñanza es a los docentes.
Poco se habla de lo pequeño que llegan a aprenden los estudiantes de forma individual en los proyectos en equipo.
No solo el estudiante no se puede permitir el tiempo de aprender e saber implementar cada enseñanza que se imparte, si no que debido a la presión de grupo y prisas muchos proyectos se hacen a la rápida y solo abarcando la parte mas superficial del tema.
Ni hablar siquiera de cuanto este desastre se junta con docentes desinteresados que ponen el mínimo esfuerzo en enseñar y se escudan en el trabajo en equipo para que los alumnos acaben haciendo todo su trabajo.
Lo justo es un sistema mixto enfocado en el aprendizaje individual y la practica e implementación del conocimiento en grupo, proyectos.