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LOS PROFESORES NO LEEMOS

lunes, 6 de marzo de 2023

Esto no es clickbait. Porque realmente los docentes no leemos o leemos muy poco. Que no se enfade nadie. Y no hablo de novelas de ficción, cómics o revistas. Raros son los profesores que tienen como hábito lecturas sobre educación. Ya ni siquiera pueden llamarse lecturas pedagógicas; no sea que acabes enfrentado con algún compañero alérgico a esa disciplina. El tiempo, las leyes y ese futuro líquido que nos derraman en el rostro no ayudan a la ocupación lectora y de reflexión profesional que debiera acompañarnos a lo largo de nuestra carrera. 

 

¿Cuántos libros recomendamos o nos recomiendan otros colegas? ¿Cuántas lecturas de reflexión educativa aparecen en nuestros buzones de correo? La normativa, los cara a la galería, las quejas sobre los alumnos, las prisas recurrentes... son las noticias de nuestro particular día de la marmota. Eso sí, que si los alumnos ya no leen, ni piensan, ni razonan. Como si los adultos no tuviéramos nada que ver al respecto. Como si todo fuera culpa de unos padres y madres enfrascados en pagar facturas o lidiar con unos hijos que no saben lo que quieren ni a lo que pueden llegar. ¡Viva la competición! Como si nosotros, los docentes, fuéramos perfectos y tuviéramos una venda en los ojos que nos impide ver a uno de nuestros hijos o hermanos en ese chaval problemático o ensimismado en el aula. Cuidado que me molestan. ¿Y yo no estoy para eso? 

 

Y vendrá el aula del futuro, el pupitre del siglo XXII y la última tecnología para distraernos de lo que realmente importa. Y todo sin reflexión ni lecturas. Mucho TikTok, likes y cientos de tareas en ese Teams o Classroom que aletarga a propios y extraños. A docentes y a estudiantes. Trabajo cumplido y en septiembre más, pero no mejor. Y los másteres y la formación del profesorado parecen seguir el mismo atajo. Todo es innovación manida. ¿Dónde quedan las lecturas de referentes educativos? ¿Dónde andan los debates y la crítica a intelectuales, filósofos, sociólogos, maestros o pedagogos de distintas cuerdas? Con suerte, la humanidad y sensibilidad de algunos acaba completando ese vacío de pensamiento o falta de profesionalidad. O, como mucho, en algunas redes sociales te tropiezas con alguna rara avis que comparte escritos sustanciosos (y no comerciales) sobre nuestro rico mundo educativo. 


Podemos echar la culpa de todo a la ley educativa del momento; a la falta de presupuesto; al compañero; a la dirección o al articulista del momento. E incluso a nosotros mismos (poco habitual). Pero leer ayuda a cambiar la mirada. Leer ayuda a no solo mirar de reojo el calendario en búsqueda de festivos o vivir cada día esperando salir de clase. Y en eso nos parecemos a los alumnos. Coincidimos en el drama de una obra que se representa en un aulario donde, en lugar de sentirnos protagonistas, parecemos figurantes que cobran por horas. Y así se nos pasa la vida; contando días cotizados y lecciones superadas; esperando una mejora que nunca llega a pesar de esos jóvenes que cada curso tenemos la oportunidad de acompañar. 

 

Cuidad a esos chalados que quieren leer en los claustros. Defended los espacios de lectura y reflexión que ayudan a renovar las miradas. Perdamos más el tiempo leyendo, pensando y compartiendo textos. Recomendemos ensayos, experiencias educativas e incluso novelas, cine o podcasts que nos ayuden a frenar esa abulia a la que tendemos. Filtremos y critiquemos las modas educativas con el poso del conocimiento clásico y actual. Busquemos tiempos para escribir de lo que leemos. Seamos raros aunque no vendamos. Pero leamos y, sobre todo, compartamos lecturas. La vida docente no es el BOE. 

 

NO DIGITALIZAR SIN ANTES LEER...

jueves, 7 de julio de 2022

Perdonad mi lata habitual sobre la lectura y el fácil juego de palabras con el que titulo este artículo. Pero no hay día que no deje de asombrarme por los miles de millones de euros que se están repartiendo para digitalizar empresas así como formar futuros empleados con las competencias digitales que ya se precisan en el mundo laboral. Sin olvidarnos de la fiebre certificadora que caerá como una losa en muchos centros educativos que ya se están poniendo en remojo; tan solo hace falta echar un vistazo a las competencias digitales educativas que los alumnos, los docentes y los centros tendrán que adquirir en los próximos años.

 

No voy a ser yo, mindundi responsable de las TIC en un centro de FP, quien cuestione la necesidad de formar a profesores y alumnos al respecto. Ser un analfabeto digital tiene demasiados inconvenientes hoy en día; tanto a nivel personal como profesional. Estamos abocados a gestionar digitalmente cualquier trámite con la administración pública, con las entidades financieras e incluso para compartir por bizum la cuenta de unas cañas o felicitar a tu hermano por wasap. Estamos enredados; en el peor sentido de la palabra. 

 

Porque el analfabeto clásico, ese que no sabe leer ni escribir, hace tiempo que pasó a mejor vida gracias a la educación obligatoria a la que todos tenemos derecho. Debí haberme encontrado al último joven iletrado en el año 1998 durante mi servicio militar. No obstante, estamos en tiempos de "infocracia",  donde nos creeemos más libres que nunca gracias al derroche informativo que sufrimos, las noticias cada vez más insustanciales, los titulares sesgados, la necesidad de estar al tanto de lo último de lo último y la manipulación de los bots, las cookies y esa perversa inteligencia artificial manoseada por los humanos; es ahora cuando más falta hace saber leer, pero no solo entre líneas, sino también de un modo reflexivo y como un modo de parar ese reloj vital que parece estar en una cuenta atrás acelerada y permanente. Leer para disfutar, desconectar, aprender, vivir, soñar, pensar, criticar o simplemente para ir al baño. Al menos en este último caso la mayoría es aplastante: 9 de cada 10

 

no digitalizar sin leer antes...

 

Porque pese a que los compradores de libros crezcan, así como los lectores frecuentes por ocio, en España más de un tercio de la población no lee nunca o casi nunca (Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2021). Las iniciativas públicas y privadas con planes para el fomento de la lectura y fantásticos premios parecen oasis en la realidad educativa y entre los debates más o menos acalorados sobre cuestiones pedagógicas. Planes lectores que parecen el capricho de unos pocos que venden cuando se publican pero que no se sostienen sin la implicación de toda la comunidad educativa y mediante una comunicación intensa y una inversión generosa. Al igual que hemos puesto a la FP de moda, tras décadas de menosprecio, y al igual que nos digitalizaremos por narices y por la cuenta que nos trae, ya es hora de animar con fervor a la lectura, incitar a comprar o tomar prestados los libros, incentivar el crecimiento de las bibliotecas y sus usuarios o estimular a la lectura como una forma de ocio compatible con los entretenimientos digitales que tan fácilmente nos abducen. Ojalá las metodologías activas, tan de moda en la formación docente, tengan siempre algún libro como eje o soporte de las mismas.

 

Por eso, digitalizad todo lo que creáis conveniente, pero dad la vara e insitid a quien corresponda en vuestros claustros, las ampas, los atrevidos grupos de wasap de padres y madres, corrillos de colegas, comidas familiares, reuniones en las consejerías y departamentos, y donde sea; sobre la necesidad de crear proyectos, invertir dinero y respirar la lectura en los centros educativos como algo natural, sin imposiciones, y como un modo de ser más rico (al menos de espíritu). Hagamos algo para enderezar esa curva de jóvenes lectores que, a partir de los 14 años, desciende significativamente. Seguro que por el camino arrastramos a otros tantos adultos, compañeros, amigos y familiares, que dejaron de lado la lectura por otra compañía más facilona. De momento, siempre nos queda idear y buscar recursos para lograr que esa atracción por los libros deseada de boquilla por todos pero que requiere un compromiso duradero de cada uno de nosotros.

Foto de Mariana Vusiatytska en Unsplash

INSTAGRAM PARA DOCENTES LECTORES

miércoles, 22 de junio de 2022

Puede que las altas temperaturas ahuyenten a los lectores. Más aún si hablamos de lecturas educativas o relacionadas con el aprendizaje no sé si el verano es un momento propicio para recomendar libros. Si sobreviven las editoriales que lanzan libros destinados a los docentes debe ser porque algo leemos en este complejo sector donde convivimos personajes de toda naturaleza y pensamiento. Creo que somos más noveleros, en los dos sentidos del término, que cualquier otra cosa. Sin embargo, algunos raritos gustamos de lecturas singulares relacionadas con la pedagogía y la didáctica, la investigación educativa y ese arte abstracto que supone saber enseñar. Porque aprender a enseñar puede ser más complejo y atrayente que resolver crímenes, comenzar relaciones sentimentales o buscar esa autoayuda confortante.

 

Por ello me aventuro a sugerir libros, leídos recientemente o en el pasado, en esa plataforma derrochadora de nuestro tiempo y omnipresente entre jóvenes y ciertos talluditos: Instagram. Soy poco amante de la exhibición personal (¿falta de jeta o heredado pudor?), pese a compartir con demasiada frecuencia mis opiniones y recursos por las redes, pero tal vez esto del insta sea un buen medio para animar a leer ciertos títulos que me parecen preciosos para un crecimiento profesional que no conoce edades. 

 

bookstagramespaña bookstagramdocente bookstagram

Pese al encapotado panorama lector que vislumbramos en nuestro entorno (y no hablo solo de jóvenes estudiantes) existe una vida exótica ahí fuera donde se sugieren multitud de libros adornados a través de la publicación de imágenes, stories, reels... que cuentan con miles de interacciones. Solo hace falta pasarse por la etiqueta #bookstagramespaña para encontrar originales propuestas lectoras de todo calibre. Abundan los millenials y zetas más cómodos en la técnica de la exhibición multimedia. Otros aún no nos aventuramos a exhibir páginas entre sábanas, albercas, espejos o músculos ya en distensión permanente; solo nos queda figurar con bonitas portadas y sencillas reseñas que animen a leer un rato largo o engañar a algún mozo o moza con un buen libro. 


Tal vez algún día acertemos con una etiqueta multimillonaria en las redes tipo #bookstagramdocente donde podamos compartir esos libros y textos más inspiradores, útiles o preciosos que alegran los largos inviernos en el aula y las amplias y merecidas vacaciones estivales. De momento os dejo con mi reconvertida cuenta personal de Instagram donde ojalá pueda descubrir vuestras recomendaciones lectoras en los comentarios: @oscarboluda

 

Espero no tener que veros por TikTok para estos quehaceres...  😉

 

Foto de Jon Tyson en Unsplash

LA LECTURA Y LAS COMPETENCIAS PROFESIONALES

lunes, 18 de octubre de 2021

El fomento de la lectura en los centros educativos, más aún en los de Formación Profesional, no suele ser un punto en el que destaquen nuestras escuelas o que forme parte de su relato comercial. Las nuevas tecnologías, los idiomas, las instalaciones u otros valores añadidos a la oferta académica, son más fácilmente vendibles a los estudiantes y a unas familias que piensan de un modo pragmático.

Quizás, si hubiéramos invertido una décima parte de la formación del profesorado y del equipamiento tecnológico en unos buenos planes lectores dirigidos a los alumnos desde el inicio de su escolorazición obligatoria, otro gallo cantaría más dulcemente dentro y fuera de las aulas. Tal vez, multiplicaríamos así la demanda social de centros educativos con una biblioteca ejemplar y profesionales en este ámbito. Seguramente, la lectura tendría un valor funcional mucho más elevado en nuestro entorno social. 


Discutimos mucho sobre la conveniencia de los dispositivos móviles, el visionado de determinadas series televisivas, el uso de los videojuegos, la sostenibilidad, el bilingüismo, etc. Mientras, el debate sobre la necesidad de fomentar un hábito lector, destacando las bondades y disfrute que implica el verbo leer, permanece mudo; solo se despierta en esos días internacionales de... o semanas de... que tanto nos gusta celebrar. 

Para mi sorpresa, la semana pasada, en una charla organizada para nuestros alumnos de un ciclo de grado superior de FP, un directivo de una empresa multinacional valenciana aconsejaba vivamente la lectura a los estudiantes: "Leed todo lo que podáis". Afirmaba, para mi gozo, que gracias a la lectura su vocabulario aumentaría; serían capaces de expresarse mejor oralmente y por escrito; y tendrían más oportunidades de ser seleccionados en un proceso de reclutamiento si se muestran capaces de responder a la oferta de empleo de un modo adecuado y diferente al resto de candidatos. 

 

Muchos sabemos, aunque parece que no la mayoría de enseñantes, que el imperativo y la lectura casan mal a ciertas edades. El "hay que leer" soltado como precepto tiene poco recorrido entre los más jóvenes. Es preciso convencerles de que es posible encontrar lecturas adecuadas a sus gustos; que prueben y deshechen libros; que visiten librerías y bibliotecas (también con nuestra compañía); que la cultura y el placer que ofrece un buen libro está a su alcance y no tiene por qué rivalizar con otras formas de entretenimiento. 

Dejemos el discurso de lo importante que es leer y pongámonos manos a la obra. Llevemos libros a las aulas de Formación Profesional. Recomendemos títulos y acerquemos la lectura a través de las redes, de sus compañeros, de los módulos, de las series, del cine... Ahora que nos gusta tanto hablar de las "soft skills", mencionemos las habilidades que conlleva la lectura habitual. Sin duda, además de las competencias técnicas indispensables en cualquier puesto, en un entorno profesional se requieren técnicos con destrezas comunicativas más allá del simple lenguaje que empleamos en un whastsapp o en un comentario ingenioso en las redes.  

 

Por otro lado, el profesorado necesita formación didáctica y recursos para trabajar el fomento de la lectura. Precisamos conocer los mecanismos que motivan a coger un libro evitando ese aura de actividad forzosa que tanto rechazo ocasiona. En FP adolecemos de la visión y de las herramientas que ayudan a generar nuevos lectores, escasean los útiles para acrecentar ese hábito lector buscado. Pongamos empeño en ello y persigamos los medios para un fin que no debiera tener oponentes; aunque solo sea por el bien de sus competencias profesionales. 

Nos seguimos leyendo. 

 


 

Photo by Debby Hudson on Unsplash

YO ME LIBRO [EN FP]

viernes, 11 de septiembre de 2020
 Este curso, pese a las obligadas e incomodas medidas que tenemos que seguir para dar clase, nos embarcamos en la escuela en un proyecto de esos que llaman de innovación que sin embargo se nutre de esa intemporal creencia de que la lectura nos convierte en nómadas más sabios que cabalgan sobre la vida de otros que no quieren ser olvidados a través de la imperecedera escritura. 


En la Formación Profesional actual se desatendieron, con cierta lógica aunque indiscriminadamente, ciertas materias que en la  antigua FPI y FPII buscaban continuar la formación básica del alumnado más allá de las competencias técnicas específicas de cada título. La lengua española o las ciencias aplicadas eran parte de esa formación integral que se buscaba en los antiguos títulos de FP antes de la llegada de la la LOGSE en 1990 y la dilatada implantación de los actuales Ciclos Formativos de Grado Medio y Superior. 


Ahora suena a menudo ese continuo runrún, creo que ya por vicio, de lo poco que leen los jóvenes y el aumento de faltas de ortografía en sus escritos. Los centros educativos, así como los distintos artífices de la política educativa, hemos tenido (y perdido habitualmente) la oportunidad de fomentar la lectura como ese tronco principal de la escuela que deshidrata y provoca la sed de conocimientos o el gusto por narrativas que imaginan otras vidas. Tanto en la FP como en el resto de etapas educativas, la lectura no vende a las familias deseosas de idiomas extranjeros o recursos en la nube, ni a los políticos que gustan de idear ocurrencias que suenen a siglo veintiuno. 


A través de este incipiente proyecto, buscamos involucrar a todo el alumnado del centro en cada uno de los ciclos formativos que hay en nuestra escuela; todo ello, a través de distintas actividades que a lo largo del curso se llevarán a cabo con la colaboración voluntaria de un grupo de profesores que abarcan todas las titulaciones y que pretenden animar y acompañar también en estas tareas de animación lectora al resto del profesorado. 


Ahora, con la aprobación provisional de este proyecto de innovación educativa (PIIE 2020-2021), por parte de la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte de la Generalitat Valenciana, nuestro centro de Formación Profesional, la Escuela Profesional Xavier, dispondrá de fondos para llevar a cabo este proyecto gracias al compromiso y la implicación de buena parte del profesorado sensible a esta causa pero necesitado de recursos y motivación para llevarlo a buen puerto. 


Nuestro proyecto, titulado "Yo me libro [en FP]", es ambicioso pero busca ser realista con las dificultades que seguro se presentan. En las siguientes líneas os dejamos con algunos extractos seleccionados del proyecto presentado que resumen el contexto en el que lo vamos a implementar, al igual que la planificación que lo acompaña. Os iremos contando...

El título de este proyecto hace referencia a la necesidad de “librarse” (permítasenos el neologismo) en el sentido de buscar ese libro con el que te puedes evadir, conocer otros paisajes y personajes, empatizar con ellos y crecer personal y profesionalmente con su lectura”. Librar, como disfrutar de un descanso merecido a través de la lectura; librar como una evasión ante las contrariedades y preocupaciones diarias. Librarse de (casi) todo gracias a los libros que otros escriben, otros más nos recomiendan y que nos atrapan al mismo tiempo.

Los jóvenes con estudios secundarios, según investigaciones recientes, leen libros con mucha menor frecuencia que los jóvenes con estudios superiores: un 59,5% de los jóvenes con estudios secundarios leen en su tiempo libre, comparado con un 83,3% de los universitarios. Mientras que por razón de trabajo o estudios, solo un 27,1% de la población con estudios secundarios lee libros, frente a un 42,4% de aquellos con estudios universitarios. Asimismo, a partir de los 18 años, la edad mayoritaria de nuestros alumnos en los ciclos formativos de grado medio y superior, un 38,7% se consideran no lectores. Por ello, contemplamos este proyecto transversal que pretende abarcar los diferentes ciclos formativos de grado medio (Actividades Comerciales, Cuidados Auxiliares de Enfermería, Gestión Administrativa, Farmacia y Parafarmacia) y grado superior (Administración y Finanzas, Animación Sociocultural y Turística, Comercio Internacional, Dietética).

En nuestro contexto, la Formación Profesional, los currículos oficiales no contemplan de un modo transversal el fomento a la lectura ni un trabajo específicos de la competencia lectora como esa habilidad del ser humano que puede ser valiosa en la sociedad que le rodea. Sabiendo además que esta competencia es fundamental para mejorar las perspectivas de empleo y el desarrollo personal de nuestros alumnos y alumnas. La competencia lectora requiere: “saber acceder a la información y seleccionarla de acuerdo con determinados objetivos de lectura, saber interpretar los textos interactuando con ellos a partir de los propios conocimientos e intenciones o ser capaces de reflexionar sobre lo que se lee para actuar en diversos ámbitos sociales”

Los sectores que podrían ganar peso a raíz de la pandemia demandan, en términos relativos, más habilidades TIC, de lectura, de escritura y numéricas. Es decir, que la competencia lectora, es una habilidad importante para la empleabilidad de las ramas profesionales con mayor crecimiento de empleo en el futuro tras la el Covid-19.

Tal y como se refleja en el preámbulo de la LOMCE: “Las habilidades cognitivas, siendo imprescindibles, no son suficientes; es necesario adquirir desde edades tempranas competencias transversales, como el pensamiento crítico (...)”. Es necesario por tanto, para facilitar este pensamiento crítico, un fomento de la lectura desde todas las etapas educativas; incluyendo sin duda alguna a la Formación Profesional, que tiene entre sus finalidades la preparación para la actividad en un campo profesional y su desarrollo personal.

Por todo ello, consideramos vital que siga favoreciéndose el hábito lector entre nuestros jóvenes estudiantes, de modo que la escuela ofrezca la lectura como una alternativa a otras formas de ocio y sea considerada como un entretenimiento que nos ayuda a comprender el mundo, nos hace más tolerantes y nos proporciona cultura. En la actualidad, debemos considerar la amenaza, en nuestra sociedad democrática, del bombardeo constante de información que exige poca reflexión y un pensamiento menos profundo; la cultura digital ofrece innegables ventajas, pero sin buenos lectores, que procesen la información de un modo crítico y sabio, no educaremos ciudadanos reflexivos, compasivos y diversos.

Partimos de la necesidad de trabajar dos aspectos fundamentales en este proyecto de innovación. Por un lado, es necesaria una acción coordinada del profesorado para incluir la lectura de un modo formal en los proyectos de investigación que se llevan a cabo en el centro educativo desde los distintos ciclos formativos. Y, por otro lado, es necesaria una intervención en la biblioteca tanto en su espacio físico como en su concepción de un lugar que no es solo para el estudio y el trabajo de los módulos. Una biblioteca que debe contemplarse también de un modo virtual como un espacio en las redes desde donde generar contenido audiovisual o reseñas adecuadas a las necesidades de nuestros alumnos de Formación Profesional y contando con la participación de todo el profesorado en cada uno de los módulos que imparten.

Buscamos además, atendiendo al “efecto Mateo” según el cual el mejor lector cada vez sabe más y el peor cada vez menos, que el alumnado tenga más “probabilidades de poder avanzar y ponerse al día con los contenidos curriculares de un título eminentemente técnico y que requiere actualización constante.”

La intervención del proyecto pretende abarcar a todo el alumnado de nuestro centro educativo, receptor principal de nuestro objetivo de promoción de la lectura, así como implicar al profesorado para crear lectores y generar un cambio en la cultura lectora de los centros de Formación Profesional. Como afirman Lluch y Sánchez-García: “Estamos en un momento propicio para plantear proyectos innovadores de promoción de la lectura que superen las prácticas habituales y tradicionales.”

El proyecto “Yo me libro [en FP]” presenta un programa innovador para un centro de Formación Profesional que no pretende ser un Plan Lector del Centro (PLC) sino una estrategia coordinada desde cada una de las familias profesionales de la escuela, contando con el departamento de FOL, para fomentar la lectura como actividad con la que disfrutar a la vez que es un medio para aprender y complementar los contenidos curriculares de los módulos.

Para llevar a cabo este proyecto hemos contemplado la realización de las siguientes tareas a lo largo de todo el curso y que aquí enumero someramente:

tarea 1: Formación equipo "Yo me libro"
tarea 2: Selección títulos para cada ciclo formativo
tarea 3: Creación del blog colaborativo: me libro [en fp]
tarea 4: Evaluación inicial hábitos lectores del alumnado y percepciones del profesorado
tarea 5: lanzamiento oficial del proyecto
tarea 6: Uso de redes sociales para el proyecto
tarea 7: Repositorio online de los proyectos que incluyen libros
tarea 8: Ambientación literaria de la escuela
tarea 9: Rediseño de la biblioteca
tarea 10: Reconfiguración préstamo tabletas
tarea 11: Formación del profesorado
tarea 12: Lectura y emprendimiento
tarea 13: Visitas lectoras
tarea 14: Punto promoción lectora
tarea 15: Encuentros literarios
tarea 16: Recital y concurso booktubers
tarea 17: Actualización fondo literario
tarea 18: Motivación del profesorado: lecturas al aire libre
tarea 19: Talleres de animación lectora
tarea 20: Bibliotecarios asistentes

 

YO ME LIBRO EN FP

photo credit: canonsnapper Book-Bound via photopin (license)

TENGO ALGO QUE CONTAROS

jueves, 10 de septiembre de 2020
Hacía tiempo que no reseñaba un libro en este blog. También, desde antes del verano, no me había puesto cara a la pantalla a escribir; tal vez no encontraba nada a destacar (educativamente hablando) y el agotamiento al terminar julio tampoco ayudó mucho a ponerme manos a la obra.
Me preocupa reseñar este libro de Bea Galán, profesora de secundaria en Barcelona (entre otras muchas cosas), y no hacer justicia a todo lo que expresa como docente y tutora de esos alumnos que, como otros muchos, pasaron semanas confinados en sus casas, solos y ante una pantalla, con panoramas bien diferentes en cada familia en una edad compleja por muchos motivos.

En "Tengo algo que contaros" Bea Galán relata y remarca con mucho acierto y sensibilidad aquellos puntos claves que considera vitales para la educación de sus jóvenes alumnos. En un formato epistolar les exhorta hacia el inconformismo, la humildad, la lectura y la bondad. Combina perfectamente sus observaciones personales con su sentir hacia la docencia. Distingue la tarea educadora como una invitación permanentemente dirigida a que el alumno piense y tenga curiosidad; siempre desde la escucha y observación atenta a cada uno de ellos.

Se adivina entre sus líneas que Bea Galán es una profesora especial, sensible y sensata. Una profesora que seguro disfrutan sus alumnos; con la que aprenden desde la exigencia y los valores que transmite. Sus palabras destellan, sin pretenderlo, su buen hacer. Con este libro te hace meditar sobre la razón de ser de nuestra profesión; lo importante que es la preparación de una primera clase, la empatía sin caer en lo banal, el trabajo docente en equipo, el sinsentido de la queja permanente y el mal carácter, o el disfrute de la enseñanza como un medio de vida exigente pero agradecido.

Me quedo también con su percepción (o más bien constatación) de que la juventud actual no es en absoluto peor que la de nuestra generación o la de hace un siglo. Como padres y docentes somos testigos de ese excesivo protagonismo sin exigencia que muchos chavales disfrutan desde bien pequeños; y ahí, en este inexcusable escenario, está esa labor educadora que puede transformar personas o pasar a ser una simple anécdota en sus vidas.

El único fallo que veo a este libro es su extensión: me he quedado con ganas de más. Finalizo con este párrafo dirigido a esos adolescentes de 3º de la ESO que seguro se asemejan a cualquier otro de FP básica o Grado Medio que tenemos en nuestras aulas.
Escuchadme, por favor: no vayáis nunca a mínimos. No os conforméis. Estoy absolutamente convencida de que existe una línea que une la bondad, la belleza y la inteligencia. Es una línea fina pero irrompible. No la subestiméis. Sed ambiciosos y exigentes, pero no con arrogancia, sino con humildad. Hay que ser muy humilde para darlo todo, y hay que ser muy valiente para darse a los demás.
Leedlo sin falta. 

DIGITALIZACIÓN Y LECTURA EN FP

domingo, 12 de abril de 2020
Seguimos recluidos, con el curso avanzando a rastras y simulando las dinámicas que acostumbramos a llevar en el aula. Tratamos de compensar nuestra ausencia con tareas digitales o analógicas que replican nuestro modo de enseñar y la frustrada relación que ahora tenemos con los alumnos. Nos persiguen, abruman, motivan, frustran y maravillan todas esas aplicaciones digitales que ahora entendemos mejor como un medio de productividad personal, creatividad y un eficaz instrumento para comunicarnos no solo con los que sentimos más cercanos.

Antes de esta alerta sanitaria ya sabíamos de la importancia de la digitalización en el mundo del trabajo y la necesidad de muchas empresas, y de la formación profesional por ende, que buscan actualizar sus técnicas en un mundo cambiante y abierto a nuevas posibilidades en cualquier etapa de sus procesos de producción o prestación de servicios. La FP, a diferencia de otras etapas educativas, debe acompasar al instante su evolución a las novedades que se producen en cada sector profesional. No podemos obviar los avances tecnológicos ni cualquier otro adelanto que suponga una mejora de las competencias profesionales de los futuros técnicos y técnicas.

Esta nueva crisis puede que haga caer del árbol a más de uno. Quizás veamos ahora el uso de las aplicaciones informáticas o de las redes como herramientas imprescindibles independientemente del módulo o ciclo formativo donde ejerzas. Puede que finalmente contemplemos todos a Internet y al conocimiento que se comparte en las redes como el ecosistema ideal donde seguir aprendiendo y colaborando en aras de una mejora personal y profesional tanto de los alumnos como del profesorado. Todo ello sin obviar el informe PISA de 2015, "Students, Computers and Learning", que no encontraba una mejora apreciable de la lectura, las matemáticas o las ciencias, en los alumnos de aquellos países que habían invertido fuertemente en TIC para educación.

lecturas fp digitalización
Tal vez también estamos (re)aprendiendo sobre la importancia que tiene la comprensión lectora y la expresión escrita de nuestros alumnos que se encuentran solos, en casa, ante textos, cuestionarios y problemas que deben resolver sin la ayuda del compañero o docente habitual. Tal vez seamos más conscientes de lo útil que resulta trabajar tus propios recursos digitales más allá del libro de texto de turno. Puede que incluso dejemos de echar la culpa, de esa falta de expresión escrita y comprensión lectora, a los docentes de etapas previas si todos, desde nuestra parcela (también las familias) damos la misma importancia a los libros y no solo a los dispositivos digitales, idiomas o campos de deporte.

Leer, leer y leer. Todo pasa, incluso aquellas aplicaciones digitales más sencillas, por el acto de la lectura. Ser ágil leyendo y comprender correctamente un texto es una habilidad que repercute sin duda en el aprendizaje autónomo del alumno. ¿Cuánto leemos en el aula más allá de los libros de texto o las fotocopias técnicas del profesorado? ¿Cuántos libros recomendamos durante el curso? ¿Cuántas visitas a las bibliotecas físicas o virtuales programamos cada años? ¿Cuántos planes lectores se llevan a cabo en los centros de Formación Profesional? ¿En qué estado se encuentran las bibliotecas escolares de FP y que visión tenemos sobre ellas?

Mantener la vista en los cambios que se producen en la economía y en las empresas, es inherente en una formación de calidad. Estar atentos a las tendencias es también exigible a los formadores y a una Administración obligada a facilitar los medios para que ese conocimiento actualizado sea permeable en todos los integrantes de la comunidad educativa. Estas ansias de futuro no pueden obviar otras competencias igual de importantes: procesar críticamente la información; ser ciudadanos reflexivos y compasivos.

Como apunta Maryanne Wolf en su último libro, "Lector, vuelve a casa": "Si nosotros, en el siglo XXI, queremos preservar una conciencia colectiva vital, debemos asegurarnos de que todos los miembros de nuestra sociedad puedan leer y escribir bien y en profundidad. Fracasaremos como sociedad si no educamos a nuestros niños y reeducamos a nuestra ciudadanía en la responsabilidad de cada ciudadano de procesar la información de manera vigilante, crítica y sabia a través de los distintos medios de información. Y fracasaremos como sociedad, como lo hicieron las sociedades del siglo XX, si no reconocemos y asumimos la capacidad de razonamiento reflexivo de aquellos que no están de acuerdo con nosotros." La autora, sostiene que la cultura digital ya está provocando cambios en el cerebro lector; aprender a combinar una la lectura rápida digital en tareas que requieren agilidad con una lectura reflexiva y profunda, principalmente en papel, es un reto al que nos enfrentamos como educadores.

No puedo estar más de acuerdo con Felipe Zayas, en "Leer en el centro escolar: El plan de lectura":  "todos los profesores, sean de la asignatura que sean, han de incluir la lectura y la escritura en sus actividades de enseñanza, (...) es decir, no para enseñar a leer y a escribir, sino para guiar a sus alumnos en la construcción de determinados conocimientos, para que se apropien del lenguaje y de las formas discursivas características de estas áreas del saber." Es posible, y deseable, introducir lecturas en cada uno de los módulos de nuestra docencia, así como la escritura a través de blogs, portafolios, proyectos digitales, etc. Leer y escribir son tareas que requieren un esfuerzo intelectual y la adquisición de unas competencias que seguro serán útiles al alumno en su desempeño profesional.

No malgastemos la coyuntura actual, con una formación digital forzosa, fomentando un aprendizaje superficial y ligero; contemplemos la reflexión y la lectura en nuestra práctica docente como un elemento cardinal de la enseñanza. También ahora desde casa.

photo credit: P. Marioné lire derrière la fenêtre via photopin (license)

LA MAYOR Y MEJOR INNOVACIÓN EDUCATIVA

martes, 12 de noviembre de 2019
Si navegas y buscas por Internet qué tendencias sigue la innovación educativa actual, seguro que acabas tropezando con términos relacionados con la flexiblidad, la adaptación a los vertiginosos cambios, el aprender a aprender, la inteligencia emocional y las soft skills, el emprendimiento o ese estar preparado para unos empleos que aún no existen.

Por no hablar de la digitalización, la robótica, la inteligencia artificial y toda esa revolución tecnológica que nos acecha desde hace años y parece que vaya a devorarnos de un momento a otro. Aunque lo dudo. En el sector educativo hemos demostrado, para bien y para mal, ser duros de pelar. Los que nos dedicamos a la Formación Profesional sabemos algo al respecto, pero también somos conscientes que no podemos ser todo lo veloces que deseamos por factores ajenos a nuestra voluntad: formación a medida y en un entorno real, horas disponibles, disparidad de niveles y necesidades entre el profesorado o una planificación estratégica que alcance a todo el claustro.

En cualquier caso, seguimos sin dar la debida importancia, excepto en puntuales casos, a la lectura y a las competencias comunicativas (escuchar, hablar y conversar, leer y escribir) que esta ayuda a desarrollar, así como a las habilidades relacionadas con el pensamiento crítico y la autonomía que dicha competencia lectora facilita al alumno. Porque, ¿cuántos alumnos dominan la lengua oral y escrita a la finalización de la Educación Secundaria Obligatoria?


Algo debemos estar haciendo mal cuando lo más vendible, cara a las familias, son las competencias digitales y el uso intensivo de dispositivos como una herramienta diferencial de los centros en su oferta formativa; mucho más vendible que la competencia más básica y fundamental de todas: la competencia lectora. Por no hablar de la falta que hace que los chavales se enamoren de la lectura; que la tengan siempre a mano como un recurso frente al tedio, la monotonía diaria, la incultura o el sinfín de vanas ocupaciones que atiborran nuestras hiperconectadas vidas. Que lean no solo para saber más sino para entender su mundo, para evadirse, soñar o afrontar los problemas, para relacionarse de un modo distinto con conocidos y extraños. Para lo que sea.

La mayor innovación educativa tal vez sea hoy día en conseguir que se respiren libros, lecturas, obras, personajes, recitales... donde el negro sobre blanco, la literatura, sea el cimiento de esa escuela innovadora y transformadora que precisamos. Tal vez debamos comenzar esta innovación desde el profesorado, de abajo hacia arriba y horizontalmente, demandando planes, presupuestos y tiempo para llevar a cabo acciones en esta dirección. Y mucha, mucha formación del profesorado encaminada a innovar con la lectura.

Y si tu jefa, colega, gobernante o cualquier otro te rebate la vital importancia de la lectura en el entorno escolar, aquí te dejo con estos seis (científicos) motivos por los que es bueno leer. El sexto puede ser incluso decisivo en el rumbo que tome tu(su) vida...

Gracias por leerme.

photo credit: janwillemsen kinderbibliotheek a 1935 via photopin (license)

INNOVACIÓN Y FOMENTO DE LA LECTURA EN FP

miércoles, 18 de enero de 2017
Los planes lectores en los centros de formación profesional o la innovación en relación a la competencia lectora de los alumnos de FP es algo inaudito en el panorama educativo actual. Todos tenemos clara la importancia de la comprensión verbal y escrita de los estudiantes y futuros trabajadores, así como de la necesidad de seguir ahondando en la competencia lectora de unos alumnos que se enfrentan a un contexto laboral cada vez más complejo.

INNOVACIÓN Y FOMENTO LECTURA EN FORMACIÓN PROFESIONALPese a que supongamos cierta competencia lectora en los alumnos que acceden a un ciclo de grado medio -con un nivel mínimo del graduado en ESO- o de los que acceden a un ciclo de grado superior, no estaría de más incluir en cada titulación acciones dirigidas a la mejora de la competencia lingüística y la promoción de la lectura y escritura. 

El hábito lector de los alumnos de FP suele ser muy variopinto, y muy en sintonía con los datos del CIS (Centro de Investigación Sociológica) según los cuales el 39,4% de los españoles no abrió ni un solo libro en 2015. Muchos jóvenes, más interesados en otras formas de ocio, con cierta adicción a la tecnología y que gustan del consumo rápido de contenidos, han perdido el interés por los libros pese a haber sido lectores frecuentes durante la infancia o preadolescencia.

Afortunadamente, se puede hacer mucho desde todas las etapas educativas, pese al desinterés y falta de planes de lectura ambiciosos en la última reforma educativa: (...) la LOMCE, que supuestamente pretende dar respuesta a las exigencias de la OCDE [Fernández-González 2015], no marca ninguna diferencia trascendental respecto al marco creado en la LOE; es necesario acudir a su desarrollo en decretos y órdenes para encontrar alguna referencia destacable, aunque no siempre podamos valorarla positivamente. (...) la lectura comparte espacio con cuestiones tan dispares como el emprendimiento, la educación cívica o, más adelante, la dieta equilibrada (...) (F. Trujillo. "La lectura en España. Informe 2017"

A nivel de la Formación Profesional, donde la finalidad principal de los estudios está en mejorar la empleabilidad del alumno gracias a su cualificación profesional, no podemos olvidar que la lectura es una destreza que ayuda en la inserción y progreso laboral de cualquier titulado técnico o técnico superior. Es necesario por tanto reflexionar sobre las posibilidades que están a nuestro alcance y comenzar a plantearse actuaciones dentro del currículo de un modo transversal, a nivel de módulos y/o a través de planes estratégicos en los centros de FP.

Dada la inexistente o escasa experiencia de fomento de la lectura en las escuelas de formación profesional, sería interesante analizar los diferentes proyectos que, en otros niveles educativos se están desarrollando con este fin. Unas experiencias que pasan por la transformación y revitalización de las bibliotecas escolares o a través de proyectos de aula o colaborativos que podemos encontrar por la red gracias a las iniciativas de muchos docentes.

En mi opinión, el fomento de la lectura en la Formación Profesional pasa primero por la  sensibilización del alumno, no sólo a través de campañas puntuales, si no a través de una tarea conjunta del profesorado que promueva iniciativas y actividades relacionadas con la lectura. Introducir momentos espacios para la lectura en silencio, trabajar la escritura a través de blogs o sitios web, compartir lecturas en clase o mediante las redes sociales, recomendar libros y ofrecer lecturas voluntarias donde el alumno pueda seleccionar sus temáticas favoritas; siempre desde la no obligatoriedad y tratando la lectura como un placer que redunda además en su aprendizaje y crecimiento personal. Respirar libros en la toda la escuela, y no sólo a nivel personal entre algunos docentes, podría ser un estimulo para el alumnado.

Una de las dificultades que nos encontramos los profesores de Formación Profesional está en encontrar libros interesantes para el alumno y recomendables por su contenido relacionado con el ciclo o familia profesional. Aún así, la oferta actual de novelas, ensayos, biografías, cuentos...  ya sea en formato de bolsillo (más económico) o en su versión digital, es lo suficientemente amplia; o en su defecto, también podemos recomendar libros con contenidos transversales que pueden servir de acicate a la lectura y reflexión personal. En este sentido sería también valioso emprender iniciativas donde el profesorado de FP pueda compartir los títulos que más han gustado a sus alumnos o algún espacio donde se puedan escuchar o leer los comentarios personales a los mismos.

Interesantísima la iniciativa de Diego Bernal de "Libros por un tubo" donde entrelaza libros, reseñas y redes sociales.  Una propuesta que, acertadamente a mi parecer, combina muy bien el placer de la lectura con los medios donde el alumno se siente más cómodo. En mi experiencia personal, donde suelo recomendar la lectura de al menos un par de libros, los alumnos se muestran mayoritariamente satisfechos de haber podido seleccionar el título entre dos o más posibles, así como por haber retomado un hábito que, con la vorágine actual de vida, suelen relegar.

Y si queda alguien por convencer acerca de la importancia de la lectura, en la FP o en cualquier etapa, tenemos también argumentos científicos para ellos: "La lectura, además de mejorar la empatía y la comprensión de los demás, es uno de los mejores ejercicios posibles para mantener en forma el cerebro y las capacidades mentales." Sólo faltaría que leer libros se pusiera de moda, que los Cristianos o Messis de turno salieran de los entrenamientos con un libro en la mano, que el Clash of Clans fuera una aplicación donde competir por la lectura de novelas, que las tablets o el bilingüismo sólo se concibieran como un mero complemento a la literatura escolar o que hacerse un selfie en el espejo junto al libro favorito se convirtiera en tendencia en Instagram.

P.D. Si eres profesor/a de FP te animo a utilizar la etiqueta #lecturaFP en tus redes sociales para recomendar títulos de lecturas destinados a alumnos de Formación Profesional en tu familia profesional o para cualquier ciclo formativo:
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LA BIBLIOTECA ESCOLAR IDEAL

lunes, 18 de abril de 2016
Mi biblioteca ideal en un centro educativo es aquella que respire vida, donde se sienta un trasiego constante de chavales, que sea uno de los lugares centrales de la escuela. La biblioteca no puede ser un mero espacio de preparación de exámenes, consulta de Internet o, peor aún, un lugar donde cumplir alguna medida disciplinaria.

No soy experto en planes de fomento de la lectura, pero me cuesta entender aquellos centros donde la biblioteca escolar sigue anclada al siglo XIX, no por sus enciclopedias bien ordenadas, sino por su organización del espacio, mobiliario poco confortable, decoración antidiluviana, dimensiones reducidas u horarios intempestivos.

No debiéramos considerar la biblioteca únicamente como un espacio de silencio y estudio, a menudo utilizado para el trabajo personal del bibliotecario/a de turno. La biblioteca debe concebirse como un espacio donde, desde bien pequeños, los alumnos puedan elegir libremente sus libros gracias a un carnet de diseño magnífico y por supuesto gratuito. Un carnet con el que tengan acceso a libros actuales y de cualquier género, así como a aquellos ejemplares clásico que les recomienden docentes, amigos o familia.

La biblioteca debe ser visitada y vivida con cierta frecuencia también durante las clases, para que aquellos más remolones o con menos ambiente lector en casa puedan conocer lo que se esconde detrás de un buen libro -¡cómics y tebeos inclusive!-. Porque la biblioteca no puede ser sólo recordada durante la semana del día del libro o pensada como una actividad puntual más del centro escolar. La competencia lectora es básica para conformar el aprendizaje futuro y afrontar con mejores garantías las sucesivas etapas educativas, y las bibliotecas escolares o públicas son buenas aliadas.

Seguro que todos coincidimos que una biblioteca necesita un buen mobiliario; butacas, sofás o alfombras para leer en el suelo, estantes donde destacar novedades o una iluminación adecuada y natural. La biblioteca no puede estar reñida con los dispositivos digitales, también podría ofrecer libros electrónicos, pero el papel y la ausencia de ruidos debieran ser una norma. En este tablero hay buenos ejemplos al respecto.

Que los alumnos comenten libros de forma libre, que utilicen sus redes sociales para recomendar lecturas, que intercambien sus propios ejemplares o que propongan al centro la compra de sus libros favoritos, también puede hacerse desde la biblioteca. Eso sí, una buena biblioteca también debiera ser un punto de encuentro donde sea participe todo el profesorado, no sólo el emplazamiento de las "ratas de biblioteca" o los profesores de Lenguas, sino donde cualquier docente colabore y proponga acciones en pro de la lectura como un placer más.  No dejes de visitar el blog de Salva Barrientos y sus artículos sobre animación lectora o lectoescritura.

Por suerte hay muchos "locos" docentes que se empeñan en que sus alumnos disfruten de la lectura sin obligar a leer y rellenar soporíferas fichas. Podemos encontrar profesores motivados que montan sus blogs o fomentan los booktubers, o están siempre ideando algo relacionado con los libros empeñados en el aprovechamiento de la biblioteca de su aula o de la escuela. Pero debiera ser el equipo directivo del centro el responsable primero en diseñar, junto a los docentes, un ambicioso plan lector donde la biblioteca sea el corazón de la escuela.

¡Ah! Por cierto, en FP también leemos... :-)

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